José Massip, reconocido cineasta cubano falleció este sábado en La Habana. En 2012 recibió el Premio Nacional de Cine, un año antes, la realizadora Mayra Álvarez estrenara el documental Los mundos de Massip.
Con una sólida formación académica como filósofo, filólogo y sociólogo, perteneció a la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, junto a Alfredo Guevara, Tomás Gutiérrez Alea y Julio García-Espinosa, con quienes produjo el documental El Mégano. “Fui el editor de la revista que teníamos, pero nuestra sociedad fue mucho más que una revista”, según declarara a esta reportera hace unos años: “En Nuestro Tiempo comenzó nuestra obra artística y revolucionaria, se sembró la semilla de lo que luego fuimos cada uno de nosotros”.
Un poco después fundaría junto a sus amigos el ICAIC, el 24 de marzo de 1959, al que calificó también en aquella conversación “como una gran hazaña cultural desde sus inicios hasta nuestros días, por el desafío que siempre supuso de hacer un cine diferente, el llamado cine revolucionario, luego Nuevo Cine Cubano, en una pequeña Isla del Caribe con determinados valores éticos, estéticos y sobretodo políticos.”
Las páginas del diario de José Martí fue otra de las grandes obras de este artista, a quien amó profundamente, “Martí para mí fue toda una vocación, me acerqué a su grandeza primero desde el cine y nunca más he dejado de investigar su legado, lo aprecié antes de conocerlo profundamente y mientras más lo conozco más le admiro”.
Fue el primer presidente de la Asociación de Cine Radio y Televisión de la UNEAC. Sobre ese cargo que desempeñó durante varios años, expresó. “Fue una gran responsabilidad estar en frente de esa sección, pues era la más polémica de aquel momento, no tanto por el cine, sino por la televisión y la radio. En un inicio estaban a autorizados a pertenecer a la UNEAC solo los escritores, compositores, pintores, músicos y hasta cineastas, pero no los artistas televisivos y radiales lo que se solucionó en el segundo Congreso. Imagínate lo complicado que resultaba.”
José Massip tenía 88 años al morir, un hombre que le tomaba el pulso a la historia, del mismo modo que dibujaba los rasgos de la épica para resaltar el universo interior de aquellos hombres que protagonizaron nuestras gestas independentistas.
Muy humilde, como su paradigma martiano, a Massip le costaba hablar de sí mismo, solo decía que fue la poesía lo que le condujo a toda su creación.
Massip llevaba más de dos décadas sin filmar, En aquella ocasión le pregunté si añoraba sus tiempos de cineastas. Y me respondió que entendía el arte como uno solo y eran otras sus grandes pasiones en esos momentos: su labor pedagógica en la Cátedra de Estética en el ISA y sus investigaciones sobre la vida y obra del apóstol. Dedicó toda su vida a la cultura cubana y a la formación de los jóvenes. Siempre nos aconsejó que “soñáramos mucho para que alimentáramos nuestra imaginación, que era lo que más diferencia a los humanos de las piedras”.
Sé que le hubiera gustado otra oportunidad detrás de las cámaras. Nos queda su obra para admirarlo por siempre.