Una copia restaurada del filme La muerte de un burócrata (1966), de Tomás Gutiérrez Alea “Titón”, fue exhibida en la edición 76 del Festival Internacional de Cine de Venecia, que se celebra hasta el próximo 7 de septiembre.
La cinta, restaurada por el ICAIC con la colaboración de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, fue proyectada en la sección en la sección Venice Classics. Las palabras de presentación estuvieron a cargo del director de la Cinemateca de Cuba, el investigador Luciano Castillo.
Castillo señaló que La muerte de un burócrata, uno de los clásicos del cine cubano, “parece haber sido filmada hoy mismo y sitúa en el centro de atención a la burocracia, ese arte de convertir lo fácil en difícil por medio de lo inútil”.
El especialista destacó en el filme el “humor negrísimo, presente desde los créditos” que “desborda estas peripecias tragicómicas, con guiños cinéfilos y secuencias de gran brillantez”.
“El realizador apela a la imaginería acumulada por el séptimo arte: desde el cine de animación a las pesadillas buñuelianas del protagonista (interpretado con convicción por Salvador Wood, recientemente fallecido”, agregó Castillo en un comunicado enviado a la prensa.
El especialista hizo énfasis en el significado de esta obra en la filmografía de Gutiérrez Alea, el cineasta más influyente en la historia del cine cubano.
“Para él La muerte de un burócrata, su cuarto largometraje, era menor, sin grandes pretensiones, en el que logró todo lo que se propuso. La realidad, como siempre ocurre, superó a la ficción. Pretendía abordar los conflictos burocráticos que conducían a un ciudadano común a un violento estallido”, reflexionó Castillo.
El filme narra las peripecias kafkianas padecidas por una viuda y su sobrino para rescatar el carnet laboral del esposo fallecido. Durante ese proceso se enfrentan a un muro infranqueable de funcionarios que le impiden la recuperación del documento.
La muerte de un burócrata fue estrenada en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, donde obtuvo el Premio Especial del Jurado. Cuando se exhibió por primera vez en los cines cubanos en 1966 alcanzó favorables críticas de prestigiosos periodistas y especialistas, que coincidieron en la agudeza y la maestría de “Titón”.
Alea, recuerda Castillo, “tenía la posibilidad y el ánimo de satirizar con saña a la burocracia, de la que todos alguna que otra vez hemos sido víctimas. La viuda y el sobrino de aquel ‘Miguel Ángel de los humildes’, que muere en un accidente de trabajo, tropiezan con innumerables obstáculos hasta enfrentar al burócrata administrador del cementerio, negado a aceptar el cadáver sin una orden de exhumación”.
Tomás Gutiérrez Alea, fallecido en1996 legó una obra fundamental para entender la sociedad cubana y la historia más reciente del país, plasmada en otras cintas memorables como Memorias del Subdesarrollo, Una pelea cubana contra los demonios, La última cena, Los sobrevivientes y Fresa y Chocolate.
Para mi, la mejor pelicula verdaderamente cubana de todos los tiempos.