Todo comenzó en Cuba. Para la salsa y para Indestructible, el documental que es también un disco y que narra el viaje de Diego El Cigala de la mano de una música que ha hecho bailar a medio mundo.
La suya fue una travesía artística y también íntima, emotiva. Como antes hizo con el bolero y el tango, y sin dejar de ser flamenco –bien flamenco, enfatiza– el cantaor madrileño se embarcó en una aventura musical que lo llevó de La Habana a Puerto Rico, de Nueva York a Miami, hasta finalizar en Colombia, y que lo puso cantar junto a leyendas de la salsa.
Fueron dos años “de muchos llantos, de muchas emociones” dijo El Cigala a OnCuba.
“Todo se mezcló, se empezó a liar la madeja, sin ponerle riendas. Fue emoción tras emoción”, comentó este lunes en La Habana, a donde viajó para estrenar el documental, dirigido por el español David Pareja, en el 39 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Indestructible. El alma de la salsa es un homenaje doble. Por un lado a la música, a figuras y grupos como Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, la Fania All Stars, los Muñequitos de Matanzas, Oscar D’León, Gonzalo Rubalcaba… en momentos en que el género no tiene la popularidad de hace algunos años.
Aun así, reconoce El Cigala, “a mí a cada rato me hacía descubrir cosas nuevas y musicalmente fue un aprendizaje total. Ha sido un proyecto largo, laborioso, en el que no he parado de gozar y de aprender.”
Por otro lado, fue también un homenaje desde el dolor. El documental y el disco saldan una deuda de Diego con su esposa Amparo Fernández, ya fallecida, quien lo impulsó a lanzarse a este viaje y no pudo verlo realizado.
Por ella, dice El Cigala, “valió la pena seguir adelante”.
Indestructible, irrepetible
Salido al mercado a finales de 2016 bajo el sello de la Sony Music, Indestructible –el disco– incluye temas como “El ratón”, de Cheo Feliciano; “Juanito Alimaña”, de Héctor Lavoe; “El paso de Encarnación”, en el que El Cigala canta con Oscar D’León; y el que da título al fonograma, de Ray Barreto.
Recién nominado al Grammy anglosajón en la categoría de mejor álbum latino y tropical, el disco dio pie al documental de Pareja y donde la salsa muestra al mundo sus raíces y su vitalidad.
Para El Cigala, quien desde hace varios años reside en República Dominicana, “la salsa nunca va a morir porque es una música muy de verdad, muy del pueblo, muy de corazón”.
Ese espíritu marca los 78 minutos de un filme que recién comienza su recorrido internacional pero que ya exhibe ocho nominaciones a los próximos premios Goya, entre ellas la de mejor película.
“El documental se llama Indestructible, pero bien podría llamarse Irrepetible. Será muy difícil volver a juntar a tanta estrella de la salsa”, comentó el músico.
En el Salón Taganana del Hotel Nacional de Cuba, El Cigala evocó lo emotivo que fue actuar con la Cali Big Band de José Aguirre, con los Muñequitos de Matanzas, con Gonzalo Rubalcaba, con los integrantes de la Fania All Stars…
“Esos viejitos son unos genios. Cantar con Roberto Roena, con Bobby Valentín, con Luis ‘Perico’ Ortiz, con Larry Harlow, con Jorge Santana, meterlos a todos en un estudio de grabación cuando ya no se veían las caras desde hace muchos años, todavía me parece increíble. Yo miraba para un lado y para el otro cuando estábamos grabando, y no me lo creía. Pensaba: “Dios bendito, ¡¿está pasando esto de verdad?!
“Saber que me dieron su beneplácito y me dijeron: ‘Diego, vas bien encamina’o’ fue la mayor recompensa que podía escuchar.”
Cuba: origen y destino
El Cigala tiene en Cuba un asidero sentimental. No solo por la música sino también por los afectos nacidos en esa comunión.
“Yo quiero muchísimo a Cuba –asegura. Desde hace muchos años, cuando grabé el disco Lágrimas Negras, con mi querido Bebo Valdés, empecé a llegar a La Habana y conocí a grandes como Rubalcaba padre, como Tata Güines, como Changuito, músicos de estirpe de los que aprendí mucho.”
Junto a Bebo, primero, y Omara Portuondo después, ha girado por los escenarios del mundo, con el bolero como estandarte, pero de vez en vez llega hasta la Isla a renovar un vínculo que siente ya en la sangre.
“Me emociona salir a la calle en La Habana y que me pare la gente para decirme cuánto me quieren y quieren mi música. Es algo que no se puede describir”, dice.
Ahora, Indestructible es su nuevo salvoconducto.
Como evidencia, incluyó en el disco un homenaje explícito a Bebo Valdés. “Fiesta para Bebo” es el único tema inédito del álbum, en el que comparte protagonismo con los Muñequitos de Matanzas.
La rumba cubana es reivindicada por el español como uno de los primeros escalones de la salsa. “Todo el viaje empezó en Cuba”, afirma El Cigala.
“La salsa es de Latinoamérica, pero en cada lugar tiene sus diferencias. Este país es más de soneros, de trovadores, de rumberos, y aunque yo no los definiría exactamente como salseros, al juntar todo eso sale un cóctel magnífico”, opina.
Su punto de vista es la del propio documental. David Pareja, quien como Diego tiene su propia historia cubana –estudió en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños– lo confirma:
“La idea que defendemos en Indestructible es que la salsa al fin y al cabo es música cubana, aunque después los puertorriqueños en Nueva York la hacen suya, la renuevan y acuñan el término salsa. Luego la música viajaría a otros países como Colombia donde tiene mucha fuerza actualmente, pero la base es la música cubana. No es otra cosa.”
El estreno del filme en La Habana, este domingo a sala llena en el cine La Rampa, cerró entonces el ciclo.
“Fue un viaje maravilloso y presentarlo en Cuba ha sido una gozada”, asegura Pareja.
A su lado, El Cigala asiente pensativo mientras bien bajo, casi en un susurro, comienza a tararear una canción cubana: “Lágrimas negras”.