Más dado a la ciencia ficción, un género casi inexplorado en el cine cubano, Miguel Coyula ha dado muestras de los riesgos que está dispuesto a correr -si de estilo se trata- en piezas como Cucarachas rojas (2004) y Memorias del desarrollo (2010).
Actualmente Coyula realiza su tercer largometraje, Corazón azul, cinta que se desarrolla en un futuro posible, distópico. “Me interesa especialmente la ciencia ficción: más que los efectos especiales, me gusta que las películas estén ancladas a momentos sociopolíticos de historia, que de alguna manera establezcan un diálogo con el presente. Es una manera de explorar una posible realidad”.
“Sin embargo, el cine de ciencia ficción político puede incurrir en el didactismo. Más allá de exponer una idea con frialdad intelectual, la película se concentra en una narración visceral donde la atmósfera y los sentimientos toman protagonismo inmediato.”
En declaraciones exclusivas a OnCuba, Coyula, comentó que “la historia de la película toma como referente el boom de la ingeniería genética en Cuba, cuando se empieza a desarrollar un proyecto para crear al ‘hombre nuevo’. Se trata, más que de explotar un futuro posible, de recrear una realidad alternativa.”
“Corazón azul es una película que trata sobre la imposibilidad del individuo para escapar de su realidad, así como las secuelas de las revoluciones y su naturaleza violenta. También se dedica a explorar límites de la moralidad y las relaciones humanas, a través de una familia disfuncional.”
En medio de una sociedad distópica y decadente se cruzan los caminos de Tomás (Héctor Noas), su hijo David (Carlos J. Martínez), y la enigmática Elena (Lynn Cruz). La convivencia familiar se vuelve tensa cuando el padre decide llevar a la casa a la mujer y gradualmente David se fascina por Elena. Comienza así un triángulo donde las tensiones entre los tres personajes trascienden paralelamente al creciente caos nacional.
“Elena ha sido manipulada genéticamente, forma parte de un experimento que se realiza para construir un hombre perfecto, pero sale mal: los seres manipulados tienen trastornos psicológicos, en cada uno se manifiesta de distinta forma. Ella es muy sensible a las texturas, o sea, entra en unos transes o estados de ánimo en los que se va hacia un mundo interior”, adelantó Coyula, quien asume en Corazón azul, además de la dirección, el guion, la fotografía y la mezcla de sonido.
La película utilizará varios elementos de transmedia, donde la historia principal estará contada paralelamente en distintos formatos, que incluyen imágenes de ficción, comerciales, noticias y animación.
“A diferencia de mi anterior película, en la que sí emplee imágenes de archivos, en Corazón azul utilizo imágenes que pude realizar durante buena parte del recorrido que hice en los últimos dos años, para promocionar Memorias del desarrollo.”
“Las imágenes de Occupy Wall Street las hice en medio de las protestas de los indignados: llevé actores que se mezclaron en la multitud. Mi meta es enmarcar la narración de la película en un contexto global, comprometida con nuestro tiempo.”
“Siempre viajo con mi cámara a todas partes y esto me permite insertar cualquier elemento de la vida real en una situación de ficción. Todo esto sin ceder a la estética que se espera de un cine de guerrilla, donde la cámara en mano, y la suciedad se convierte en una excusa para todo. Pretendo utilizar todas las posibilidades del lenguaje. Convertir la cámara en una extensión del brazo, tener la misma libertad que un escritor o el pincel para un pintor, y sortear la menor cantidad de obstáculos para traducir una idea a la pantalla.”
Coyula espera terminar Corazón azul gracias a una novedosa manera de recaudar dinero: el crowfounding. A través de internet, los posibles contribuyentes acceden a los sitios especializados donde se promocionan las películas y estos aportan el dinero. De acuerdo con la experiencia del realizador, aspectos a tener en cuenta para alcanzar los montos solicitados son el gancho que tenga el proyecto, y por supuesto, la propaganda que se haga en medios de prensa durante la recaudación.
Buscando marcar la diferencia en este competitivo mercado, Coyula ha realizado los primeros cinco minutos del filme, “para dar a conocer la atmósfera y la idea de lo que será la película. Mucha gente, cuando busca dinero, hacen un trailer o un teaser de lo que será la película. Pienso que si vas a hacer un esfuerzo tan grande, es más conveniente que sea para hacer algo que finalmente utilizarás en la película.”
Esta es la primera ocasión que el realizador explota las posibilidades del crowfounding, a la vez que confiesa que desde la Isla es bastante complicado por los altos costos de la conexión a Internet, y la inexistencia de profesionales que trabajen a partir de esta herramienta.
“El problema del crowfounding es que debes trabajar con alguien especializado en el tema, y con acceso a Internet constante. También debes tener un publicista o agente de ventas que tenga contactos en medios de prensa importantes, y haga publicidad mientras estás aplicando en el crowfounding, de no ser así te quedas solo en el círculo de amigos. Desde Cuba se hace bastante difícil”.
Coyula espera terminar de filmar el largometraje a finales del 2013. Entre los grandes retos que tiene la producción están las complicadas secuencias de efectos especiales que requiere la película, donde el director simulará una realidad alternativa para La Habana. Luego le sigue la etapa de edición, donde el realizador tendrá a su cargo todos los efectos digitales, recortados y pantalla verde, para conformar el look y la atmósfera general de la cinta. “Un trabajo artesanal para suplir la ausencia de un presupuesto mayor”, según comenta.
“Si conseguimos el dinero, creo que en un año y medio la película puede estar lista. Esto también se puede modificar porque yo mismo edito, y estoy seguro que, al igual que en Memorias…, cambiaré algunas cosas del guion.”
“Es importante para el cine cubano lograr un modo de producción verdaderamente independiente, no solo desde el punto de vista económico, sino sobre todo en espíritu. Me refiero a poder contar historias que serían difíciles contar desde la industria. Y poder realizarlo con un equipo muy reducido. Esa es la meta de esta película: trabajar con un presupuesto pequeño que permita tomar riesgos a la hora de contar.”
Escrito por: Aylin Martín Pastrana
Fotos: cortesía del entrevistado