No se equivocó el musicólogo Leonardo Acosta cuando lo bautizó. Bobby Carcassés es el primero y último de los maestros de la Isla que más ha contribuido a la historia del jazz, entendiéndolo como género musical resultado de la búsqueda de un mundo interior.
Según la reconocida teoría descubierta por Carcassés y puesta en práctica por generaciones de músicos cubanos y del mundo, “cuando un jazzista improvisa y se crean las condiciones necesarias para el momento verdaderamente creativo, hace una especie de viaje fuera del ámbito físico en el que se encuentra y se conecta con la fuente de creación, que es de donde salen las grandes obras del arte. Por eso es que cuando un buen músico termina de interpretar un tema, pareciera llegar de otra dimensión”.
Relajación, entrega y máxima concentración son algunos de los ejercicios que recomienda el fundador del Festival Jazz Plaza de La Habana para lograr el éxtasis durante la improvisación ante el público. Los aportes del reconocido músico tienen una relación directa no solo con sus innovaciones rítmicas, sino también con sus experiencias espirituales como maestro de yoga, desde que se inició en este estilo nacido en los barrios de New Orleans, Estados Unidos.
“Más que género o música, el jazz significó para mí la filosofía de la libertad al improvisar. Me dio la oportunidad de proyectar mi mundo creativo interior. Mis aportes son resultado de la práctica del yoga como práctica de meditación al tocar”.
La formación del último Gurú del Jazz cubano fue clásica. En sus inicios interpretaba operetas y zarzuelas. Fue en el año 1956, cuando se integró al cuarteto de música popular dirigido por Bobby collazo (autor de La última noche), que descubrió el jazz. El baterista del cuarteto, Armando Zequeira, fue quien le mostró los primeros caminos.
Ya hacia 1958 el autor de temas tan reconocidos como Blues para Chano Pozo y Blues Guaguancó descubriría los grandes escenarios y espectáculos del jazz norteamericano en la ciudad de Nueva York; escucharía en vivo a grandes del género como el reconocido baterista estadounidense Buddy Rich; aprendería de bajo, swing americano y otros instrumentos y estilos.
Su experiencia en la cuna del jazz; sus posteriores viajes a Austria y a los países de la antigua Unión Soviética, entre otras naciones; su presencia en la banda Big Band de Armando Romeu que tocaba en Tropicana; su activa participación en la fundación del Teatro Musical de La Habana junto a grandes como el mexicano Alfonso Arau y los cubanos Leo Brower, Toni Taño, Chucho Valdés y Paquito de Rivera; le valieron para ser uno de los creadores del llamado jazz latino o afrocubano.
Según ha expresado Bobby al opinar sobre la calidad del jazz cubano actual, “el mero reconocimiento en los escenarios nacionales e internacionales de figuras jóvenes como Yasek Manzano, Michel Herrera, Gonzalo Rubalcaba, César López, Javier Gutiérrez y de grupos como Interativo; los Grammy Latinos entregados a Chucho Valdés; la reiterada participación de destacadas figuras del género en el Festival de Jazz…constituyen muestras más que suficientes al hablar del estado del arte del jazz en la Isla”.
En la actualidad Bobby Carcassés es profesor residente de la Universidad Estatal de Michigan (Michigan State University). Allí imparte conferencias y talleres, como en otras reconocidas universidades del mundo. Hace tan solo dos meses compartió escenario con los miembros del MSU Jazz Band, estudiantes de dicha academia, quienes lo acompañaron en la interpretación de varios de sus arreglos y temas durante el concierto.
Carcassés, quien también ha incursionado en el universo de la plástica, presentó en el Departamento de Arte y Humanidades (RCAH) de dicha institución una muestra de sus obras en tinta y acrílico, y conversó allí sobre la relación entre las artes plásticas y la música, así como de sus influencias de la cultura afrocubana.
El próximo viernes 8 de junio protagonizará una descarga en los jardines del teatro capitalino Mella que contará con la presencia de doce alumnos de jazz norteamericanos y de Roberto Carcassés, Michel Herrera y Calí Rodríguez.