Recién nombrado director del Royal Ballet de Birmingham (Reino Unido), cargo que asumirá en enero de 2020, el cubano Carlos Acosta ya tiene muchos planes para una compañía de prestigio que quiere acercar a la sociedad, implicar a la comunidad para que la acoja “como un proyecto necesario para ellos”.
Primero tendrá que ver en detalle cómo está la compañía inglesa para determinar “cómo puedo cambiar, ir hacia adelante, construir sobre lo que hay y traerla más a los tiempos modernos”, explica Acosta en una entrevista telefónica con Efe.
“Quiero darle espíritu comunitario, que ese palabra ‘Royal’, que muchas veces puede distanciar, que no se vea como algo distante, que la gente se dé cuenta de lo que significa hoy en día y del cambio que ha experimentado”, señala.
Al respecto, resalta el cambio que para el término y la monarquía inglesa ha supuesto la pareja del príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle, “más accesibles y menos distantes”.
Y eso es lo que quiere lograr con el Royal Ballet de Birmingham, que la sociedad se vea representada en esta prestigiosa compañía de danza, “que todo el mundo en la ciudad sepan que hay una compañía de primera clase” porque, añade, “sería una crimen que con esta compañía los ciudadanos no estén al tanto”.
Para lograrlo, quiere dar al ballet “un aire moderno, otro tipo de dirección”, algo en lo que empezará a trabajar de forma inmediata, compatibilizándolo con su tarea al frente de su compañía cubana, Acosta Danza, y de la Fundación Internacional de Ballet Carlos Acosta.
Carlos Acosta: sin la danza habría acabado de delincuente o en una balsa
“Mientras uno este joven y el teléfono suene, está bien”, dice entre risas reconociendo la laboriosa tarea que le espera por delante.
Pero es esencialmente optimista –“hay que disfrutar de cada momento”– y hasta asegura que descansa trabajando y que podrá compatibilizar todos los trabajos gracias al teléfono.
Aunque vive en el Reino Unido con su mujer y sus tres hijas, se instala cada año dos meses en Cuba y telefónicamente le informan con detalle de todo lo que pasa con sus proyectos en la Isla porque, asegura, es él quien toma cada una de las decisiones.
Además, resalta que cuando habló con los responsables del Royal Ballet de Birmingham les explicó su situación, su compañía, su fundación y estuvieron de acuerdo en que compatibilizara todo.
Dice que sus muchas tareas las puede realizar gracias a la gente de la que se rodea. “Al final es el equipo lo que cuenta. Uno puede tener una visión pero requiere de un buen equipo y también hay que delegar”, reflexiona el bailarín y coreógrafo.
Una dirección que le llega con 45 años y una larga carrera a sus espaldas, desde que empezó a aprender ballet en su Cuba natal, algo que pudo hacer pese a proceder de una familia sin recursos, debido a la política de su país.
“Uno de los logros más grandes que ha tenido la Revolución Cubana es que alguien como yo haya podido estudiar ballet”, afirma convencido Acosta, que considera un error que el arte no se vea como algo necesario y que se convierta en el principal perjudicado en situaciones de crisis.
“Cuando todo se torna oscuro y hay los problemas más grandes del mundo es cuando más hay que invertir en el arte, buscar una canción, ver una obra de teatro… Cuanto más dolor hay es cuando hay que recurrir al arte para recordarnos nuestra humanidad”, señala.
Es un problema que está empezando a notarse ahora en el Reino Unido con el “brexit”.
“Uno tiene que tratar de apelar a donantes, hacer muchas cosas para tratar de marcar la diferencia. Yo quiero marcar la diferencia, hacer algo con impacto a nivel social, pero eso depende de si tengo o no presupuesto”, reconoce.
Excelente este artículo de Acosta. Se puede o no estar de acuerdo con “el caso Cuba”, pero hay que reconocer que en una pequeña isla, pobre, llena de vicios y discriminación, gracias al gobierno de Fidel Castro muchos fueron salvados de no caer en esas trampas que la realidad imponía. Ejemplos hay muchos.
Uno de ellos Carlos Acosta.