En lo que va de año, Danza Contemporánea de Cuba (DCC) ha estrenado cinco piezas. Espectáculos que reúnen en los cuerpos de sus bailarines las creaciones de coreógrafos tremendamente opuestos que colocaron sobre los escenarios habaneros —movimientos y música mediante—, los fenómenos de la identidad cultural, las relaciones humanas y la emigración. Tangos cubanos, de Billy Cowie, Reversible, de Annabelle López Ochoa, Retorno, de Alexis Zanetti, El mercurio, de Julio César Iglesias y El Homo sapiens, de Norge Cedeño, se unirían a principios de año a Drama by Ibsen y El cristal, estrenados en 2014.
DCC regresa ahora con otro estreno. Se trata de Matria Etnocentra, del coreógrafo George Céspedes, quien dirige además la joven compañía Los Hijos del Director. La pieza completa la trilogía conformada además por las aplaudidas Mambo 3XXI e Identidad-1, ambas marcadas por la intención casi frenética de gritar desde las raíces lo que nos identifica como cubanos. A la manera de George, claro está.
Miguel Iglesias, director de la compañía, comentó a OnCuba que “el título del espectáculo parte del neologismo de patria femenino y la etnocracia, pues cada persona cree que su cultura es la mejor del mundo y realmente los cubanos somos un poquito así”, dijo.
El estreno, que vuelve con la música de Nacional Electrónica, con mezclas de música cubana, incluyendo los Van Van, se presenta junto a El cristal, de Julio César Iglesias, estrenada el pasado mes de agosto.
“Con ello estamos haciendo un mano a mano con dos de los mejores coreógrafos que tenemos hoy —aseguró Miguel Iglesias—, y no puedes poner una pieza de George o una de Julio sin que sea contestataria o polémica, porque de eso se trata, con dos estilos totalmente diferentes, casi en contraposición el uno con el otro, pero con una muy buena manera de hacer.”
Matria Etnocentra, usando la marcialidad como expresión corporal, aborda diferentes puntos de vista de las contradicciones entre lo social, lo grupal y lo individual:
“Yo lo califico casi como un ‘ejército gozón’ porque esa marcialidad se muestra con la caringa, por ejemplo, o el son y la conga. Refleja la cubanía como medio, que es algo que tienes tatuado no en la piel, en el corazón, en el cerebro. Es algo que aunque quieras no te lo puedes quitar”, agregó.
Las funciones -la primera tuvo lugar ayer jueves y la última será hoy viernes a las 8:30 p.m. en el Teatro Mella de La Habana-, se realizarán en el marco del Cubadisco 2015, evento que otorgara a la compañía un premio de honor en 2009.
Sobre los próximos proyectos de DCC, Miguel Iglesias informó a la revista que se estarán presentando en el Festival de Cali, Colombia, con El cristal, Carmen e Identidad-1, para luego comenzar un proceso de montaje con la coreógrafa catalana Àngels Margarit. Más tarde, en el mes de julio, la compañía partirá hacia Londres, para bailar junto a Carlos Acosta la suite de Tocororo en el Royal Opera House de la capital inglesa y la pieza La ecuación, también de George Céspedes.