Eme Alfonso está estrenando en sus redes sociales el DVD del concierto que ofreció el 21 de diciembre de 2018 en el teatro Mella. La artista recuerda aquella noche como una de las fechas más memorables de su carrera. “Había un fuerte aguacero, el agua llegó hasta la calle Línea, sin embargo el público no dejó de ir .Fue un concierto hermoso que no olvido”.
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Eme es ya una intérprete y compositora en plena madurez que ha sabido encontrarse dentro del destino, a veces incierto de su generación, y edificar una de las obras más interesantes, por su variedad de recursos sonoros e interés en la experimentación, de la música cubana contemporánea.
Eme encontró su propio rumbo explorando en los tejidos del jazz, la música cubana y la contemporaneidad sonora para dar realce a su carrera, un caleidoscopio rítmico que se ha hecho más global mientras más indaga en la profundidad de su herencia musical.
La cantante, como todos saben, procede de esa factoría creativa que es la banda Síntesis y logró definir los rasgos fundamentales de su personalidad en medio de esos ritmos poderosos que fueron un parteaguas en la escena cubana.
Síntesis fue una escuela de la que salió con ganas de comerse el mundo, pero nunca se fue del todo. Eme regresa con frecuencia a su banda nodriza, liderada por sus padres Eme Valdés y Carlos Alfonso, para respirar en medio ese vertiginoso océano que es la creación sonora.
Hace algunos meses, antes de que se pospusiera la nueva edición del Festival Havana World Music (HWM) por el coronavirus, entablamos esta entrevista en la que repasó la evolución de su carrera, su herencia musical, y la trayectoria de este evento, que estuvo a punto de desaparecer el pasado año por una decisión institucional que obligó a los organizadores a cambiar de escenario solo tres días antes de la largada.
¿Cómo ha sido el trayecto durante estos cinco años de festival?
“La preparación del festival ha sido bastante orgánica. Hemos logrado apostar por una buena música sin importar el número de seguidores que tengan los artistas en Facebook o Instagram. Siempre hemos tenido muchísimas propuestas de numerosas partes del mundo. Los artistas que vienen pagan sus pasajes o se valen de ayudas de las instituciones de sus países. Dentro del programa hemos buscado siempre la calidad. En mi caso siempre me han interesado mucho los grupos que trabajen con sus raíces. Eso viene de mi formación con Síntesis.
En el festival tenemos el concurso Primera Base, el cual venimos celebrando desde la segunda edición para potenciar las nuevas bandas, porque siempre somos más o menos los mismos en la escena cultural en Cuba. Queremos oxigenarla con otros artistas que tengan una obra valiosa, sin importar que cuenten con disquera u otra plataforma de promoción.
Por ejemplo Cimafunk fue ganador de una de las ediciones de Primera Base, y a partir de ahí hemos recibido muchas propuestas. Creo que los fundamentos del evento radican en mostrar las nuevas caras de la música cubana. Hay que arriesgarse con este tipo de artistas, sin temor.
La música más interesante está en los canales menos comerciales. He tenido la posibilidad gracias a Havana World Music de ser invitada a grandes festivales y he confirmado que fuera de Cuba hay un mercado rico para propuestas arriesgadas. Hay público para todo, que genera ingresos a los artistas. Esa escena alternativa, underground, menos conocida, es la que yo quiero traer a Cuba. Con esas propuestas se pueden generar muchísimos proyectos interesantes.
¿Por qué crees que estas propuestas a la que te refieres son poco conocidas en la música cubana?
“Es un patrón antiguo el que seguimos en el mercado de la música cubana. Seguimos promoviendo más o menos los mismos valores musicales de hace 40 años. Cuesta muchísimo trabajo a la gente joven poder ganarse la confianza de las disqueras nacionales, porque aquí no hay disqueras privadas. Esas disqueras son más conservadoras y no se atreven a romper con la tradición y experimentar, fracasar o llevar al éxito las nuevas propuestas que surjan en la música cubana”.
¿No crees la que la organización del Festival ha detenido un poco la proyección o desarrollo de tu carrera?
“No sé ni como pero lo estoy haciendo a la par. De hecho, el año pasado fue uno de los mejores de mi carrera. El disco ‘Voy’ me dio muchísimas alegrías no solo en Cuba, sino también internacionalmente. El Festival ya va caminando solo, tiene un equipo de producción muy experimentado que trabaja junto desde hace años. Está muy bien informado de cómo se hace un festival de este tipo. Además, contamos como con 80 voluntarios y mucha gente que quiere ver cómo funciona el festival de cerca e interactuar con los artistas.
¿Qué etapa de tu carrera recoge “Voy”?
“En este álbum me propuse perfeccionar cada detalle. Marca un punto de madurez en mi carrera porque sabía lo que quería y tuve la suerte de encontrar a uno de los mejores productores de world music. Ese encuentro consolidó un material interesante.
Siempre he tenido la percepción de que el público cubano no llega a comprender completamente tu obra…
“Creo que ha costado un poco entender mi música. El universo en el que estoy tiene puntos en común con la obra de los artistas que quiero traer para el HWM. Este tipo de música en Europa está súper probada. Hay miles de festivales que acogen esos ritmos, sobre todo viniendo de Cuba, ritmos que no son salsa, ni el Buena Vista Social Club. Esa sonoridad está agotada para ciertos mercados que están ávidos por nuevas propuestas.
Yo sigo indagando, trabajando desde y para Cuba. Espero que si no fue en este disco, el camino sea más fácil en el próximo. Me hubiera gustado que ‘Voy’ se difundiera más en la radio, en la televisión. El video dirigido por Joseph Ross me encantó, igual que Libre, del trío de diseñadores Raupa, Mola, Nelson. Son audiovisuales que gozan de una excelente factura. Creo que faltan en general otras opciones en los medios de comunicación en Cuba y está ausente el interés por buscar otras propuestas por encima de lo ya conocido y promocionado. Hay que abrir un poco la mente”.
¿Crees que hay mercado para tu música en Cuba? ¿No has pensado establecerte en otro país para promover tu obra?
“Todo el mundo se planea el hecho de hacer carrera desde otro país. Pero ahora a mí me interesa recoger mis influencias desde Cuba. Me gusta trabajar desde Cuba para el mundo. Es interesante ver los valores de autenticidad que puedo preservar en la música que defiendo desde mi país. Además puedo trabajar con artistas con una calidad increíble y eso es un lujo para cualquiera. Por ejemplo, tengo en mi banda o a Jorge Aragón en el piano, Oliver Valdés en la batería, Julio César González en el bajo y Roberto Luis en la guitarra. Es una banda que no voy a tener en ninguna parte del mundo. Además cuando un artista procede de Cuba todavía se le abren las puerta en todos los lugares donde se presenta. Eso me pasó en el festival South by Southwest, en Texas, donde estuve con Cimafunk. A los organizadores les interesaba la idea de que viniéramos desde Cuba y contáramos nuestra historia desde aquí.
¿Ha tenido alguna repercusión en tu carrera la salida definitiva hacia otros países de varios de tus compañeros de generación?
“Me pasé mucho tiempo despidiendo a todos mis amigos cuando me gradué de la Escuela Nacional de Arte (ENA). Fue triste pero creo que se ha calmado ese deseo desenfrenado de irse de Cuba. Por mi parte, nunca he visto eso como un tabú. Me parece una cosa muy natural salir de Cuba o quedarse a vivir en otro país, sobre todo los músicos lo necesitan. No creo que eso sea una limitación a la hora de desarrollar tu carrera y defender tu música. Es enriquecedor encontrar cubanos en el mundo que han tenido otra experiencia, otra vida y que siguen defiendo la música cubana, incluso más que algunos artistas que viven en Cuba.
Yo viví en España tres años y hay una comunidad de cubanos impresionante que ha renovado la escena musical de Madrid. Son músicos con los que estuve tocando en la mayoría de los clubes de jazz. Todavía los llamo y seguimos en contacto. Creo que ha aportado a la música cubana el trabajo de los músicos que viven en otros países. Ha sido beneficioso”.
De los coros en Síntesis pasaste a cantar junto a Ele Valdés y luego emprendiste tu carrera en solitario. ¿Cuáles fueron las exigencias que te llevó ese trabajo durante más de 15 años?
“Yo cantaba en Síntesis desde que tenía 13 años. El grupo ocupaba mucho espacio en vida. Me exigía mucho rigor la responsabilidad de estar al lado de gente como Esteban Puebla, al lado de mi hermano X, que ya tenía una carrera sólida. Y quería aprovechar ese tiempo al máximo.
Las voces de Síntesis tienen un peso que una tiene que llevar. Tenía que dar la talla, además soy la hija de Carlos y Ele. Recuerdo que junto a Diana Fuentes, quien era mi compañera en los coros, estudiaba en los pasillos de la ENA.
Nos costó mucho aprendernos el repertorio de Síntesis. La banda tiene 13 discos y canciones que estoy segura que la mayoría de los cubanos no ha escuchado. Mi padre nos hizo aprendernos todo al pie de la letra. Para mí fue una escuela y mi formación. Mi mamá jamás me dejó pasar una, precisamente porque era su hija. En Síntesis está toda mi base.
Creo que cuando mi papá comenzó a darnos un papel protagónico a Diana y a mí, me costó mucho como intérprete poder asumir el peso de esas canciones. Me costó Dios y ayuda completar lo que ellos querían en aquel momento. Me tomó años aprender a cantar de la manera que se cantaba la música afrocubana, pues yo venía de una formación clásica. Mi técnica vocal era totalmente opuesta a lo que se hacía en Síntesis. Me quedaba ronca muchísimas veces después de los conciertos. Fue muy complicado. Sufrí muchísimo a la hora de dar el paso de corista a solista, pero finalmente lo conseguí.
Diana y yo nos apoyamos muchísimo para poder llevar todas esas canciones como tenía que ser. Ella y yo siempre estábamos juntas estudiando, en los ensayos. Fue una excelente compañera, recorrimos el mundo entero juntas. Yo aprendí musicalmente mucho de ella. Diana tiene una técnica vocal muy depurada. Yo soy más lenta, más tímida y ella siempre me ayudó. Seguimos siendo grandes amigas y la extraño cantidad. Me encantaría que viniera y volviéramos hacer cosas juntas y que retomará su público en Cuba”.
¿Cómo nació tu interés en la experimentación en géneros como el trip hop? ¿Cómo percibes que ha ido variando ese centro de atención hacia otros estilos?
“Cuando empecé mi carrera estaba muy inmersa en la música de Bjork, de Portishead, entre otras tendencias más oscuras de la música alternativa. Era simplemente un asunto de gusto. A mis 18 o 19 años ese era el mundo donde me movía. Mis primeras influencias fueron el jazz. Parto del jazz para hacer música. Esa es la diferencia que tengo respecto a mi papá y a mi hermano, ellos parten del rock and roll. Mi papá piensa en Los Beatles cuando está componiendo y mi hermano en el rap o el rock. A mí me gusta la música más íntima y estar en contacto más estrecho con el público. Yo siempre quise algo diferente para mí, porque ya tenía mi alta dosis de rock”.
¿Cuándo empezó tu interés en desarrollar una carrera como solista?
“Siempre he compuesto. Hacía mis propias cosas desde la escuela. Tenía mucho material escrito durante muchos años. De pronto, todo ese trabajo fue tomando un poco más de relevancia. Músicos como Alfredito Rodríguez, quien fue uno de mis primeros pianistas, me exhortaban a hacer mis propios trabajos. Pues todos seguimos la curiosidad por crear nuestra propia música. Yo le enseñé mis canciones a mi papá y todo eso fue ganando protagonismo hasta que decidí hacer mi carrera”.
¿Cómo es el proceso creativo que define tu trayectoria?
“Las canciones primero tienen que pasar el filtro familiar. La gente piensa que mi familia es muy académica pero es todo lo contrario. Ellos toman muchas cosas como un chiste. Cuando se cansan de darme cuero con mis canciones entonces comienzo a madurar mi proyecto.
‘Algo más’ es una de las canciones más bonitas de ‘Voy’, pero al principio tenía un arreglo totalmente diferente. Se la enseñé a mi papá y me dijo: “No te puedo dejar caer en lo más profundo del “cheismo”. Tienes que cambiar ese arreglo porque de lo contrario te vas a arrepentir”.
Lo cambié radicalmente y hoy es una de las canciones que más me gusta del disco, pero sus inicios fueron terroríficos. Esas son las cosas que disfruto de mi familia. Sus criterios siempre me ayudan mucho y celebremos los triunfos en familia.”
¿Consideras que Síntesis tiene el reconocimiento que merece en la escena cubana?
“Yo creo que sí tienen en Cuba mucho reconocimiento, sobre todo del público. Es muy bonito salir a la calle con mis padres. Las personas los miran con mucho cariño. Es como si fueran parte de sus vidas. Ese reconocimiento es para mí el más importante. A nivel institucional también han recibido muchísimos premios. Lo que creo que ha faltado en su carrera es el reconocimiento internacional. Síntesis ha estado nominado incluso al Grammy, pero no han tenido esa solidez internacional de la que gozan artistas de su época y no ha sido por falta de calidad”.
¿Qué rol ha desempeñado X en tu carrera?
“Yo oigo mucha música en inglés. A veces me resulta complicado componer en español, porque las palabras me salen en otro idioma debido a mis referencias musicales. Me guío mucho por la forma en que mi hermano lleva la rítmica y la melodía cuando canta en español. Lo tengo como un referente. Ha logrado un sello propio. Por otro lado, le envidio muchísimo que logre hacer bailar a la gente. Me encantaría poder lograr eso sin proponérmelo.”
¿Te ha sido difícil defender tu música en un ambiente dominado prácticamente por hombres?
Ahora que hay más libertad para hablar de esos temas, creo que eso me ha impactado muchísimo. Me ha costado mucho ser mujer en la música que hago. Estoy convencida de que si hubiera sido hombre todo habría resultado más fácil. El tipo de música que hago es difícil defenderla desde un punto de vista neutro, sin tener que exponer el físico para lograr más audiencia o extralimitarme para atraer más público. Si hubiera rebasado esos límites (algo que no me permito), creo tendría más éxito. Me ha costado trabajo mantener mis valores sin tener que violentar mi personalidad. Esa ha sido mi mayor decepción. La música alternativa no está hecha para las mujeres.
Hay muy pocos espacios para las mujeres que como yo, defienden esa música. Para los hombres es mucho más sencillo. La Habana está llena de espacios para que toquen. Se exige mucho más de las mujeres y se les tiene mucha menos confianza en todo sentido. Ser atrevida en la música no está bien visto en las mujeres. Por ejemplo Madonna y David Bowie hacían más o menos la misma música, pero a ella le dijeron prostituta, bruja, mientras él era el revolucionario. Eso ha pasado en todos los géneros y en todas las etapas”.
¿Qué crees de las denuncias de varias artistas agrupadas en el movimiento Me Too?
Las mujeres debieran hablar con más naturalidad sobre los problemas que han tenido para que no vuelvan a pasar. Sobre todo las mujeres artistas que tienen unas historias impresionantes. La mayoría no hablamos ni el cinco por ciento de los horrores que vivimos detrás de la fachada, de los comentarios, y las sugerencias que nos hacen. A mí me han llegado a decir que enseñe más para tener más público, que sea más provocativa. Eso es como nuestro día a día. Hay muchas que toman el camino más fácil para hacerse la vida menos complicada. No culpo a ninguna por el rumbo que decida elegir. Cada cual es libre de explotar su físico en vez de su intelecto. Eso es una decisión personal”.
¿Existen espacios en Cuba para que los músicos jóvenes puedan trabajar?
“Ahora hay más espacios para tocar debido a la nueva política de abrir centros privados. La cuestión pasa porque se permita en esos lugares música en vivo y que sepan curar coherentemente esa programación. Lo que no podemos seguir es centralizando la programación y que sean solo los lugares estatales los que promuevan a los artistas porque vamos a seguir en lo mismo. Hay espacios como Fábrica de Arte, Santys Bar o el Pasillo que están dando vida a La Habana y donde los músicos pueden ganarse un salario decente.
¿Crees que por lo general a los artistas jóvenes les interese comprometerse con la solución de los conflictos de su tiempo?
“Creo que hay muchísima individualidad y poco compromiso con lo que está pasando. Cada cual está en su mundo. Creo que soy una privilegiada de la vida. Mis padres siempre han estado en millones de proyectos. Eso ha sido una enseñanza para mí. Havana World Music es una manera de aportar a mi época y a mi generación. Deberían celebrarse más festivales como ese, así como otros proyectos liderados por personas jóvenes. Me parece muy interesante el distrito de arte que se está creando en San Isidro. Si no aprendemos a confiar en que la gente joven pueda llevar proyectos de calidad, nos vamos a un hueco”.
¿Te ha costado trabajo llevar adelante el Havana World Music?
Estuvimos a punto de suspender el festival un día antes en las tres primeras ediciones. Esta última fue la gota que colmó el vaso, pero siempre hemos estado en la cuerda floja. Todavía hay resistencia a que esos eventos masivos no sean iniciativas institucionales. Pero le agradezco al Ministerio de Cultura y la Egrem por el voto de confianza que nos dieron. Me gustaría que todos se sintieran cómodos. El Havana World Music solo traerá cosas buenas para el país, para los cubanos y para las propias Instituciones, que deben confiar en la gente que hace cultura y tienen que darle un voto a los jóvenes.
¿Por qué anunciaste la suspensión definitiva del festival el pasado año?
“No nos dieron muchas explicaciones. No se trata de lo que pasó, sino de la forma en que se hizo. Nosotros llevábamos ya cinco ediciones en el Parque Almendares. Teníamos muy bien estudiada la locación, y tres días antes nos dicen que no podemos hacer el festival ahí porque el parque estaba en malas condiciones y que debíamos hacerlo en La Tropical.
Todavía no sé de dónde vino la orden. Creo que durante cinco años hemos demostrado que el festival es importante y que mueve masas y muestra mucho respeto por todos los artistas. No fue profesional el hecho de que nos obligaran a cambiar la sede el festival tres días antes. ¿Cómo nosotros vamos a trabajar con profesionalidad y las instituciones no?
No me sentí valorada ni que me estaban tratando como a una profesional. Cuba es famosa porque nunca se sabe qué va pasar, por la incertidumbre., pero yo quiero acabar con eso. Quisiera que en las próximas ediciones Havana World Music se convierta en un referente para todos, una demostración de que las los eventos como este se pueden hacer con respeto, calidad y profesionalidad”.