Uno de los más reconocidos fotógrafos cubanos, Guillermo Fernando López Junque, “Chinolope”, falleció este miércoles en La Habana, según dio a conocer la Fototeca de Cuba, que no precisó la causa del deceso.
Célebre por sus retratos de grandes escritores y artistas, como Lezama Lima, Cortázar y Wifredo Lam, Chinolope comenzó su carrera como fotógrafo en Nueva York siendo apenas un adolescente. En la llamada Babel de Hierro se hizo famoso por sus fotografías del asesinato del gánster Joe Anastasia en una barbería y comenzó a colaborar con importantes revistas como Time y Life.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 sus fotografías se hicieron habituales en publicaciones de la Isla, en particular las de perfil cultural, como Cuba, Cine Cubano, La Gaceta de Cuba, Revolución y Cultura, Casa de las Américas, El Caimán Barbudo, Unión y, más recientemente, Opus Habana.
Además, en los años 60 se involucró en la realización de micro documentales, entre los que destacada Temporada en el ingenio, nacido de un encargo del Che Guevara –otro de sus célebres retratados, al igual que el Caballero de París– sobre los obreros del azúcar. De este empeño nació también un libro, postergado editorialmente y finalmente publicado en 1985, con un ensayo introductorio de su amigo Lezama.
Sobre esta obra escribiría el autor de Paradiso que la “cámara, fulgurante ojo de buey, capta que las máquinas están entre las manos que soplan y la tierra que devuelve”, al tiempo que asegura que el fotógrafo “tiene como la temperatura de la permanencia de las situaciones, es un amuleto para el azar concurrente y un ojo que penetra como una gota y devuelve como un espejo universal”.
Otros libro suyo es El espíritu de Cuba (ediciones Durnay, París), realizado junto al fotógrafo francés Eric Lobo y publicado en 1998, al tiempo que 20 fotografías suyas fueron incluidas en un volumen sobre José Lezama Lima publicado por el Círculo de Bellas Artes, en 2001 en Madrid, España.
También participó en una muestra realizada en París en 2003, por los 75 años del Che y realizó varias exposiciones en Cuba. Por su relevante trayectoria mereció diversos reconocimientos, entre ellos la Distinción por la Cultura Nacional.
Personaje bohemio y novelesco, aficionado al ajedrez, y dueño de una intuición y una sensibilidad única para la fotografía, su muerte, al borde los de los 90 años, priva a Cuba de un artista excepcional, testigo y protagonista de una época y un relieve cultural que identifica a la Isla en todo el mundo.