Freda Josephine McDonald, más conocida en el mundo entero como Josephine Baker (1906-1975), la reina de las revistas musicales francesas, llegó a La Habana en 1953 procedente de México para realizar presentaciones a teatro lleno en el “América” durante cinco semanas. Fue todo un acontecimiento cultural que reverberó en prácticamente todos los estratos de la sociedad cubana de entonces.
De acuerdo con un artículo de Muckrock, organización especializada en solicitar al gobierno materiales secretos o restringidos a partir de la Ley sobre Libertad de Información (FIA, por sus siglas en inglés), justamente a principios de esa década el Buró Federal de Investigaciones (FBI) le había abierto a la vedette un expediente debido a sus comentarios críticos sobre la discriminación racial en Estados Unidos.
Según su sitio web, si bien nunca se abrió formalmente una investigación al respecto, se han documentado varias solicitudes del Servicio de Inmigración y Naturalización para recopilar información con el objetivo de negarle la visa y prohibirle la entrada al país. La Baker había nacido en St. Louis, Missouri, y renunciado a la ciudadanía estadounidense al casarse con el hombre de negocios francés Jean Lion en 1937.
En marzo de 1953, el FBI recibió una copia de un informe de la embajada estadounidense en La Habana con detalles específicos sobre su viaje a la Isla. Según el texto, la prensa comunista culpó de sus dificultades para viajar a la influencia de la embajada, acusación que esta negó. Pero una investigación posterior del Departamento de Estado mostró que, de hecho, hubo una campaña contra Baker.
Al escuchar que la bailarina y cantante estaba planeando un viaje a Cuba, Clara Park Pessino, periodista y editora del Havana Post –el único periódico en inglés entonces impreso en Cuba– comenzó una maniobra encaminada a prohibirle su entrada al país. Su visita anterior había generado una “publicidad adversa” después de que a la Baker se le negara hospedarse en el ya famoso Hotel Nacional por el color de su piel, lo mismo que le ocurriría poco después al cantante afro-americano Nat King Cole.
Dice el texto que la periodista se dedicó a sabotear el viaje de la vedette tanto como le fue posible, y que trató de utilizar sus conexiones para cancelar sus compromisos en La Habana.
En 1966 la artista regresó a Cuba como invitada especial de la Conferencia Tricontinental. Actuó en el Teatro “Amadeo Roldán”, realizó una gira por Camagüey, donde miles de personas la aplaudieron. También visitó la Sierra Maestra y la Gran Piedra. El contacto con los cubanos, dijo, siempre la deslumbraba.
Considerada en su momento la “Perla Negra, la “Venus de Bronce” o la “Diosa Creole”, Josephine Baker emblematizó la época y el erotismo del jazz con su famosa danza con platanitos en las caderas. Se integró a la Resistencia contra la ocupación nazi en Francia y fue parte del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.