“Ser escritor ha sido una bendición que he asumido como una responsabilidad artística y civil, que ha sido y será ardua (…). Pero hace cuarenta años aprendí que para lograr algo, al menos en mi caso, solo había una formula y la adopté y la practico a destajo: el trabajo diario”. 1
Recientemente tuvo lugar en el Instituto Cervantes de España la presentación del libro La escritura de Leonardo Padura; un magno volumen compilatorio de 381 páginas a cargo del profesor estadounidense Stephen Silverstein y del intelectual cubano Rafael Acosta de Arriba.2 Las letras y la cultura cubana, en sentido general, se vistieron de plácemes con este significativo evento que inauguró, con esta compilación, la colección: Ínsulas Prometidas del referido Instituto. Una colección que, en palabras del propio director del Instituto Cervantes: “agrupará miradas académicas y estudios críticos sobre algunos de los escritores de primera línea de nuestro idioma”.3 Nos referimos entonces, desde ya, a un libro con una connotación especial.
Hablamos de un volumen que surgió en medio de la terrible pandemia y si hoy es un hecho materializado es gracias a la complicidad intelectual de varias personas, fundamentalmente, a la de Silverstein y Acosta de Arriba, cuya relación de amistad data de 2015 y se ha estrechado en cada encuentro académico en los cuáles ellos han coincidido.4 Sistemáticos estudiosos de la cultura cubana, con miradas agudas y con destreza en el oficio se unieron, en esta ocasión, en virtud de aunar un número de relevantes ensayos que ha generado la escritura de Leonardo Padura Fuentes (La Habana, 1955).
Se trata de una selección rigurosa de 20 textos que destacan, desde su individualidad, por el análisis exhaustivo a temáticas dentro de sus novelas, características propias y universales del personaje detectivesco Mario Conde, a su estilo, a su legado histórico, a aspectos idiomáticos y lingüísticos en su literatura, a sus guiones para el cine, entre otros muchos. Sin embargo, desde la mirada en conjunto, se aprecia un logro mayor en este libro: se expone un mapa biográfico de la literatura paduriana y desde voces corales. He ahí, a mi juicio, el gran mérito de sus compiladores.
Como bien se conoce, nos referimos a un autor cuya escritura no ha creído en fronteras geográficas ni simbólicas y, por consiguiente, de reconocido éxito internacional. Sumergirse en esta labor no debió resultar una tarea fácil para sus compiladores. ¿Cómo gestar un libro que recoja de forma coherente gran parte de esos análisis que han emanado de la literatura de un autor con sobrado reconocimiento mundial y que se ha mantenido escribiendo por más de cuatro décadas? Realmente, es un empeño admirable.
En ese sentido, es válido destacar que, como expertos investigadores que son, los compiladores no desconocieron la existencia de un volumen anterior. Me refiero a Los rostros de Leonardo Padura. 5 De ese libro, Silverstein y Acosta consideraron pertinente incluir cuatro ensayos en su nutrida e inclusiva selección, que recoge, a diferencia de Los rostros…, textos de escritores nacionales y foráneos.
El lector podrá apreciar que en La escritura….presenciamos un libro que reafirma el vínculo estrecho de Padura con España y con la lengua española. El libro inicia con un texto a cargo de Luis García Montero, quien presenta la colección a la que pertenece este volumen y que, como ya expresé, se abre con el libro paduriano. Luego, se encuentra el prólogo a cuatro manos, entre Stephen Silverstein y Rafael Acosta, un texto aclaratorio y preciso sobre los objetivos que persiguen con el título. Siguen los ensayos de los autores, seleccionados en una secuencia coherente y evolutiva sobre la escritura de nuestro autor. En otras palabras, para aquel lector que no haya leído todas las novelas de Leonardo Padura, con este libro se lleva más que una noción de ellas: un instrumento de análisis para estudiar su escritura desde los inicios hasta la actualidad más inmediata.
A saber, el humanismo que despliega Padura como individuo y luego como escritor (en el ensayo a cargo de Emiliano Ruiz Parra), una cronología esbozada de su biografía literaria (en el ensayo de Ciro Bianchi), interpretaciones de su prosa y de su estilo (en el ensayo de Francisco López Sacha), análisis de Mario Conde como reflejo de la ciudad y de la sociedad cubana (en el ensayo de Amir del Valle), Mario Conde como su alter ego detectivesco a través de las novelas La novela de mi vida, El hombre que amaba a los perros y Herejes (en el ensayo de Manuel García), aportes generales sobre su literatura (en el discurso de la profesora Maggie Mateo durante el ingreso de Padura a la Academia Cubana de la Lengua), análisis de lo real y lo ficcional en su narrativa histórica (en el ensayo de Carlos Martí), la novela bisagra de su personaje Mario Conde, Adiós Hemingway (en el ensayo de Rafael Grillo), importancia literaria e histórica de La novela de mi vida (en el ensayo de Enrique Saínz), análisis sobre su escritura ensayística (en el ensayo de Vicente Cervera), lo marginal a través de La transparencia del tiempo (en el ensayo de Lis García), las voces femeninas y el exilio visto en su novela Cómo polvo en el viento (en el ensayo de Sonia Asenso), Padura como guionista de cine (en el ensayo de Lucía López), la historia como base de sus novelas, específicamente en El hombre que amaba los perros (en el ensayo de Rafael Acosta de Arriba), las frases características del lenguaje paduriano en las novelas Vientos de Cuaresma, El hombre que … y La novela de… (en el ensayo de Ana María González y Nayara Ortega), análisis de la tetralogía 4 Estaciones y su versión en el cine (en el ensayo de Yam Nick y Ángel Esteban), lo inclusivo en sus novelas y su legado histórico (en el ensayo de Dora E. Goldman), análisis de Mario Conde a lo largo de sus 30 años de existencia como personaje literario (en el ensayo de José A. Michelena), particularidades del célebre detective (en el ensayo de Mario Vizcaíno), opiniones de primera mano de Padura sobre su obra (en la entrevista de Stephen Silverstein y Rafael Acosta) y, como si todo ello fuera poco, un regalo final: el discurso de Leonardo Padura en la recepción del Premio Princesa de Asturias de las Letras en Oviedo (2015).
Como libro, el título puede considerarse como una joya literaria no solo para los académicos o entendidos en la materia, sino, también —y este es otro logro de sus compiladores— para todo tipo de lectores interesados en la narrativa de este autor y en su relación con el contexto social cubano. Forma parte de lo que el teórico Nicholas Mirzoeff denominó como “modernidad babilónica”, es decir, en la literatura paduriana existen reveladas contradicciones que expresan, “las ruinas del presente yaciendo en medio de pasados que todavía no son pasado y senderos a un futuro que todavía está por venir”. En esa conjunción de tiempo y espacio, que desarrolla magistralmente la obra de Padura, se han detenido Stephen Silverstein y Rafael Acosta de Arriba para obsequiarnos esta valiosa compilación.
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Notas:
1 Fragmento del discurso de Leonardo Padura en la recepción del Premio Princesa de Asturias de las Letras, 2015.
2 La presentación del libro fue realizada por Rafael Acosta de Arriba (por situaciones sanitarias asociadas a la pandemia del nuevo coronavirus Stephen Silverstein no pudo estar) en un panel integrado por Leonardo Padura, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, el periodista Juan Cruz Ramírez y el crítico literario español y director del Instituto Luis García Montero. Esta presentación está disponible en el siguiente enlace.
3 Luis García Montero: “Las Ínsulas Prometidas”. En La escritura de Leonardo Padura. España: Instituto Cervantes, 2021. p. 3. (Colección “Las ínsulas prometidas”).
4 En LASA efectuado en Barcelona y en Galicia en un seminario sobre cultura cubana en la Universidad de Santiago de Compostela.
5 Compilación de Agustín García Marrero publicada en La Habana por la Editorial Extramuros (2015); recoge 17 ensayos de escritores cubanos. Posteriormente, fue editada en dos ocasiones por otras editoriales extranjeras.