La clave y el corazón constituyen aderezos fundamentales en el son. Así lo deja claro el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro en su disco La Habana tiene su son (Bis Music 2012), álbum esencial para quienes deseen adentrarse en la música tradicional cubana, cultivada en la contemporaneidad.
Tres, trompeta y percusión acompañan un ritmo cadencioso e inconfundible que hace del Nacional uno de los septetos de mayor relevancia en la Isla. Historias comunes ubicadas en la urbe cubana se cuentan con sabor y soltura, y de paso hacemos un viaje raigal que nos devuelve, en tiempo de guajiras, rumbas y boleros con gusto a son; canciones tan contagiosas como Gloria a los rumberos, Alma felina y Fíjate que no es igual.
En esta nueva producción discográfica, presentada este viernes en La Habana, sobresalen la participación del cantante boricua Andy Montañez en ese hermoso tema de Ignacio Piñeiro, titulado Cuatro palomas; a la vez que invitan a Ernesto Gatell y el conjunto folclórico Timbalaye en Pégate a la puntita, una rumba de Francisco Oropesa.
Y para quienes anhelan ver mucho más de este grupo de músicos, se regala un DVD que reseña el concierto que ofrecieran en 2007, en el Fétes de Genéve de Ginebra, Suiza.
Francisco Oropesa, líder de la agrupación desde 2003, explica que La Habana tiene su son es un fonograma atractivo a los oídos de los más jóvenes. También le garantiza un éxito indiscutible en los públicos más exigentes y el secreto, destaca, está en ese recorrido melódico que proponen en los 16 sencillos que contiene el CD.
Es un disco, dice, “hecho con mucho amor y donde se cuidó que tuviera temas para escuchar y para que la juventud los baile. Con la situación de géneros foráneos que han querido imponerse, nosotros decimos que el son nuestro no tiene rival, porque es un son que está hecho con los ingredientes de la rumba y de la música antológica, la raigal nuestra”.
En cuanto al título del volumen, Oropesa ofrece su premisa de que, efectivamente, La Habana tiene su son. Comenta que esa pieza, escrita por él, la hizo “sin ofender a nadie. Este es el son del Septeto Nacional y el que se hace en la capital, el que creó Ignacio Piñeiro. Tiene clave, tiene cuerpo, tiene una narrativa, relata un hecho, lo que le pasa a los cubanos”, asegura.
Esta es la cuarta generación que integra el Septeto Nacional, el cual surgió el 13 de diciembre de 1927, en la calle Pocitos del conocido barrio de Pueblo Nuevo, sitio donde creció Piñeiro.
Desafiando el destino (disquera Bis Music), Noche de conga (Egrem) y Sin rumba no hay son (Harmonia mundi), constituyen algunos de los volúmenes más recientes del Nacional. En ellos, como en todos sus discos, mantienen un sello único, que los hace populares y respetados entre los seguidores de la música tradicional cubana.
El son es música, baile, pero sobre todo es el sentir y el alma del pueblo cubano.
Septeto Nacional Ignacio Piñeiro; Embajadores de la música cubana. Es un orgullo muy grande y un estímulo a la vez saber que el son y la rumba hecha por el Poeta del Son, Ignacio Piñeiro, siguen triunfando por todos los continentes.
El Septeto Nacional Ignacio Piñeiro combina los clásicos cubanos de Ignacio Piñeiro y otros compositores esenciales con el nuevo material escrito por los miembros actuales del grupo: Eugenio Rodríguez Rodríguez, el guitarrista Dagoberto Sacerio Oliva, y bongosero Francisco David Oropesa Fernández (El Matador).
La música cubana se ha ganado un respeto, ha sido muy extendida fuera de la isla, El Son nos distingue en cualquier parte del mundo, es un género musical innegablemente de origen cubano, que forma parte de nuestra identidad.
“El son es lo más sublime para el alma divertir”, proclamó sin ambages Ignacio Piñeiro en su celebérrimo “Suavecito”, de 1930. El son, con su extraordinaria facilidad para avenirse a otros géneros -la guajira- son, el bolero-son, el son montuno, la guaracha-son, el guaguancó soneado- se instaló en el panorama de la música popular cubana con todas las intenciones de quedarse. “El Septeto Nacional sigue fiel a su formación inicial y su sonido original”
Invariablemente en la preferencia popular, se ha mantenido por unas cuantas décadas influyendo e interactuando con géneros del ámbito caribeño y de aún más lejos.
“Hay músicas de Cuba, que cuando se escuchan por vez primera, enseguida se puede entender que en su seducción inefable está el hálito esencial del país. Una de esas músicas es la que ha hecho sonar durante muchas décadas el Septeto Nacional”.
Gracias por permitirme establecer comunicación con Ud. y darle el criterio de muchos sobre nuestro querido SEPTETO NACIONAL.
Mis respetos, saludos cordiales, Ángel Mex.