Más que un encuentro literario, la Feria Internacional del Libro de La Habana es un evento cósmico. La colisión de dos planetas contrapuestos, de dos mundos en principio remotos en un mismo espacio y tiempo, una paradoja.
La tesis, metafóricamente certera, es de un amigo escritor. Justo de los que participan en la feria y viven estos días en uno de esos planetas en choque: el de los autores, críticos, periodistas y lectores –en teoría el protagónico–, pero no pueden evitar la contaminación y supremacía del otro: el de las bocinas, carpas con comida, aparatos mecánicos y muchedumbres bulliciosas y despreocupadas.
Esa, afirma mi amigo, es la verdadera feria: la única. El planeta carnavalesco que impacta y fagocita la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, mientras el otro, cercado, reducido, se atrinchera en salas y librerías e intenta –en un voluntarismo muchas veces estéril– abstraerse de lo que pasa afuera. Como una ficción.
Mi amigo, que no vive en La Habana ni pertenece a la institucionalidad o el mainstream literario de la Isla — y, por ende, tampoco es compelido a augurar ante un micrófono el rotundo éxito cultural de la feria–, no juzga a priori. Solo describe, dice, como escritor al fin. Este fin de semana, presentó uno de sus libros en una sala semivacía, acompañado de otros presentadores –que simultanearon con él la función de público–, las trabajadoras de la feria y algún que otro lector fervoroso, excepcional.
Mi ejemplar, autografiado por demás, nunca estuvo en peligro.
Más de una vez su cortísima presentación –no tenía sentido extenderla, me explica, cuando casi todos los que estaban ya conocían su libro– fue interrumpida por la música retumbante y movediza de un grupo de jóvenes que pasaba frente a la sala. Solo una vez –milagro–, uno de los jóvenes asomó la nariz, para seguir de largo tras medio segundo.
Su efímera atención fue, acaso, lo único memorable del momento. Lo único inesperado. Una anomalía.
***
La Sala Nicolás Guillén está en el Baluarte de San Ambrosio, en el centro de La Cabaña. Es la sede principal del programa de la feria, el escenario de privilegio y protocolo, el último –y climatizado– bastión de La Literatura.
Uno de sus primeros paneles se dedica a Eduardo Heras León, el Chino, el escritor celebrado en el evento. A su lado, un grupo de oradores –entre ellos, el trovador Silvio Rodríguez, el poeta y cineasta Víctor Casaus y el historiador del ballet, Miguel Cabrera– le prodiga emotivos y merecidos discursos que Heras agradece con su acostumbrada modestia.
El auditorio, grande en comparación con el resto de las salas de presentaciones, está casi lleno, en su mayoría de otros escritores y periodistas.
Una joven narradora, en su elogio al Chino, dice que la feria este año es “una fiesta para los jóvenes”. Sus palabras reconocen al homenajeado como maestro de generaciones, como mentor de cientos de noveles narradores que durante dos décadas han sido sus alumnos en el Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”. Pero sin intención –¿o con ella?– hace un retrato literal del evento, un lienzo hiperrealista acentuado por el lugar común.
Fuera de la sala, bajo el latigazo del mediodía, miles de jóvenes deambulan en pequeños grupos. Otros se acomodan sobre el césped y las murallas, alrededor de pequeñas bocinas que los organizadores aseguraron estarían prohibidas. Pero allí están, de distintos colores y dimensiones, ante los ojos y los oídos de todos.
Muchos son apenas adolescentes, casi niños, que conversan, comen, se hacen selfies o, incluso, bailan como en una gran discoteca a cielo abierto. El trap, el reguetón, la música electrónica, rebotan de un grupo a otro, envolviendo a quien pasa en su onda expansiva. Es la banda sonora de la feria, la cabalgata contemporánea de las walkirias.
Me acerco a un puñado y le pregunto si conocen a Heras León, si compraron libros. Me miran como a un escarabajo del estiércol, entre la curiosidad y la náusea.
“Que va, puro, ahora no estamos para eso –me dice al fin uno de ellos–. Lo de nosotros es la descarga, la fiesta”.
Y para confirmarlo, sube el volumen.
Bab Bunny sacude la tarde. El muchacho canta y se mueve despaciosamente al ritmo del portorriqueño. Un coro de voces lo secunda.
1 de 9
-+
1. Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
2. Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
3. Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
4. Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
5. Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
6. Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
7. Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
8. El Parque Histórico Militar Morro Cabaña alberga museos y eventos culturales. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
9. Jóvenes en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
***
Dentro de La Cabaña, los libros son parte frecuente del paisaje. Aunque no tanto como se pensaría. Están en los puntos de venta, en los pabellones editoriales, en las mesas de presentaciones, en las manos y mochilas de visitantes. Pero no de todos. Ni siquiera de la mayoría.
Mientras las calles y plazas de la fortaleza bullen de personas –y bocinas– en plena tarde, las librerías –aun bajo techo, aun en pesos cubanos– no se acercan siquiera a esa convocatoria. Los diccionarios, libros para niños y de cocina, son como siempre los más codiciados; también, algún título sorpresivamente filtrado de un rockstar de las letras cubanas: Leonardo Padura, Pedro Juan Gutiérrez…
Más suerte tienen los estands de afiches y juegos infantiles, las tiendas con materiales escolares y juguetes, aunque sus precios sean más elevados y en divisas. No todos compran, pero muchos pasan y miran, como quien visita un museo o una boutique.
La feria, en verdad, es un ir y venir constante, una marea que se propaga por la antigua fortaleza española, que a ratos se apacigua o acelera, pero que no cesa su tropel.
Cuando unos entran, otros salen. Cuando unos descansan, otros caminan. Así, durante horas.
1 de 9
-+
1. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez / Archivo.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez / Archivo.
2. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
3. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
4. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
5. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
6. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
7. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
8. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
9. Feria Internacional del Libro de La Habana 2019, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Foto: Otmaro Rodríguez.
Fuera de La Cabaña, el carnaval se magnifica. Es el imperio de la comida y la diversión, de la suciedad. Los libros, si alguna vez fueron el pretexto, pierden todo sentido ante las cajitas con pollo asado y las latas de refresco. La basura, con o sin contenedores cerca, va a parar en buena medida a la calle o el césped.
Cerca, muchos esperan su turno para montar aparatos, monstruos ferrosos que se balancean aceleradamente hasta dar una vuelta en redondo. La gente, de cabeza, chilla del miedo o la emoción; algunos –después o ahí mismo– vomitan.
Para los niños hay juegos menos peligrosos, acolchonados, aunque no pocos exigen a sus padres ponerse también de cabeza.
Algunas familias, ni siquiera entran a La Cabaña. “¿Para qué? –me explica un padre que viene con sus dos hijos–, si aquí afuera lo tengo todo para pasar el día. Los niños juegan, corren, se cansan, y caen rendidos por la noche”.
“Cuando me quiera ir solo tengo que coger la guagua ahí mismo”, dice y señala al punto de llegada y partida de los ómnibus, donde tampoco disminuye el trasiego.
“El fin de semana que viene vengo otra vez –remata–. Ojalá hubiese feria del libro más veces al año”.
1 de 9
-+
1. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
2. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
3. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
4. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
5. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
6. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
7. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
8. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
9. En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
En las afueras de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana 2019. Foto: Otmaro Rodríguez.
Respeto mucho las opiniones de todos ,estoy asistiendo a las Ferias del libro desde q no eran tan conocidas ni nombradas y se hacían en la ahora cerrada Moderna Poesia,después fueron en Pabexpo y ahora en la Cabaña , en la medida q el evento se magnífica ,atrae a mayor cantidad de personas con diversos intereses y cada cual va a lo q va .Yo ahora no puedo ir pq estoy en el extranjero ,soy artesana ,tejedora a crochet ,dos agujas ,patchwork y lectora incansable a mis 63 años y agradezco a la feria la oportunidad de ponerme en contacto con el mundo de la literatura para los artesanos (los puristas pensarán q eso no son libros y no merecen un espacio en la Feria),y también he encontrado muchos libros por los cuales sólo podía suspirar al verlos anunciados en alguna q otra revista.Compraba libros para todo el año ,se q muchos lo siguen haciendo y muchísimos jóvenes también compraban y compran libros para todo el año ,pues las librerías en La Habana cada vez son menos y la oferta tampoco es atractiva .Pienso q cada cual va a la feria por diferentes motivos ,todos válidos y espero q con sus luces y sombras ,sus aciertos y desaciertos continue por muchos años mas.Espero una Feria dedicada a Leonardo Padura,igual q la q le dedicaron al autor de Viudas de Sangre.
Respeto mucho las opiniones de todos ,estoy asistiendo a las Ferias del libro desde q no eran tan conocidas ni nombradas y se hacían en la ahora cerrada Moderna Poesia,después fueron en Pabexpo y ahora en la Cabaña , en la medida q el evento se magnífica ,atrae a mayor cantidad de personas con diversos intereses y cada cual va a lo q va .Yo ahora no puedo ir pq estoy en el extranjero ,soy artesana ,tejedora a crochet ,dos agujas ,patchwork y lectora incansable a mis 63 años y agradezco a la feria la oportunidad de ponerme en contacto con el mundo de la literatura para los artesanos (los puristas pensarán q eso no son libros y no merecen un espacio en la Feria),y también he encontrado muchos libros por los cuales sólo podía suspirar al verlos anunciados en alguna q otra revista.Compraba libros para todo el año ,se q muchos lo siguen haciendo y muchísimos jóvenes también compraban y compran libros para todo el año ,pues las librerías en La Habana cada vez son menos y la oferta tampoco es atractiva .Pienso q cada cual va a la feria por diferentes motivos ,todos válidos y espero q con sus luces y sombras ,sus aciertos y desaciertos continue por muchos años mas.Espero una Feria dedicada a Leonardo Padura,igual q la q le dedicaron al autor de Viudas de Sangre.