Después de la “quijotada” de trasladar al verso la inmortal obra de Cervantes, instigado entre otros, por Carmen Calvo, el escritor cubano Alexis Díaz Pimienta viaja a Canarias para demostrar que el repentismo es un arte vivo y futurista porque, precisa, “la décima no la ganó el Real Madrid”, sino quienes improvisan con la estrofa.
El símil futbolístico es el título del taller de poesía que tiene previsto impartir este sábado Alexis Díaz Pimienta junto a uno de los máximos exponentes del punto cubano, el grancanario Yeray Rodríguez, y en el que ambos enseñarán cómo construir la décima espinela en una de las actividades de las Jornadas Cervantinas, que organiza la Asociación Cultural Alisios en La Orotava (Tenerife).
Ese mismo día se celebrará en el Teatro Teobaldo Power de La Orotava un concierto de punto cubano con décimas improvisadas a cargo de Yeray Rodríguez y Alexis Díaz Pimienta, quien también presentará su libro El Quijote en verso y las novelas Sangre y Jano.
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Y es que hay “vínculos profundos”, explica en una entrevista a EFE el escritor, repentista, investigador y docente nacido en La Habana en 1966, pues la décima partió de España hacia América Latina y allí “se robusteció, se fortaleció y se convirtió en el verso por antonomasia de los campesinos”.
En el siglo XVIII la décima migró de las ciudades al campo, donde muchas personas analfabetas o con una educación muy rudimentaria encontraron en ella y su capacidad para relatar historias el vehículo perfecto de comunicación, lo que se extendió desde Puerto Rico hasta Brasil, el Caribe y todo el sur del continente.
“Los campesinos aprendían de memoria las décimas que llegaban de España y luego las remodelaban y recreaban hasta convertirse en la marca poética más importante de cada país”, detalla el también investigador y docente.
La décima convive en el ámbito oral y en el escrito, en el teatro y en las fiestas de pueblo con una ductilidad que la mantiene “muy viva”, hasta tal punto que en el siglo XIX regresa de Cuba a Canarias -donde se la denomina punto cubano- pero en la Península apenas pervive en Murcia y las Alpujarras andaluzas.
Por ello, y para contraponer “el éxito y la popularidad del fútbol frente al olvido de la décima” los repentistas proclaman que la décima no la ganó el Real Madrid y el héroe no es Sergio Ramos, bromea Alexis Díaz Pimienta, sino los canalizadores de este lenguaje universal de la improvisación, como Yeray Rodríguez, Guillermo Velázquez y Marta Suint.
Está tan viva que Alexis Díaz ha impartido talleres para acercar la décima al rap el hip hop y el free style. Es un diálogo abierto, es simpático “lo que sucede cuando nos encontramos los raperos y los repentistas”, subraya.
Pero también aclara: no hay un paralelismo real en cuanto a la improvisación. El rap acaba de empezar y la tradición del repentismo es secular y hasta milenaria, pues hunde sus raíces en la Grecia clásica.
Con tan potentes sus raíces en la cultura popular que el punto cubano fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2017, aunque Díaz Pimienta destaca que el arte de improvisar décimas “va mucho más allá de Cuba: es un patrimonio de todos los hablantes del español”.
De ahí que en 2004, con motivo del 400 aniversario de la publicación de la primera parte del Quijote, contactasen con él los entonces ministros de Cultura en Cuba y España, Abel Prieto y Carmen Calvo, respectivamente, para pedirle que trasladase las aventuras del hidalgo al verso “y como soy un kamikaze, me lancé. Y luego, me enamoré”.
El proyecto fue “una quijotada, una locura absoluta en el que puse toda mi experiencia como repentista y mi pasión por las formas clásicas, con cuartetas, quintillas, romances, serventensios, ovillejos… ¡Fue un paseo y un homenaje a Cervantes y a todos los poetas del Siglo de Oro, desde Sor Juana Inés de la Cruz a Lope de Vega y Espinel!”.
“Me di el gusto de hacer un libro que hacía muchos años que rondaba en mi cabeza (el homenaje) pero que no hubiera hecho motu proprio”, manifiesta.
También le dio la oportunidad de releer el Quijote y descubrir dos aspectos: que no existe ninguna obra superior, porque es una novela “espectacular” en la que Cervantes “inventó todo lo inventable en términos narrativos. Todas las técnicas del siglo XXI ya están ahí”.
Y también que “no hay obra más divertida que este libro: yo me reía dos veces, al leer y al reescribirlo”, rememora Alexis Díaz Pimienta, para quien si no hubiera sido repentista no podría haber hecho “Don Quijote en verso”.
Las herramientas del repentismo, el equilibrio entre la oralidad, el dinamismo comunicativo, y las técnicas narrativas facilitaron el que esta relectura en verso del Quijote no se quedase “en un juego recreativo un poco naif”, sino que resultó “una obra que no ruboriza a los cervantistas”.
Efe/Ana Santana