Cuba, a tu salud
Me encanta la época de fin de año. En mi familia siempre se ha celebrado el 31 de diciembre más que cualquier otro festejo. Es para nosotros, sin dudas, la fiesta del año. Las mujeres procurábamos tener algo que estrenar; era el día del familión completo, juntos desde el mediodía hasta el siguiente. Jornada de cerdo asado al carbón, de congrí, yuca, buñuelos, plátanos tostones, dominó y cerveza.
¡Tantos recuerdos tengo de 31 en 31! Todos los años mi papá inventaba una manera diferente de asar el cerdo, y cada año había un accidente. Dice él que la vez que mejor quedó fue una en la que el horno, en plena faena, se incendió. Las llamas acabaron con la mata de limón y amenazaron con estropearles el día a los bomberos de la estación de Santa Catalina. Aplacamos la llamarada con agua a manguera y reanudamos el asado. Mi padre cree que ese “golpe de calor” le dio el toque de distinción al azaroso asado.
En los últimos años, madre ya de dos hijas, los 31 fueron siempre tan ajetreados para mí que el año nuevo me sorprendía sin bañarme, con olor a carbón y todavía en chancletas. Pero, a pesar del trajín, siempre he procurado un momento para pensar en el año que se fue y en el que está por llegar. Me gusta saber que voy a cerrar un ciclo, sobre todo por el reto de proponerme otras metas e imaginarme nuevos sueños.
Cierra otro año complicado, de cambios, de decisiones duras, de ausencias, de fracasos, pero también de encuentros, de reencuentros, de ilusiones nuevas, de empeños, de pequeños y medianos triunfos cotidianos…, y de caminar otro poquito tras mi propia utopía.
Ha sido un año donde dos gobiernos, el de Raúl Castro y el de Barack Obama, han avanzado en pos de la normalización de una relación que parecía eternamente irreconciliable. En esta edición de OnCuba analizamos el nuevo escenario que implica la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.
Desde OnCuba, exhortamos al nuevo gobierno a no retroceder en lo alcanzado, a hacer lo que la mayoría del pueblo cubano y del norteamericano desean; a tener relaciones respetuosas entre ambos gobiernos que posibiliten una mayor interacción entre pueblos histórica, cultural y geográficamente cercanos. Eso, de seguro, estará entre mis deseos cuando, a las 12 de la noche de este 31 de diciembre, mire a los ojos de mis hijas, piense en las personas que amo y brinde por Cuba.