Tras comprobar que podía ganarse “los frijoles” escribiendo en inglés novelas policíacas ambientadas en Cuba, como es el caso de Death Comes in through the Kitchen, la cubana Teresa Dovalpage presenta este año su saga de Padrino, un expolicía convertido en sacerdote de la santería.
“Queen of Bones saldrá a fines de este año con Soho Crime, un sello editorial de Soho Press, con quienes me siento muy a gusto (…). Ya eso es suficiente para escribir, y publicar, en un idioma que no es el mío, y que no empecé a hablar a diario hasta los treinta años, pero hay una razón más importante: me pagan con decencia”, dice Dovalpage en una entrevista con la agencia Efe.
Finalista en 2006 del Premio Herralde de novela con Muerte de un murciano en La Habana (Anagrama), Dovalpage (La Habana, 1966), que vive ahora en Hobbs, Nuevo México, había pensado varias veces en escribir novela negra, aunque nunca “misterios culinarios”, según clasifica su primera novela policiaca, Death Comes in through the Kitchen.
“Con el interés por Cuba que se desató en Estados Unidos hace tres años, después de la visita de Obama, y los cruceros de Carnival, varias amistades del mundillo literario me sugirieron que era hora de lanzar algo al mercado (en inglés)”, asegura la narradora y profesora de español en el New Mexico Junior College.
“Por otro lado, mi madre llevaba tiempo pidiéndome que recopilara en un libro las recetas de cocina de mi abuela. Yo sabía que, si me ponía a escribir de cocina, no habría quién se lo empujara (tragase), porque buena cocinera no soy”, afirma.
Pero a Dovalpage se le ocurrió sazonar una novela negra con las recetas.
“Un americano medio pazguato que viaja a Cuba a encontrarse con su novia, que, casualmente, tiene un ‘foodblog’ (blog de comida), Yarmi Cooks Cuban. Y así salió, casi sin darme cuenta, una novela negra y culinaria, con un detective santero apodado Padrino”, explica la autora.
De acuerdo con la sinopsis de Queen of Bones, cuya edición saldrá a finales de este año, Padrino, exdetective de la policía cubana, se retiró y encontró una nueva y feliz vida como sacerdote de la santería –los llamados “babalao” o “babalawo”–, pero regresa a una investigación cuando su ahijada, Rosita, que trabaja en el cementerio local, reconoce uno de los cuerpos que cruza su mesa de embalsamamiento.
Autora de nueve novelas y tres volúmenes de cuentos, Dovalpage entremezcla en sus textos el humor, la dura realidad cubana y la santería afrocaribeña, con un lenguaje tan coloquial que, según afirmó, en inglés se ve obligada a “dar más explicaciones”.
“En español yo pongo ‘Juan salió corriendo detrás del camello’ (autobús) y queda claro que no se trata del dromedario, pero esa misma oración en inglés requiere una explicación del contexto para que los lectores no se queden rascándose la cabeza y preguntándose si la acción se ha trasladado sin previo aviso de La Habana al desierto del Sahara”, dice la novelista.
Sobre los rituales santeros, afirma que se trata de un tema que siempre le ha llamado la atención.
“En mi familia nadie creía en la santería (…), pero un día, de curiosa, fui a un ‘bembé’ (fiesta) y vi a una mujer caer en trance. Se daba tremendos cabezazos contra el suelo, unos golpes que resonaban y que habrían sido suficientes para descuajeringar a cualquiera, pero cuando ‘se le fue el santo’, la mujer se levantó y se zampó un plato de chilindrón (estofado) de lo más campante”.
“Aquello me impresionó mucho y desde entonces la santería se ha colado en muchos de mis libros”, reconoce Dovalpage, cuya novela Death Comes in through the Kitchen fuera escogida por Penguin Random House Library en 2018 para celebrar el Mes de la Herencia Hispana en EEUU.
Cuando en 2006 resultó finalista de Herralde, Dovalpage tomó impulso y publicó varias novelas en España: El difunto Fidel C. (Renacimiento, 2011), que ganó el Premio Rincón de la Victoria; La Regenta en La Habana (Edebé, 2012); Orfeo en el Caribe (Atmósfera Literaria, 2013) y El retorno de la expatriada (Egales, 2014).
“Pero, tal vez por vivir tan lejos, no podía hacer suficiente promoción y ni me enteraba de cómo les iba a los libros. La Regenta en La Habana, en la que había trabajado mucho tiempo y con particular cariño, porque adoro la obra de (el español Leopoldo Alas) Clarín, se descatalogó a sólo dos años de haber salido”, recuerda Dovalpage.
“Creo que eso marcó el principio de mi desilusión con el mercado español. Y como a fin de cuentas mi primera novela publicada había sido en inglés (Girl Like Che Guevara, Soho Press, 2004), volví a la carga en ese idioma y hasta el momento no tengo quejas”, afirma.
Sin embargo, la cubana no descarta volver a escribir en español, entre otras cosas, dice, porque “ahora el mercado del libro en español en Estados Unidos vive un buen momento”.
“Sí, me encantaría compartir mis novelas con mis lectores en español y, por supuesto, ser yo la traductora”, zanja Dovalpage.
Jorge Ignacio Pérez / EFE