La poetisa cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, una de las más destacadas representante de las letras iberoamericanas del siglo XIX, vuelve a ser noticia. Su casa natal fue declarada Patrimonio Nacional, en el marco de los festejos por el 500 aniversario de la ciudad de Camagüey, a pesar de que meses atrás, un destino incierto se anunciaba en la propia fachada de la vivienda enclavada en el centro de esta urbe.
A propósito de la declaratoria, la especialista Gladys María Collazo, presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, informó a los medios que los miembros de la comisión que prepararon el expediente para la titulación del inmueble, tuvieron en cuenta sus valores arquitectónicos e históricos.
Collazo, quien además es presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, señaló que, no obstante las ligeras modificaciones realizadas a la edificación se mantienen los valores arquitectónicos, especialmente elementos de código ecléctico en la fachada y en los dormitorios, comedor y la fuente del patio.
Por su parte el DrC. Luís Álvarez mencionó que el 23 de marzo se cumple el aniversario 200 del natalicio de la poetisa llamada coloquialmente Tula, y resaltó que su legado no es solamente literario sino también de figura de extraordinaria dimensión universal y de una herencia que los cubanos deben asumir: de dignidad y de defensa de la nación y de los derechos de la mujer.
Paradojas de la historia en agosto del pasado año OnCuba hizo referencia a la hoy patrimonial morada a través del periodista Yuris Nórido, quien señalaba:
“Caminaba el otro día por la calle Avellaneda, una de las más céntricas de la ciudad de Camagüey. Iba leyendo los avisos, cuando descubrí uno que me hizo detener. Sobre una puerta con motivos clásicos, dentro de un marquito de madera, ponían “SE VENDE ESTA CASA”. Nada fuera de lo normal, hasta que uno se fijaba que en la fachada de esa misma vivienda había otra inscripción: “Aquí nació y vivió Gertrudis Gómez de Avellaneda. 1814-1873”. O sea, que en el Camagüey legendario está a la venta la casa de la mismísima Tula. ¿Quién la compra?”
El reciente nombramiento que hoy distingue a la edificación donde vivió sus primeros veinte años la ilustre cubana, trae por resultado el rescate de una vivienda que hasta la fecha, por alguna razón, no había logrado ser adquirida por la institución rectora del patrimonio nacional. Existen rumores que la principal traba provenía de sus antiguos dueños quienes exigían como pago, al Gobierno camagüeyano, casi el doble del costo real del recinto. Lo cierto es que ha cambiado la suerte de la polémica casona, donde todos los cubanos podrán reverenciar la vida y obra de la autora de Sab (1841).