Lester Chío está de visita en Cuba. En el año 1995, el habanero estudiante de música, viajó a Cali y desde entonces ha desarrollado su carrera como clarinetista fuera de la Isla.
Ha integrado la World Orchestra y la Orchestre Français des Jeunes, la Philharmonie de Berlín, Concertgebouw d’Amsterdam, Gewandhaus de Leipzig y actualmente se desempeña como profesor de clarinete del Conservatorio de St´ Cloud del país galo.
Desde hace varios años comenzó a promover el intercambio cultural entre Cuba y Francia. Solistas en Concierto para Música de Cámara es la más reciente iniciativa de Lester, quien logró aunar a un grupo de talentosos intérpretes cubanos, para realizar varias presentaciones musicales.
La primera de ellas fue en la Ermita de Monserrate, en Matanzas. Próximamente (29 de julio) visitarán la iglesia del poblado de Aguacate, provincia de Mayabeque y concluirán con un gran concierto de lujo en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís el miércoles 31 de julio.
Los protagonistas de las funciones especiales son el talentoso violonchelista Alejandro Martínez, la pianista Karla Martínez, las violinistas Jenny Peña y Camila Martel –ambas integrantes de la Camerata Romeu-, la destacada violista Anolan González y la reconocida soprano Bárbara Llanes.
¿Cómo surge la idea de realizar este proyecto de intercambio cultural entre Cuba y Francia?
Quiero recordar que en el año 2000 se habían acabado de firmar varios convenios culturales entre ambas naciones luego de haber estado congeladas las relaciones durante mucho tiempo.
Eso fue favorable para este proyecto que existe desde hace cinco años. La idea fundamental era lograr el intercambio de experiencias entre los músicos de más alto nivel en Francia y su contraparte en la Isla.
Cuando comenzó a materializarse el proyecto pude traer a mi profesor francés Richard Vieille, quien viajó a La Habana a impartir clases magistrales y realizar conciertos. El maestro se quedó encantado con el entusiasmo de los estudiantes cubanos.
A partir de ahí surgió la idea de realizar todos los años encuentros culturales los cuales nos aportan muchísimo como artistas y también a las relaciones culturales entre Cuba y Francia.
Otra de las acciones vio la luz casi a mi llegada a la orquesta de La Ópera de Rouen, en Normandía, donde todavía trabajo.
Hace un año y medio trajimos a La Habana a una parte de la orquesta. Hicimos varios conciertos de carácter pedagógico porque nos interesa mucho que esos conciertos se queden grabados en la enseñanza artística cubana.
Cuba cuenta con muchos talentos y elementos interesantes en cuanto a la pedagogía. Por eso decidimos crear una asociación llamada Ruta de Colores Concertantes.
¿Qué te aportaron estos años de estudio en Francia desde el punto de vista profesional?
Cuando llegué a Francia en el año 2000 ingresé en el Conservatorio de París donde, con el transcurso del tiempo, me di cuenta cómo en el caso del instrumento que había estudiado existían tantas posibilidades musicales aún sin explorar por mi.
Desde el inicio de mis estudios en Cuba siempre me inculcaron el cliché de que el clarinete era un instrumento clásico. En Francia me he dado cuenta de que se puede utilizar en estéticas completamente diferentes.
El clarinete es muy empleado en el jazz, en la música moderna, en las orquestas sinfónicas, en la ópera. También por los músicos de los países del Este.
Eso me ha permitido ampliar un poco más mi visión y compartir escenario con músicos que no han egresado de la Academia del Conservatorio de París.
He trabajado junto a diferentes formaciones de cámara como el Ensamble de vientos de Paris y el ensamble Sortie d’Artistes, con los cuales he participado en festivales y giras por varios países.
Todo lo anterior me ha enriquecido como artista. Ahora quiero compartir esas experiencias vividas en Francia con mis amigos cubanos y con todos los interesados en otras visiones de la música de concierto.
¿Qué criterio de selección tuviste con los músicos e intérpretes que participaron en los conciertos de este año?
Intenté reunir a diversas generaciones de solistas de la música de concierto en Cuba que se integraran en un formato de cámara concebido para la ocasión. Todos son un grupo de amigos muy talentosos.
¿Cómo seleccionaste el repertorio interpretado por los músicos?
Son obras, en su mayoría, poco abordadas en salas de conciertos de la Isla. Quiero que el público cubano pueda descubrir otros tipos de repertorios y los artistas interpreten músicas diferentes.
Por supuesto que incluí a Mozart, uno de los más célebres compositores de la música de cámara, con un trío de una profundidad impresionante para viola, clarinete y piano.
Otro autor que interpretamos es Max Bruch, un autor alemán del romanticismo. Integran la lista además Nino Rota, Verdi, Connesson, y una obertura sobre tema hebreo de Serguéi Prokófiev para una formación de cuarteto de cuerdas, piano y clarinete.
Como invitada especial la soprano Bárbara Llanes interpreta El pastor sobre la roca de Schubert, pieza para voz, clarinete y piano. El programa de concierto gira alrededor de la música romántica y también de la música folclórica.
¿Cuáles son tus nuevos proyectos?
Pienso que no podemos nunca desvincular la parte pedagógica, de la artística, y mucho menos de la política. Es muy importante que las instituciones, como las Embajadas de Cuba y Francia, así como la Basílica de San Francisco, apoyen iniciativas de este tipo.
Todos los artistas involucrados somos portadores de un mensaje muy alentador y eficaz para las nuevas generaciones y para el público cubano en general.
Dentro de muy poco tiempo espero poder traer completa a La Habana a la orquesta de La Opera de Rouen, si las cosas fluyen un poco mejor en Europa.
Los músicos franceses tienen un gran interés por venir a Cuba, tocar aquí y poder apreciar lo que sucede a nivel artístico en la Isla. Algo realmente admirable.
Escrito por: Maya Quiroga