El pianista, compositor y pedagogo cubano Alfredo Diez Nieto, considerado el decano de los autores de música de concierto en la isla, falleció a los 103 años de edad, confirmaron este domingo fuentes culturales.
El Instituto Cubano de la Música resaltó el importante legado que deja el autor en activo más longevo en el país, en el que sobresalen tres sinfonías, así como piezas para solistas, orquestas de cuerda y de cámara.
Díaz Nieto mereció los premios nacionales de Música 2004 y de Enseñanza Artística, en 2005, así como el doctorado “honoris causa” de la Universidad de las Artes de Cuba, la orden Félix Varela de primer grado y la distinción Abelardo Estorino en teatro, entre otros reconocimientos a su trayectoria artística.
Esta relevante personalidad de la cultura cubana cursó estudios de solfeo, piano, historia de la música, contrapunto, fuga, composición, orquestación y pedagogía de eminentes pedagogos cubanos y completó su formación en el prestigioso Juilliard School of Music de Nueva York.
Fue músico y compositor, pero también ejerció el magisterio durante su extensa carrera.
Inauguró el Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas, en compañía del musicólogo Odilio Urfé, el 19 de octubre de 1949, con el objetivo de rescatar, recopilar, clasificar, estudiar, difundir y defender todas las manifestaciones propias del patrimonio de la cultura musical cubana, sobre todo las expresiones de raíz popular.
Además organizó y dirigió, a partir de 1967, la Orquesta Popular de Conciertos -que en 1971 tomó el nombre de Gonzalo Roig-, integrada por músicos de diferentes orquestas de baile y bandas militares, instrumentistas retirados y aficionados.
Dentro de su obra destacan sus piezas “Los diablitos”, “Sudor y látigo”, “Gran sonata para piano” y el “Quinteto para orquesta de cuerdas”, entre otras.
Como pianista, ofreció innumerables recitales y en la dirección de orquestas estuvo al frente de la sinfónica de la Escuela Nacional de Música y de la de la provincia Camagüey.
Declarado como uno de los más notables músicos de Cuba, su proyección general, según musicólogos de la isla se asocia a la constancia ante el pentagrama y la fidelidad a las propuestas más rigurosas del sinfonismo y la música de cámara.
Asimismo lo consideran seguidor de la línea de composición de autores como Amadeo Roldán, desarrollada dentro de grandes formas, pero con contenido moderno, aunque desde el punto de vista armónico, su música no obedece a un plan netamente tonal ni a un tema folklórico puro, pues los temas son de su propia invención.