El nombre de Dusty Hill se repetía como un mantra en la entrevista que le realicé hace 6 años en La Habana a su colega de ZZ Top, Billy Gibbons. El legendario guitarrista había llegado a La Habana para participar en el Jazz Plaza, con su primer disco como solista bajo el brazo: Perfectamundo. Días antes se había anunciado la presencia de la banda en pleno, integrada además por el baterista Frank Beard. Finalmente, solo llegó Billy, con quien conversé durante una hora en la Fábrica de Arte Cubano (FAC) junto al locutor Juan Camacho.
La muerte este miércoles de Dusty a los 72 años —mientras dormía—, provocó una conmoción en el rock sureño estadounidense. Mi amigo, el diseñador Abel Ferro, me envió una foto con decenas de motos y motoristas que rodeaban El Salón de la Fama de la música de Memphis, Tennessee, una ciudad histórica para el rock y la música “de raíz” en Estados Unidos, y para la carrera ZZ Top. Las fotos tenían todos los ingredientes de una despedida popular al bajista.
Recuerdo que Gibbons se sorprendió cuando le dije que la música de la banda pasaba revista a muchos seguidores en la Isla y luego descubrió que el público conocía perfectamente los himnos que despachó sobre el escenario, entre ellos —como ustedes conocen—, no podía faltar “La granje”. Gibbons me habló de Dusty en varias ocasiones. Reía cada vez que lo mencionaba. Juanito Camacho le contó entonces par de detalles sobre el bajista y Billy no salió del asombro porque en la conversación volvió a rememorar pasajes de su vida y de su banda que ya apenas recordaba.
De Dusty me dijo que era un “gran tipo”, que lo ha había acompañado durante casi toda su vida. También disparó un par de bromas cuando le pregunté sobre Perfectamundo y sobre las razones que los hicieron tomarse un tiempo de descanso con su buque insignia. “A mis compadres de ZZ Top, Dusty Hilly y Frank Beard les gusta mucho este disco [Perfectamundo], porque ahora pueden salir de vacaciones”. La broma abrió la conversación y me adelantó que su buen humor definiría toda la entrevista. Billy, con su inconfundible chaqueta de cuero y su grueso anillo sobre la mano derecha, me confesó que le habría encantado estar con toda la banda en Cuba y prometió que regresaría con Dusty y Frank para repasar todos los clásicos que la alineación había compuesto en medio siglo.
Hay muchas anécdotas alrededor de este trío de rock sureño fundado a finales de la década de los años 60. Una de ellas se relaciona con las barbas que se dejaron crecer en los 80 y se convirtieron en uno de los sellos distintivos de la banda. En aquella tarde en FAC, Billy me confirmó que él y su compañero Dusty habían rechazado la oferta de un millón de dólares en 1984 que les realizó la marca Gillette para que se afeitaran. El pianista Martín Guigui, el tecladista Mike Flanigin y el bajista Alex Garza, que lo acompañaban en la entrevista y con los que grabó Perfectamundo, también rieron sonoramente al rememorar ese momento. Hay un dato que confirma como ningún otro la relación y complicidad establecida por Billy con Dusty y Frank. ZZ Top es la única de las bandas históricas del universo rockero que se mantuvo con sus miembros originales. Billy me lo resumió en una frase: “Nos conocemos como la palma de la mano”.
Con ZZ Top Dusty grabó cerca de 20 discos. La banda mantuvo inalterable su base de hard rock con rock sureño, a la que incorporó elementos del punk y el new wave. La alineación ha sumado un puñado de clásicos a la historia del rock en los que el bajista tuvo un peso fundamental. Eliminator, uno de sus grandes discos, en el que Dusty intervino como tecladista, vendió millones de copias y fue incluido por la revista Rolling Stones entre los mejores fonogramas de la historia.
No obstante, Billy no prestaba demasiada atención cuando le mencioné la magnitud de la fama alcanzada por ZZ Top. Solo estaba interesado en compartir sobre las profundidades de la creación y resaltar que la banda era solo una continuación de muchas otras músicas a las que sintió necesidad de rendirle su propio homenaje con sus colegas a lo largo de su carrera.
“El blues es la columna de la música popular y nosotros nunca nos hemos separado de él. Por eso seguimos contando con nuestros fans”, me respondió cuando hablamos sobre las causas que habían mantenido en pie a la alineación mientras otros pesos pesados del rock quedaban por el camino o transformaban su sonido para acoplarse a los intereses de los nuevos públicos: “El blues —me reafirmó—, es nuestro lenguaje y el combustible para seguir en los escenarios”.
No estaba muy seguro sobre cuándo podría concretarse su visita a Cuba, pero no dudó en afirmar que en la próxima vendría acompañado de Dusty y de Frank. Ellos —me dijo— también compartían su visión sobre la música como un espacio abierto dispuesto a acoger todo tipo de influencias.
Perfectamundo fue un experimento para Billy, con el que se dio la oportunidad de decirle al mundo del rock que en su obra no estaba ausente la música cubana, una declaración que quizá para algunos no encajaba en su aspecto de tipo rudo, curtido en medio de los avatares de las carreteras, de las leyendas de los motoristas y del rock sureño.
“Con este disco quise honrar la influencia de la música cubana en los músicos estadounidenses de jazz y en otros aspectos de la música popular. Ha sido, a través del tiempo, una relación muy decisiva, y mi objetivo es que todos sepan de esa unión”. Sus palabras tenían el poder de convicción de quien sabe muy bien lo que dice. Entonces me preguntó luego dónde se podía escuchar música en vivo y conocer más sobre los artistas de Cuba. Billy no se dejó regir por los dictados del tiempo en esa conversación. Intercalaba las respuestas con preguntas sobre Cuba y remarcaba el interés que tenían sus “compadres”, como llamaba a Dusty y a Frank, en tocar junto a él en la Isla.
Ya ese sueño de los miembros originales de ZZ Top no se podrá concretar del todo, pero Billy, de alguna forma, cumplió el deseo de Dusty, que en aquel momento también estuvo en La Habana cuando su compadre despachó los clásicos de la banda sobre el público y los cubanos se unieron al grito de guerra de ZZ Top, que retumbó una noche en La Habana.
Pude verlos en Miami Beach durante quiza su ultima gira, espectaculares, como siempre. Entre mis bandas preferidas por su musica, su humor en la escena y su apego a los principios que le dieron origen. Pocos logran un sonido perfectamente reconocible y eso lo logro ZZ Top. RIP Dusty Hill!!!! Y bueno, creo que la foto no es del Salon de la Fama en Memphis, sino de Beale Street, la calle del blues en esa ciudad.