El sacrilegio de Ernán comenzó hace varias décadas. Desde sus primeros años de formación, mientras repasaba la obra de los clásicos, su oído permanecía atento a lo que ocurría del otro lado de la ventana. Quizás gracias a esa cualidad de percibir el entorno, nació su amor por la música popular, aunque sus dedos y su cabeza ejecutaban con virtuosismo las piezas de Chopin o Debussy. En esa formación inicial guiada por su madre, convivían también Miles Davis y Winston Kelly, Duke Ellington y Charlie Parker. Por el otro lado le llegaban Los Zafiros, La Orquesta Cubana de Música Moderna y los maestros Emiliano Salvador y Frank Emilio. Justo en ese cruce de estéticas, Ernán aprendió a jugar con las esencias para devolvernos una música auténticamente suya.
Por eso el CD/ DVD Sacrilegio – presentado recientemente en los Estudios Abdala, de Cuba- funciona como una suerte de memoria autobiográfica de un artista que no oculta su interés por ampliar los límites del jazz y por reinventar el arte más académico con la coloratura de lo popular. “Siempre me ponía a jugar con las obras. Mi madre que era muy buen músico, me gritaba: Ernán concéntrate y estudia que tienes examen, después te entregas a tu jazz. Fue ahí donde comenzó todo”.
El proyecto discográfico ofrece un recorrido por obras de Bach, Beethoven, Scarlatti, Lecuona o Cervantes, siempre desde la “apropiación” ingeniosa de quien ha sido catalogado por Silvio Rodríguez como un hombre capaz de la “exquisitez más callejera o de la cotidianidad más elaborada”. Aparece entonces una sonoridad de las cortes europeas con la cadencia de la música yoruba o hasta un vals con la voz inconfundible de Kelvis Ochoa.
Bajo el sello Producciones Colibrí, Sacrilegio aboga por actualizar esa herencia cultural que llega desde Europa, pero que no debe negar la riqueza del espacio sonoro cubano. El álbum está nominado al Festival Internacional Cubadisco 2014 en las categorías: Antología de versiones, Grabación, CD-DVD y Jazz.
La idea de estos discos surgió hace varios años, porque en realidad se trata de temas que lo han acompañado en distintos momentos de su vida. “Es una intervención a la música clásica, en gran medida lo que yo estudié, incluso hay repertorio de cuando era estudiante de nivel medio. Tocaba esas obras en conciertos. En un principio, ejecuto las piezas tal y como fueron escritas y empiezan a ocurrir cosas a partir de la música cubana y el jazz”, precisa López- Nussa.
“El proyecto se divide en dos etapas y está conformado por dos discos (Rondó y Molto vivo), así como por un DVD y tiene fechas de culminación también distintas. Abarcan desde una pieza del barroco hasta la música de nuestros días, con obras de Leo Brouwer, por ejemplo. Es en cierta medida un homenaje a mi madre, quien me puso por primera vez las manos en el teclado, la veladora del arte en casa”.
También para recordarla, pronto verá la luz un nuevo fonograma titulado Invención Lekszycki. “El disco está grabado y en proceso de mezcla. Esa parte del trabajo debe concluir próximamente. Después irá a la fábrica. Encierra toda la cultura que me llegó desde Europa, sobre todo de Francia y Polonia; es un resumen de mi quehacer en esa otra zona que también es parte de mi raíz sonora”.
Este Sacrilegio de Ernán juega con los referentes, integra, funde, actualiza y es que durante varias décadas el compositor e instrumentista ha demostrado que no le interesa la “solemnidad” mimética. Para él lo más importante es seguir escuchando lo que sucede al otro lado de la ventana.
Foto: Cadena Habana
Buen articulo Yeni!