Cuatro discos con diversas casas fonográficas cubanas, 43 temas grabados al más alto nivel profesional de los cuales, al menos, nueve han sido éxitos radiales en Cuba, así como la presencia en los discos recopilatorios Saliendo a flote de 1996 y Cuba Underground de 2001 pueden tomarse como una hazaña de una banda de rock en la Isla del Son y evidencian cuánta historia puede construirse a partir de buenas canciones.
El primer paso se dio en la capital cubana el 21 de marzo de 1992, cuando el guitarrista y compositor Javier Rodríguez contó con el cantante Roberto “Keko” Fajardo para hacer realidad el sueño de crear una banda. En sus inicios, el entusiasta dúo solo tuvo como escenario el muro del malecón habanero y, como público, algún que otro curioso transeúnte que se detenía a verlos cantar.
Decidieron llamarse Extraño Corazón, nombre extravagante pero eficaz porque tiene un toque poético que no se olvida. En una de sus primeras entrevistas radiales Javier y Roberto fueron interrogados al respecto: ¿De ustedes, quién es el extraño y quién el corazón? Ahora la historia habla por sí misma e invita a otro tipo de pregunta porque Extraño Corazón es un clásico del rock cubano.
En 1998 Extraño Corazón firmó contrato con el sello EGREM para presentar el álbum “Solitario”, una muestra de las mejores canciones de su repertorio inicial, donde se alternan temas de rock clásico al estilo de “No es que quiera marcharme”, baladas con arreglos acústicos marcados por las melodías del blues como las emblemáticas “Cristal al caer” o “El inútil sueño de Jessie Rainbow”, y otras que nos acercan a los compases del country como “De veletas, marionetas y música country”. Es un disco donde prevalece el blues y el country, pero en los textos y las melodías vocales hay influencias de la trova cubana, un importante detalle de autenticidad. Este álbum tuvo eco en los medios de difusión y Extraño Corazón dejó de ser un fenómeno capitalino para alcanzar con su música todos los rincones de Cuba e incluso presentarse en escenarios de España. También sirvió para presentar a Luben García, cantante que ha estado en diversos momentos importantes en la banda.
El segundo disco llegó en 2002 con el título No preguntes y pertenece al sello Unicornio. Aquí el guitarrista y cantante Iván Leyva acercó a la banda a una sonoridad pop rock incrementando la presencia de los instrumentos eléctricos. Leyva es autor de ocho de los 11 temas, detalle que expone cierta abulia creativa de Javier Rodríguez en esa época.
Sobre este punto Javier Rodríguez recuerda:
“’No preguntes’ fue un disco precipitado en el que yo solté el timón de la nave, había mucha incertidumbre sobre la permanencia en la banda de los músicos que estaban grabando. Iván Leyva tenía planeado irse a vivir a Barcelona y el bajista, Aldo Nosti, solo estaría en los días que durara la grabación. En medio de esa situación tuve que convocar nuevamente al cantante Luben García, quien cantó las tres canciones que eran de mi autoría. El asunto de la abulia es consecuencia de esto, la presión de grabar todos los temas en nueve días sin turnos adicionales, con Iván Leyva agripado, con fiebre de 38 grados, responsabilizado con cantar sus ocho temas y hacer las guitarras… y demasiado whisky en el estudio de grabación”.
Entre los éxitos de este álbum puede citarse Como un fantasma, canción escrita por Javier Rodríguez y Joel Vilariño, cuyo video-clip resultó ganador del premio Lucas 2012 al mejor video rock de ese año.
“Llevaba una vida kamikaze” recuerda Javier Rodríguez y esto llevó a Extraño Corazón al fondo de un abismo que parecía infranqueable. La banda permaneció en silencio por seis años y en 2011 el disco Bitácora del sello BisMusic la trajo de vuelta con mayor presencia y con una sonoridad roquera. Javier Rodríguez asumió la composición en ocho de los 11 temas, muchos de ellos inspirados en sus duras experiencias personales. En “Cerrando los bares” Javier deja traslucir de forma elocuente su superada adicción al whisky y lo sufrido en sus años de silencio artístico:
Perdido en tu ciudad / separados por el mar / fui cerrando los bares / sin poder olvidar.
Sobre Bitácora su autor expresó en una entrevista a Radio Habana Cuba en 2011:
“Para mí, Bitácora es un punto de partida, viene siendo como un kilómetro cero, no estoy ni siquiera mirando hacia atrás porque estoy todo el tiempo mirando hacia adelante, pretendemos navegar lo más lejos posible de las tormentas y llegar lo más cerca posible al corazón de la gente. Es un disco muy radiable, bonito de escuchar para personas que no escuchan música rock. Yo creo que la palabra rock todavía da mucho miedo aquí y hay quienes usan el disfraz del término “pop-rock” para suavizarla”.
La interpretación de un nuevo cantante, Issán Ortiz, en este disco aporta nuevos elementos, aunque la colocación de su voz y su estilo son propios de un intérprete pop. “Bitácora” resultó premio Cubadisco en la Categoría Rock en la feria internacional del disco cubano en 2012 y marcó un tímido retorno de Extraño Corazón a la vida cultural. No obstante, no varió su estatus de banda fantasma en la escena cubana. Los fans tuvieron que esperar otros seis años para escuchar nuevamente el nombre de Extraño Corazón, esta vez asociado al título Confesiones de un náufrago.
Javier declaró que este cuarto álbum, Confesiones de un náufrago, del sello BisMusic, “nació en un momento en el que había decidido ponerle punto final a la historia de la banda”.
Tomó una decisión arriesgada al seleccionar como productor y arreglista a Tiago Felipe, guitarrista y líder del power trio Stoner, un músico joven comprometido con la escena del Metal. Tiago le dio una sonoridad más contemporánea a Extraño Corazón y enriqueció la propuesta original de las canciones con arreglos progresivos y sinfónicos. “Confesiones de un náufrago” está compuesto por temas nuevos y otros que aparecen en la discografía anterior de Extraño Corazón y que Javier decidió incluir porque “resultaban atractivos al concepto sinfónico”, según explicó. En este álbum vuelve a incorporarse a la banda el cantante original Roberto “Keko” Fajardo. Además, el violinista Christopher Simpson, la chelista Greta García y el intérprete de instrumentos de cuerda Ove Brun reforzaron las orquestaciones aportando profundidad al colchón armónico en los segmentos sinfónicos.
El primer tema del disco Confesiones de un náufrago resume todo su concepto artístico y su texto autobiográfico refleja el dolor de quien sobrevive a las tormentas de la vida: “Tuve que naufragar, perderme y luego fracasar…”. Es una de las mejores canciones de Javier Rodríguez, con mucho sentimiento en cada metáfora. No podía creerlo cuando me explicó que esta canción era un epitafio a la banda.
Afortunadamente el disco ha tenido una excelente acogida y el pasado 29 de septiembre de 2018 fue premiado como “Mejor Álbum Rock” en Cubadisco. Solo dos bandas en la historia del rock cubano han recibido este lauro más de una vez y una de ellas es Extraño Corazón. Además, la agrupación ha realizado presentaciones en varias de las ciudades más importantes de Cuba celebrando, con un año de atraso, los 25 de carrera artística. El pasado 18 se septiembre se presentó en Bayamo y se hizo acompañar en dos temas por la Orquesta de Cámara San Salvador de Bayamo, bajo la dirección del maestro Javier Millet Rodríguez. También hizo conciertos en Holguín, Ciego de Ávila y Santa Clara en los días siguientes. Con anterioridad se había presentado en La Habana.
“Confesiones de un náufrago” no me transmitió nunca el mensaje trágico de un epitafio. Todo lo contrario, cuando escuché el disco por primera vez me produjo una gran satisfacción por su grandeza. Tuve la certeza de que aparecería una disquera para su producción, de que vendría Cubadisco para premiarle. No me vi diciendo adiós, sino dando la bienvenida a la banda en el escenario.
Desde hace siglos al diario de navegación se le suele llamar cuaderno de bitácora.