La fecha no encabezará grandes titulares, no será recordada en conferencias de prensa ni ocupará cintillos en espacios estelares de la televisión cubana. Quienes la conmemoran, los integrantes del grupo de hip hop Obsesión, a decir verdad, tampoco esperan que algo así suceda. Durante los 25 años de carrera, la banda se ha mantenido componiendo, observando con atención la realidad, despertando en el corazón de los barrios periféricos cubanos y grabando canciones a través de la cuales un buen día se podrá mirar también el envés de la vida nacional.
Obsesión, pionera del movimiento de hip hop cubano, se encuentra celebrando sus 25 años de carrera y tanto los seguidores del rap en la Isla como el propio dúo, saben que no es poca cosa que un grupo de rap cubano pueda llegar a semejante número, sin colgar los guantes o trasladar su “cuartel general” hacia otras tierras.
Magia López y Alexey Rodríguez ( El Tipo Este) , los dos fundadores y Mcs1 del grupo, han sido testigos privilegiados de la evolución del rap cubano, de la música contemporánea y de los cambios generacionales que se han dado en el núcleo de un movimiento que ha sido uno de los representantes más vivos de la escena underground cubana.
A pesar de eso, la banda no se ha detenido a mirar el mundo cómodamente; en cambio, lo ha hecho desde el respeto que proyecta mantenerse representando un género, una filosofía de vida, sin claudicar cuando el entorno más cercano juega casi siempre en contra de que así sea e invita finalmente a abandonar. Los dos Mcs de la alineación conocen muy bien las trampas frecuentes de los escenario comerciales y nunca se decantaron por jugar con las cartas marcadas ni abandonar, con solo un giro de timón, toda la coherencia y compromiso (sí, compromiso), que han definido su carrera. Por eso tampoco se dejaron arrastrar (o arrasar) por la ola que condujo, en su día, a decenas de grupos de rap a mudarse a los escenarios del reguetón para tratar de sobrevivir a la crisis económica y alcanzar la popularidad nacional o internacional, negada por la falta de promoción del rap en Cuba. Tampoco se establecieron en ninguno de los barrios neoyorkinos donde conservan estrechos vínculos con otros exponentes del rap underground y han recibido a través del tiempo continuas invitaciones para ofrecer conciertos o participar de acciones comunitarias.
Lo de ellos ha sido una pelea a pulmón para demostrar que el hip hop cubano vive, que se puede hacer rap en Cuba. También ha sido, digámoslo todo, una pelea contra ellos mismos, porque los que hemos estado de alguna forma cerca del dúo y del rap cubano sabemos que para mantener los músculos en forma han tenido que enfrentar también las diferencias entre ellos, y los propios sismos internos. Han salido ilesos, íntegros y fortalecidos para seguir en la carretera por el tiempo que ellos decidan, no por el tiempo que otros les dicten. Y eso, se sabe, es un golazo desde el medio de la cancha.
Obsesión es considerado uno de los representantes de la llamada “vieja escuela de hip hop” en Cuba. Su debut está fijado por alguna fecha de 1996. Entonces, unos muy jóvenes Alexey y Magia, con otros músicos detrás, mostraron una conciencia cívica muy arraigada que adelantó el grupo que serían. Durante aquella época compartieron créditos con otras alineaciones como Doble Filo, Anónimo Consejo, The Junior Clan, Amenaza, entre otros grupos que tenían como punto en común su necesidad urgente de expresarse, de proyectar con sus canciones todo ese segmento de la realidad oculta bajo la alfombra de los medios de comunicación y de los discursos oficiales; y también de mostrar sus heridas, que no eran pocas.
En el caso de Obsesión, cobró una relevancia muy notoria el interés del grupo no solo por expandir su carrera sino de contribuir al desarrollo de un movimiento que durante los años 90 vivió uno de sus momentos de gloria, por la fuerza intrínseca del movimiento durante la época, la coincidencia en el tiempo de varios grupos que marcarían la escena y la estrecha relación de intercambio mantenida con raperos estadounidenses con la misma conciencia critica acerca del mundo y de la marginación de las minorías negras.
La banda canalizó ese interés en un proyecto que no se puede obviar a lo largo de sus 25 años. Se trató de los “Simposios de Hip Cubano”, que organizaron con Doble Filo, la psicóloga “Negra Cubana” y la recordada actriz y activista Lourdes Suarez, uno de los símbolos más entrañables y queridos del movimiento de hip hop en el país, entre otras personas vinculadas al movimiento. En una de las primeras ediciones del Simposio tomé conciencia realmente de la envergadura y la estirpe creativa de la dupla de Magia y Alexey. Creo que apenas ingresaba en los predios periodísticos cuando le pedí entonces una entrevista a Alexey en la Casa de Cultura de Plaza, durante la primera edición del Simposio. “El MC”, se sorprendió de que un periodista de un medio oficial se le acercará con la intención de publicar una nota sobre el evento. Alexey, lo recuerdo, me impresionó radicalmente por la fuerza y la conciencia que desprendía con sus palabras.
Con frases nerviosas me habló del hip hop como factor de cambio, de las necesidades de transformaciones en las comunidades cubanas, de la permanencia del racismo en Cuba y de todo lo que podía ayudar el Simposio para la unión y el reconocimiento individual y colectivo de los integrantes del movimiento de hip hop en la Isla. En aquel momento, estaba acompañado de mi amigo Marcel Lueiro y ambos estuvimos comentando durante varios días aquel encuentro con Obsesión.
En aquella época, en medio de los fragores del Simposio, también nació un disco cumbre del rap cubano, un fonograma grabado de forma independiente, como casi todos los discos de ese género en Cuba. Se trató de La fabrik (2003) que reunía los ímpetus creativos y la mirada aguda de Obsesión y Doble Filo.
El álbum, que apenas ha sido reseñado en los medios, salvo honrosas excepciones, es uno de los testimonios más valiosos del rap en la Isla y sentó cátedra para el decursar de este movimiento. Del disco se pueden subrayar varios temas que identifican plenamente las búsquedas de ambos grupos, que tuvieron vínculos muy cercanos durante bastante tiempo. Sobresalen varias píldoras sonoras que son un reflejo del tiempo en que fueron creadas y que hablan, entre otras cosas, de lo que significaba para el movimiento mantenerse alejado de los patrones comerciales y del consumismo voraz. En el álbum, Obsesión también articula uno de los principios sostenidos como una máxima en su carrera: la reafirmación de la raza negra en Cuba, las denuncias hacia todas las formas de racismo y las problemáticas de la negritud acrecentadas por las miradas excluyentes que perviven en la sociedad cubana.
Temas del grupo como “Drume negrita”, “La bendición” y “Los pelos” son cimientos muy completos de las querencias de Obsesión por llevar a debate público los temas de la negritud en Cuba, que han sido, por lo general, obviados de los debates oficiales en la Isla, en los medios de comunicación, o simplemente no han sido abordados con la profundidad y coherencia necesaria en espacios culturales que, contradictoriamente, podrían funcionar para impulsar esas discusiones.
El tema racial alcanzó su máxima expresión en el discurso de la banda con la publicación del disco “Negro”, un material vital para ahondar en la obra de Obsesión y en sus preocupaciones por los síntomas agudos de discriminación racial en la Isla. El álbum pasó sin penas ni glorias entre los medios, pero sí marcó definitivamente la escena del rap en Cuba como anteriormente había sucedido con otros discos como “Despierta”, de Doble Filo, “Polvo de La Humedad”, de Danay Suárez o “La naranja se picó”, de Los Aldeanos, álbumes que, desde las propias perspectivas de sus autores, constituyen hoy plataformas imprescindibles para entender el rap cubano y la sociedad de la Isla desde un mirada cimentada en los conflictos enunciados desde abajo.
Ese disco no solo confirmó que Obsesión había madurado sus planteamientos sobre los problemas raciales que han abordado en sus canciones. También hizo notar que el dúo había ampliado los conceptos sonoros manejados durante su carrera, con la suma del guitarrista Pablo Menéndez, el rapero El Adverzario, el dúo de trova Karma y la poeta canadiense D’bie Young.
Desde entonces, Obsesión ha seguido creando desde el municipio habanero de Regla, donde tiene su base de operaciones, sin torturarse con la falta de promoción hacia su obra ni por el desinterés mediático que cubre la escena del hip hop en la Isla. Es cierto que todavía, después de tantos años, en Cuba no se ha tomado verdadera conciencia de que el rap es un expresión crítica, beligerante , que profundiza en las heridas sociales , en los puntos de quiebre y que debe asumirse como tal y ante la hondura de la crítica la respuesta institucional no puede ser la negación o la clausura de espacios; porque si el rap renuncia a su direccionalidad aguda y crítica hacia la realidad perdería todo el sentido y el respeto que tienen sus exponentes en las comunidades y barrios cubanos.
El rap cubano históricamente se ha ganado la atención internacional porque no ha claudicado, pese a todo, a las prebendas del mercado y las luces de la popularidad. Sin embargo, en la Isla no se ha comprendido realmente este movimiento y por esa razón lo poco que se había ganado en comprensión se ha perdido en los últimos años por el temor a la crítica sin cortapisas, a la falta de conocimiento de funcionarios en puestos culturales clave, al retroceso entre los vínculos institucionales y el undergorund cubano y al tímido funcionamiento de una agencia de rap en la que no se siente representada una buena parte de la comunidad hip hopera cubana.
No se ha comprendido de una vez que la homogeneidad es un signo de muerte. Que el rap cubano es precisamente un fenómeno que ha mostrado lo que no aparece los medios u otras plataformas mediáticas y que la sociedad cubana crecería mucho en su diversidad si se escucha a los raperos, si los funcionarios culturales bajan a los conciertos, a los barrios, si las disqueras les conceden mayores oportunidades de grabación a los MCs.
En cualquier caso, Obsesión mantiene su punto de despegue en la Casa de Cultura de Regla, ese sitio que ha visto como el dúo intercambia canciones, como habla de Cuba con toda la honestidad implícita en su obra y como, también, trasforma la vida de cientos de personas que encuentran en su música —y en el rap cubano— las respuestas a interrogantes que no aparecen en los espacios vacíos de otras expresiones culturales promocionadas hasta el cansancio, en los disfraces de la conciencia de otros artistas salidos un día del movimiento de hip hop o de corrientes culturales adyacentes, o en las páginas de los medios de comunicación, en los que el movimiento de hip hop cubano sigue siendo una de las asignaturas pendientes.
Por lo pronto, Obsesión llegó a sus 25, y la fecha es uno de los motivos más auténticos de celebración para el hip hop y en general para toda la música buena y honesta que se hace en Cuba.
Notas:
1 MC (de Maestro de Ceremonias) En un principio se conocía así a las personas que animaban al público en sesiones de discjockeys. Actualmente son conocidos como MC los vocalistas de rap