Resulta difícil encontrar a una cantante del género urbano en Cuba que haya alcanzado cierto éxito y popularidad, salvo contados nombres (Patry White, Señorita Dayana), una realidad que no es particular de la insularidad cubana, porque el éxito dentro del reguetón sigue siendo casi exclusivo para los hombres.
Malaka ha llegado a cambiar esa realidad, con un discurso más polémico, una imagen más atrevida —aunque no con el arquetipo acostumbrado de una modelo que baila para hombres en los videos del género urbano— y de momento parece irle bien, con una carrera iniciada en plena pandemia y que ya ha cosechado sus primeros frutos con el premio Lucas al Mejor Video de Música Urbana, en su más reciente edición.
La joven artista muestra una apariencia más friki con su peinado a base de dreakloks y coloridos tatuajes y si en un principio lucía más delgada, ahora luce las libras ganadas con desenfado en sus redes sociales para beneplácito de los “malakosos” y “malakosas” (como llama a sus seguidores) porque le gusta y no anda con complejos, goza contestarle a sus fanáticos y decirles barbaridades a sus detractores.
Lo mismo encuentras reflexiones serias que una sarta de malas palabras en su perfil de Twitter, su red social preferida y con ese espíritu de contradicción ha llevado adelante su carrera. Malaka no es solo el personaje para adorar o criticar, ni una influencer por la cual guiarte —a quien le funcione esta actitud de vida— en el fondo, también es la pequeña Jennifer criada por su abuela en el tranquilo y recatado barrio de Miramar.
¿Cómo una muchachita de Miramar, que hizo la primera comunión y el catecismo, llegó a ser artista del género urbano?
A mí me ha tocado una vida de siempre nadar contra la corriente en todos los aspectos. Desde el primer minuto que supe que quería ser artista y mi familia no quería, es como que todo te da igual, ya una vez que rompes esa barrera tienes que ir adelante con eso.
En el caso de mi abuela, que fue con quien me crie, no le sorprendió tanto que me dedicara a esto porque era algo que veía. Yo era la que perreaba en la familia, siempre que ponían un tembleque o una cosa extraña yo me ponía a bailar y eso.
La sorpresa en sí no fuera que me gustase, sino que me dedicara a eso de manera profesional, también fui jefa de escuela —escuela además centro de referencia—, niña “Beso de la patria” y por lo general primer escalafón y demás, en fin… se esperaba que mi carrera fuese por otro rumbo.
Yo aprendí a hablar inglés en la secundaria porque dos de mis mejores amigas no hablaban español porque una era de Etiopía y la otra de Mozambique y lo único que podíamos hablar las tres en común era inglés.
Entonces empiezo a consumir música en inglés. Incluso en esa etapa de mi vida para mí no existía Cuba en el sentido de ver programas de televisión, ni de escuchar artistas cubanos, yo vivía aquí pero no me sentía de aquí, era algo muy extraño y ya eso se me ha quitado con el tiempo porque he entendido que las raíces son importantes a la hora de sentirte identificado con tu cultura.
Escuchaba muchos raperos en inglés y era un reto para mí tener las letras de esas canciones, empecé a componer en inglés y fue así que empecé esta historia. Siempre me gustó cantar y estuve en varios coros… lo típico, pero no me veía como cantante de esos géneros, tiene que ser que vaya a hacer un musical y haga un personaje que tenga esas características.
Entonces cuando empecé a hacer teatro musical vi más tangible la posibilidad de cantar profesionalmente. Componer siempre me gustó, aunque componía cosas muy mierderas en ese entonces, pero lo hacía.
De tu primer video (Veneno) hasta el más reciente (Lengua) se nota un cambio sustancial, no solo en las letras, sino en tu proyección.
La esencia sigue siendo la misma, lo que ahora estoy más segura que en ese primer momento. Un amigo me ayudó a grabar Veneno con el móvil y otra amiga lo editó, todo en medio de la cuarentena, así de simple.
Estaba en una nebulosa, no había firmado con mi compañía, pero la canción me encanta porque recoge esa energía personal y me sentía como mismo decía la canción, “como una mantis religiosa”, es algo que me he perdonado un poco porque he comprendido que terminar una relación no te hace necesariamente una mala persona, cosas así.
Cuando decidí empezar mi carrera en solitario, sabía que quería hacer un tema como Omelette y como Lengua porque me gusta mucho hablar de la sexualidad y el ser humano, en especial los cubanos que son muy sexuales. Considero que aun hay bastantes cosas que casi nunca se tratan desde la perspectiva de una mujer en el videoclip y la música urbana.
Por ejemplo, has escuchado a muchos artistas cubanos del género hablar de que dos mujeres estén y todo eso, pero a nosotras las mujeres nos cuesta aun romper con eso. A los hombres les pasa parecido porque su diapasón sexual está muchas veces limitado por ellos mismos y eso en el mundo moderno ha cambiado bastante, pero a nadie le gusta hablar de eso, persisten complejos y es algo que no quieren que se sepa, me ha pasado en mis relaciones personales por eso sé que les gusta y trato de tocar el tema en Lengua de una manera jocosa.
Me gusta aprovecharme de eso, a través de la diversión tratar temas complejos, desde la risa y el chucho hablar de cosas que sí son muy serias. También está el hecho de poner a hombres a hacer twerking, que es algo de lo cual se sabe muy poco y no necesariamente implica que un hombre que baile así sea gay.
Por ejemplo, antes el twerking se veía solo desde una perspectiva sexual y eso ha cambiado, ahora se ve incluso desde un punto de vista hasta deportivo, aunque esto no se domina aquí y nos dimos cuenta cuando grabamos el video en la zona de la Fábrica de Arte Cubano, donde las personas se quedaban mirando con caras de asco, eso me encantaba porque significaba que era buena señal para lo que quería transmitir.
¿Por qué llevar ese mismo lenguaje provocativo en tus redes sociales?
Me gusta ser explícita, lo soy en redes y lo mismo hablo explícitamente que toco temas en un tono serio. Uno tiene muchas aristas y una de las mías es esa, ser Malaka, como mismo me trajo cosas positivas, también varias personas se alejaron un poco de mi vida porque consideran este cambio un poco escandaloso.
Y no los critico, los entiendo y me hace muy feliz este cambio porque me siento libre, no por poder exhibir mi cuerpo sino espiritualmente hablando. Fue duro porque son personas que yo aprecio y por suerte han ido entendiendo poco a poco y me aceptan ahora.
Creo que mis redes nadie las podrá llevar como yo. Cada vez me cuesta más trabajo revisar notificaciones y mensajes porque tengo una vida, si un día llego a un nivel en que no pudiese revisar todo, organizo un día para responder mensajes, por ejemplo, pero que las personas sientan que sigo ahí.
Pero nadie va a escribir de la forma que lo hago yo, ni le responderán a una persona en redes como lo haría yo, eso es clave para mí, el poder comunicarme directamente con mis seguidores que les digo “malakosos” y “malakosas” porque no los siento como fans, no tengo esa distancia artista-fan y quisiera que esa relación se mantuviera así de apegada.
Tampoco me considero influencer y mira que me han etiquetado en cosas así. El término está muy de moda pero no quiero que me etiqueten y eso me da miedo, no voy a renunciar a ser como soy porque tengo que influenciar en alguien respecto a lo que la sociedad considere como algo bueno.
Tuviste la suerte de firmar por una compañía, pero no es algo que les pase a todos.
Es muy difícil para un artista costearse un video o una producción musical. Si yo no estuviera en esta situación que tengo ahora, Malaka no sería la misma, aunque seguiría pa’lante porque yo soy así de fuerte. Nunca dejes de generar contenido es lo que puedo decirle a quienes quieran ser artistas.
Muchos me dicen “yo quiero ser cantante” y vas a su perfil y no tienen un solo video cantando al menos en la ducha del baño, entonces me cuesta trabajo creer en tu sueño si tú mismo no apuestas por ti, y si no lo haces, ¿qué te hace pensar que otro lo hará?.
Yo subía mis freestyles que ahora mismo, por Dios… ¡infames! Los grababa y los repetía mil veces porque los tenía escritos, en ese entonces grababa de madrugada porque vivía con mi abuela que no la dejaba dormir y así hasta que un día Vittorio, el director de la compañía Di Bennedetto Productions me vio, aunque ya había visto algunos videos míos como Calentón y me propuso trabajar juntos.
Para mi es la mejor compañía porque me deja ser. Me aconsejan, discutimos y hablamos todo lo que hacemos, pero puedo ser yo misma y desarrollarme como quiero, por eso digo que mi música puede gustar mucho o poco, pero al menos tiene mi sello y eso es muy importante. Para mi Di Bennedetto Productions fue una luz.
¿Has experimentado discriminación o sexismo en una industria dominada por hombres?
Me cuesta trabajo responder esto porque no puedo hablar de lo que no he vivido. Es posible que lo haya y sí es difícil como mujer salir adelante en la industria porque es un mundo de hombres, pero no me siento discriminada porque me siento igual que ellos.
Eso depende mucho de tu actitud. El otro día una muchacha me escribió preguntándome si alguna vez me habían acosado sexualmente en plan de que algún productor te haya dicho “si no te acuestas conmigo no te hago tal tema”. Jamás. A mí me han “dispara’o”, yo sé que a alguien le he gustado, pero si le digo que no, ya está.
Si tu trabajo es bueno, vas a seguir trabajando igual. Las mujeres a veces se sienten predispuestas y ves que dicen que no se tienen que sentir inferiores y no sé qué… yo en eso no pienso sinceramente, eso no me preocupa.
Me molesta incluso que a veces eso se vuelve una justificación para decir que no eres exitoso. Te pongo un ejemplo, yo saqué en redes un challenge donde los ganadores podrán grabar un tema en mi próximo disco y había muchos hombres y como dos o tres muchachas, una de ellas cantó muy lindo, pero no se le entendía y no la escogimos porque no la iba a poner por el hecho de ser mujer, así de simple.
Incluso viéndolo desde una perspectiva feminista, lo cual no me considero para nada, sería como si al hacer eso lo hicieras por lástima, por coger migajas y yo no quiero eso. Las mujeres somos mejores que los hombres en diversas áreas de la vida, como mismo los hombres son superiores a nosotras en diferentes asuntos, y es necesario aceptar eso sin complejos —que todos tenemos algún que otro complejillo— pero cuando vives sin ese complejo, no te estás “cocoreando” cada cinco minutos con esas cosas.
Si trabajas todo te sale bien, conozco a muchas que quieren dedicarse a esto y las ves barqueando o quieren ser artistas porque es algo cool y eso no lo respeto, lo mismo pasa con los hombres. Entonces ¿de verdad tú quieres ser artista, estás metido en profundidad en ese propósito o es solo moda?
Ser artista es algo cool, lo sé, pero tiene que haber algo más.
Ahora estabas inmersa en un ensayo, pero también estás terminando tu primer disco…
Es una obra de teatro con Mefisto, mi compañía de siempre y prefiero hacer teatro porque aunque he hecho televisión y me ha encantado la experiencia, ahora mismo mira mi imagen, yo me he radicalizado mucho y ahora mismo soy un personaje.
Tendría que ser un proyecto donde les interese mi imagen así como está, mientras tanto me quedo en el teatro que me mantiene activa y creativa, también es más flexible en cuanto a horario. Esto no quiere decir que si me llamaran y el personaje me interesa mucho pues pudiese hasta quitarme los drealocks.
Estoy ensayando una obra con Ariel Albóndiga que se llama Un dios salvaje y que viene siendo como una comedia ligera, cuatro personajes todo el tiempo en escena y me gusta muchísimo, siempre bajo la dirección general de Hedy Villegas, directora de Mefisto Teatro.
Respecto al disco, demasiado emocionada con eso. No sé si sea el momento correcto para hacer un disco porque en el mundo moderno la industria se maneja por singles y si estás, digamos que muy ranqueado, haces un disco, pero tenía tantas ganas que mi jefe aceptó y este álbum me representa totalmente.
Hemos logrado una variedad musical especial, tiene de todo, se ve mi lado más “raper”. No he pensado siquiera si gusta o no gusta, pero sí creo que diferente en Cuba sí es, veremos hasta qué punto.
¿Malaka, quien es?
Malaka es Jenni. Se la tragó con papa. Es un pretexto para que saliera esa arista de Jennifer porque como seres humanos tenemos muchas aristas, pero la verdad Malaka soy yo.
Encantada con esta entrevista! Besazosss
Sigo a Malaka por Instagram y Twitter, nunca me ha gustado comentar porque mi opinión la guardo para mi, pero cada fav o like que le dejo, incluso cada visto en sus historias es siempre admirándola y hasta sintiendome orgullosa, incluyendo cuando habla con lenguaje chabacano jajaja es que ella no tiene pena de decir lo q piensa ni de mostrar como es. Cada vez que publica algo contenta así sea el tamaño que han cogido sus nalgas me doy cuenta que va a lograr muchísimas cosas mas y que la vida le va a recompensar(que ya lo esta haciendo) por todo el trabajo y dedicación.