“Este disco se titula Amor, no solamente porque la canción fue dedicada a la madre de Haydée, Zoe Álvarez, hace más de 30 años, sino porque encierra un ciclo de amores y besos entre Haydée y yo, que han enraizado en estos treinta y cuatro años de diferencia entre una y otra imagen, tal como muestran estas fotografías” dice Pablo Milanés en sus palabras para la más reciente grabación de su hija.
Las imágenes de las que habla son la portada y la contraportada del disco, donde aparecen sendas fotos de él junto a Haydée. La primera es de 1983; la segunda, de 2016.
“Entre esos besos crecieron canciones que Haydée fue asumiendo con amor y que hoy muestra conmigo…”, agrega Pablo hablando del trabajo presentado este lunes en México: Amor, Haydée Milanés a dúo con Pablo Milanés.
OnCuba ha seguido la pista de esta colaboración desde la preparación de un concierto donde la presentarían al público cubano en el Karl Marx. Como lo hicieran entonces con un repertorio más amplio sobre el escenario, en el estudio PM Records Haydée y Pablo grabaron una selección de once canciones realizada por Haydée.
“Una de las cosas que tomé en cuenta para la selección fue que fueran canciones favorables a la hora de hacer dúos; es decir, donde se pudiera hacer segundas voces, compartir el tono, ya que el registro de hombre es más grave y la mujer es más aguda. Había canciones que me gustaban, pero que a la hora de pensar en el dúo no funcionaban”, comenta.
¿Pablo influyó en la selección para el disco?
La selección fue mía, y a él le gustó mucho. Solamente me sugirió que añadiera “Hoy la vi”. Yo de hecho la había tomado en cuenta en una de las diez o quince listas que había hecho y después la saqué para poner otra canción. Que él me la recomendara lo tomé como una señal de que tenía que estar.
Fue muy difícil la parte de escoger, porque al conocer todo el repertorio, al tener a disposición una obra tan grande y tan hermosa, fue difícil desestimar algunas canciones.
¿Cómo fue el reencuentro de Pablo con estas canciones suyas?
Fue un proceso bonito e interesante que yo disfruté mucho y creo que él también, y que además le sorprendió bastante todo eso que fue pasando.
Fue muy especial su reencuentro con aquellas canciones que él casi no cantó en su momento. A mí me interesaba retomar cómo habían sido escritas originalmente. Como algunas están grabadas en formatos grandes, con grupo, con grandes instrumentaciones, yo le pedí a él que me las grabara con la guitarra para ver cómo sonaban como fueron compuestas.
Al tener que tocarlas con la guitarra, primero tenía que recordarlas para poderlas tocar, y era “Mira esto qué bonito suena, y este acorde, y qué linda esta canción”, como redescubriéndola. Me decía: “Me parece que estoy en aquella época en que compuse esta canción”, que podía ser, no sé, el año 67, el 68, cuando él andaba con su guitarra y tenía veintipico de años. Fue muy bonito verlo rememorando todo eso.
Él no tocó guitarra en el disco. En el concierto sí, prácticamente lo obligué [Risas]. Es que él tiene un estilo al tocar la guitarra que es único y que nadie lo puede hacer. Conozco grandes guitarristas que no pueden tocar el tumbao que hace mi papá con la guitarra, es una mezcla de filin con son y una cadencia que él le da que tiene que ver también con su técnica. Los dedos que él usa para tocar, y el ritmo interno que él tiene… Tú puedes estudiar mucha música, pero hay cosas que vienen ahí con la persona. Él tiene sus vivencias de niño, la música que oyó en las vitrolas, en el pasillo de su casa. Esas cosas él las tiene ahí y son irrepetibles. Eso tiene un valor que él mismo no lo ve. Se da cuenta sólo cuando ve a otro guitarrista tocar su música.
¿Has hecho un disco para un público de la generación de tu papá?
Hay gente de esa época que ha escuchado algunas de las canciones, gente muy conocedora de su repertorio, y agradecen el reencuentro con esa obra, vista desde otra mirada. Porque uno de mis deseos era poder rescatar al guitarra como instrumento primordial en la obra de mi padre, el instrumento con que él compuso estas canciones y se acompañó, y quería también que la gente conociera las versiones originales de algunas que estaban grabadas con otro formato.
Todos los temas están acompañados por guitarra, de cuerdas de nylon, de cuerdas de acero, hay eléctricas también y hay tres. Tiene una sonoridad muy fresca de guitarra. La obra de mi padre suena muy bien con ese instrumento y es un sonido muy transparente que permite que la canción respire.
Por ejemplo, “Hoy la vi” había sido grabada en una versión a dúo con Silvio Rodríguez, con un arreglo hermosísimo y una instrumentación complicadísima, y yo quise que la gente escuchara la versión original guitarrera, con un ritmo bien simple de batería, el bajo ahí marcando el tiempo y la guitarra en tempo de rock. Fue lo que hicimos en la grabación.
Quisimos tratar de buscar la esencia de la canción, llevarla a su origen, pero con algunos elementos sonoros más modernos, como la guitarra eléctrica, algunos elementos de percusión, como la botija, que no habían sido usados por él o muy poco.
Los elementos de percusión le dan el toque cubano, botija con las manos, con escobilla, el shaker, otras cosas más experimentales… Yaroldis Abreu que es tan ingenioso y tiene instrumentos rarísimos ayudó mucho en eso. Usa unas mangueras que hacen un sonido muy interesante y en “Amor” le da un dramatismo tremendo a la canción.
Hay marcas de la cosa vieja de la canción, pero con una impronta actual. Y yo siento de hecho que hay cosas viejas que son más moderas y están más alante que muchas cosas que se hacen hoy y podrían sonar más antiguas que aquellas.
Hay algunos temas con bajo acústico y batería, pero la mayoría son guitarras y percusiones y las voces que son las protagonistas del disco.
¿Cantan a la par?
La mayor parte de las canciones las canto yo y él me hace segundas voces; esa es una de sus grandes cualidades, es algo impresionante; y había muchas de esas canciones para las que él no había hecho segundas voces.
El disco es un homenaje a la canción principalmente, siendo mi padre uno de los mayores exponentes de la canción cubana. Pero podemos decir que tiene canción son, con influencias del folk, del rock en algunos casos, y también con influencias de la trova.
Pablo Milanés estuvo influenciado desde su infancia por los sones del Cauto y los órganos orientales de su pueblo natal, unido a la escucha de toda la música popular cubana a través de la radio, como el danzón y la canción cubana (la trova tradicional cubana). Pero fue el filin el que marcó sus inicios como compositor.
En 1965 compuso la guajira “Mis 22 años”, que tiene elementos del filin y del resto de nuestra cancionística. En ella él se propone una búsqueda de lo cubano, de las raíces en lo musical. Esta canción en cierta forma ya rompía con la tradicional letra romántica. En el plano musical, rompía además las armonías estructurales del filin. Se considera la primera canción de la más joven generación de compositores cubanos de los 60; con un nuevo principio de actitud creadora, basado en el reencuentro con las raíces musicales cubanas.
Dentro de tu carrera, ¿en qué lugar colocas este disco?
Tiene muchos significados desde el punto de vista artístico, emocional también y musical. Es un trabajo donde yo me reconozco en mi padre, regreso a mis raíces y de alguna manera es un agradecimiento a todo lo que él me enseñó y a todo lo que aprendí de su interpretación, de su mundo musical, de su obra…
¿Fue fácil interpretar canciones que ya te sabías, que conocías desde niña?
Te puedo decir que son dificilísimas. Yo he cantado canciones de Marta Valdés que son difíciles, pero las canciones de mi papá son más difíciles porque tienen unos intervalos y unos saltos, que son difíciles de ejecutar técnicamente para un cantante.
Tienen un registro muy amplio, por ejemplo “Amor” es de una dificultad técnica bastante fuerte, comienza grave y va subiendo y termina en un registro súper alto. Encima va cogiendo una carga emotiva que, además de la voz, tienes que ponerle un sentimiento que te deja… Para hacer esa canción tienes que respirar profundo. Y así otras.
Después de cantar estas canciones ya profesionalmente –porque quizás lo había hecho en la casa y de un modo informal– yo valoro más el trabajo de mi padre como intérprete, no solo como compositor. ¡Él se ve cantándolas tan cómodo! Yo ahora me digo “tremendo cantante que es mi papá”. Vaya, ya yo lo sabía, pero ahora lo estoy viviendo.
¿Tuviste miedo en algún momento de no estar a la altura de esa obra?
Siempre hay temores. Y te podrás imaginar ser yo intérprete hija de una persona tan importante, con esos resultados y esa obra, con un talento tan grande… Uno siempre, sobre todo en los principios, tiene muchos temores de cómo va a quedar el trabajo, qué iba a pensar la gente de lo que yo hacía, las comparaciones que siempre se generan con mi propio padre. Pero estoy ahora en un momento de mi vida en que me siento mucho más tranquila con todas esas cosas. Cada cual tiene su espacio, sus propias maneras de decir, su estilo. Y más bien lo disfruté, y sabía que iba a hacer algo nuevo con esa obra; por supuesto respetando todo lo que él hizo, la esencia que tiene un valor muy grande.
Era un compromiso muy fuerte por el que yo tenía que trabajar bastante para que hubiese un resultado digno del compositor que es Pablo Milanés.
¿Será más fácil para él que quien haga un “obras escogidas” como este, sea alguien cercano y no él mismo?
Pienso que cuando uno está dentro del fenómeno a veces no ve claras las cosas y también él tiene muchos proyectos y conciertos; sigue componiendo y a veces el tiempo pasa… Es lo que le ha pasado, además de que él mismo quizás no se dé cuenta de la importancia que tiene sacar a la luz canciones que no han sido tan difundidas y que él mismo no ha cantado mucho. ¡Pues para eso estoy yo!
Este no es un “grandes éxitos”, porque tiene también grandes temas desconocidos. Vamos a ver cómo lo toma el público. Yo fui bastante cuidadosa a la hora de seleccionarlos, a la hora de pensar en la instrumentación, en las voces, en toda la atmósfera que iba a rodear este disco. Pensé en la portada, en la contraportada, hasta en cómo íbamos a vernos nosotros juntos en un escenario. Cuidé mucho de cada cosa y pienso que eso la gente lo va a sentir.
Ahora lo presentarán en México…
El concierto será el 31 de marzo en el Plaza Condesa del México DF. Estamos muy ilusionados –sobre todo yo– porque será el primer concierto que haremos juntos fuera de Cuba. El primero fue en el Karl Marx, donde hicimos la presentación para el público cubano.
Fue un paso importante hacerlo primero aquí, es nuestra tierra, nuestro público más cercano, más querido. Y ya después el segundo será en México, que es muy querido por nosotros y donde quieren mucho a mi padre también. Yo siento mucho el cariño que le tienen allá. Creo que es el territorio más fuerte que él tiene fuera de Cuba. Incluso más que España y que Argentina. Mi papá ha ido a cada rincón en México y ahora cuando estuve en la promoción, me di cuenta de que lo conoce todo el mundo, gente de clase alta y personas comunes. Tiene un público muy diverso que conoce su obra y que lo quiere. Esta es una de las razones por las que lo vamos a hacer en México.
¿Habrá una continuidad de este trabajo con la obra de Pablo?
Vamos a ver qué pasa. A mí me está gustando mucho hacer este trabajo. De hecho, no solamente grabar: me gustaría poder seguir haciendo conciertos con él. Es una de las cosas que me gustaría que siguiera sucediendo. Entre las cosas que más disfruta él está cantar en vivo. Eso lo mantiene vital, mucho más que cualquier cosa. Yo también lo disfruto mucho y al lado de él pienso que es algo que me enriquece mucho como artista. Quiero vivir esa experiencia.
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La grabación de Amor comenzó en marzo de 2014 y terminó a principios de 2016. Participan los músicos Nam San Fong, Raúl Verdecia (guitarras), Yaroldi Abreu (percusiones) Enrique Plá (batería), Jorge Reyes, Yandy Martínez, Gastón Joya (bajo), Esteban Puebla (órgano). Julieta Venegas escribió la nota para el disco, disponible en iTunes y Spotify y lanzado este lunes en México.
GRANDE PABLO, GRACIAS Y EL AMOR PARA TI