Hay mucho camino experimental recorrido por cantantes españoles que de vez en vez se dejan seducir por el rico repertorio del bolero y la canción latinoamericana, y en particular, cubana. Los resultados son muy diversos, algunos con mayor o menor hondura en la apropiación del género, de su atmósfera creativa y sensorial, y en cómo son re-creados y asumidos en un contexto contemporáneo.
La Guapería, el más reciente disco del cantante y actor malagueño Zenet (Antonio Mellado Escalona) es de aquéllos que, al transitar por esos caminos, se agradecen y se disfrutan.
En este disco hay osadía y deseo de romper moldes y estereotipos, sin desdeñar lo mágico y perdurable de la tradición. No es el gusto por lo vintage: es amor por lo auténtico. Al menos, así lo veo.
Es el octavo disco de Zenet, plena madurez de un cantante que nunca ha negado sus referentes, entre los que la canción cubana ocupa un lugar. Probablemente las noches de música y los días en que se comparten vivencias, gustos y descubrimientos junto a los músicos cubanos de su banda, Manuel Machado, Moisés Porro y Pepe Rivero, tengan mucho que ver en todo esto.
Zenet revisita el cancionero latino para apoderarse con desenfado de este puñado de canciones y boleros, que tienen el vínculo común de cantar pasiones difíciles y desgarrados desamores. Los arropa con la guapería de su voz y su ser él mismo y los hace suyos. No importa si esas canciones son recientes o de hace sesenta años o más; no importa si cantarlos hoy, a su manera, implica el enorme reto de mirar a sus intérpretes primigenios.
La guapería con que Zenet aborda estas canciones va más allá del arrojo galante que describe la definición de esta palabra. La suya es como la entienden los cubanos: es la actitud desafiante, pero a la vez convencida y convincente, es la estampa callejera y exultante de lo superior y lo definitivo, pero con todo el inocultable sentimiento.
Zenet no tiene miedo al desandar esos caminos que iniciaron aquellos grandes: hay que ser guapo para, con un modo muy personal y un arreglo a cuatro manos suyo y de José Taboada, atreverse y salir airoso con el difícil No te empeñes más, de nuestra Marta Valdés, bolero del que Fernando Alvarez primero, y Pablo Milanés y Cheo Feliciano después, han dejado interpretaciones que, al menos para mí, entre las voces masculinas, son de las más sublimes.
Emula Zenet en guapería con Rolando Laserie –a quien sus coetáneos conocieron como El Guapo de la Canción– cuando versiona dos de sus temas más notables: “Estas equivocada” y “La palabra fin”, que hizo famosos en La Habana y Nueva York; el segundo junto a Johnny Pacheco.
Pasa con acierto por temas de distinto género, que hicieron populares Celeste Mendoza (“Ansias locas”), Frank Domínguez (“Imágenes”) o el colombiano Nelson Pinedo (“Borrasca”).
Zenet asimila con inteligencia las intenciones casi contrapuestas de Olga Guillot con su sensual picardía y Bola de Nieve en trance desesperado en el bolero “Devuélveme mis besos”. Se atreve Zenet y te deja estremecida con su versión de “Es tan difícil” de nuestro Bola de Nieve, ahora cantado por él con Pepe Rivero al piano; del mismo modo que no teme estrenar en su voz un bolero de ahora mismo –”Demasiado”, de la autoría del trinitario Gradelio Perez-, con un estilo y un fraseo que nos retrotrae a los años cincuenta.
Hasta un tema de Matamoros –”Tú no, yo sí”– trae Zenet sin traicionar su estilo, pero sin despegarse de la tradición sonera matamorina, para lo cual cuenta con Alain Pérez haciendo la voz segunda y tocando guitarra, tres y contrabajo.
Así es como Zenet avanza sobre textos rotundos, armonías complicadas, ritmos contagiosos, sin obviar su esencia original, pero trayéndolos a este momento con un halo de modernidad, un estilo personal y hasta un toque de aquello que nunca esperas, pero que ocurre cuando Zenet se decide a cantar.
Lo tuvo clarísimo: se rodeó de excelentes músicos, la mayoría cubanos y expertos en recrear la sonoridad y el feeling que cada tema precisa, siempre en función de su interés en decir y hacerse entender: ahí están el pianista Pepe Rivero, el trompetista Manuel Machado, los bajistas Yelsy Heredia y Reiner Elizalde; el baterista Michael Olivera; los percusionistas Moisés Porro y Yuri Nogueira; los trombonistas Ove Larsson y Julien Riol; José Rivero y Sergio Bienzobas en los saxos, Dayan Abad y Javi. L. Rollán en las guitarras; la cellista Blanca García Nieto, el guitarrista y violinista Raúl Márquez…
Por si fuera poco, las excelentes décimas inspiradas y dichas por el poeta cubano Alexis Díaz-Pimienta anticipan el universo de este disco, como si hiciera falta prevenir a quien lo escuchará de que algo interesante está a punto de suceder, y aparecen de nuevo, a modo de coda, cercanas al final, rematando la idea que Zenet reafirma en las notas que escribió y acompañan su propuesta:
“Llegar a este disco era inevitable, como devolver a mis compañeros todo lo que ellos me han aportado: sabrosura, excelencia, libertad, exigencia… Casi sin querer, y sin perder lo que más cuenta, su amistad y lealtad ciegas. No estarían tan ciegos cuando creyeron, que, en otra vida, yo nací en La Habana, ni tan locos para dejarse guiar por uno, que en esta vida, nació en Málaga.”
Lo suyo es, como bien ha dicho, recuperar sonidos, por amor a la música y respeto por su herencia. La guapería es, según su propia definición, pura arqueosofía musical.
Guapería
Este disco huele bien,
Huele a estudio y a guarapo.
A curro y a negro guapo.
A Machado y a Guillén.
Hay ida y vuelta. Hay vaivén.
Hay baños de luz y sal.
Guapería universal
Tejida por las canciones.
Líricas evocaciones
Sortilegio musical.
Qué guapa melancolía.
Qué guapo olor a pasado.
Zenet parece sacado
De antigua fotografía.
Qué guapa la guapería
Qué musical aventura.
Qué Belleza. Qué guapura.
Cada vez que Zenet canta
Sale el sol de su garganta
La vida es menos oscura.
Me encanta la guapería
Musical que nos hermana.
Y el olor a vieja Habana
Que hay en cada melodía.
No es la insulsa chulería
Del guaposo del solar,
Es el dulce olor a mar
Que emana de la canción.
Cuando sobre el malecón
El sol se pone a bailar.
……………..
La palabra guapería
Es en sí misma tan guapa
Que agarra por la solapa
Al vocablo chulería.
Esto es antropo-sofía.
Música y filosofemas.
Se acabaron los problemas
Y nacen las emociones.
Los sueños se hacen canciones
Las canciones son poemas.
Marta y Celeste Mendoza.
Olga Guillot y Pineda.
Zenet de repente hereda
Toda esta música y goza.
Con Frank Domínguez remoza
El ritmo y toma el control
Entre bemol y bemol
Sus canciones enarbola
Y ahora Gradelio y el Bola
Tienen acento español.
Regresa Bola de Nieve
Todo risa y todo piano.
Laserie tiende la mano
Y el Benny Moré se mueve.
Marta Valdés nos conmueve
Entre el filing y el bolero.
El espíritu sonero
Se llena de poesía
Y ante tanta guapería
Zenet se quita el sombrero.
(Alexis Díaz-Pimienta)
Exelente trabajo!
Exenletes musicos, inmejorables arreglos!!! .Huele a nostalgia de la cuba musical de los 50 ,musicalmente hablando,todo cuidado al dedillo…
pero……
A no ser que reciba algun premio,alguna nominacion,este disco sera uno mas coleccionable para sus incondicionales,,porque lamentablemente ,comercialmente una musica tan buena como esta ,en un escenario donde “:lo urbano” lo devora todo,no es rentable .
Pongo como ejemplo,por solo citar dos,,los ultimos discos de Albita Rodriguez,y Jon Secada,que recordaban a esa musica de los 50 y al benny more,incluso incluyendo el sonido bigband,jazzband,,y nada…nadie se acuerda de ellos, en fin rosa ,una lastima.