Yo-Yo Ma es explosivo. Deja caer sus partituras al suelo y toca el cello como nadie. Su colega, el mexicano Carlos Prieto, suele ser metódico en sus ejecuciones, su emoción se dibuja más tenue en su rostro. Lo común en ambos instrumentistas, conocidos en los escenarios mundiales, es que son precisamente geniales.
Tenerlos en un mismo momento, unidos musicalmente por la Suite para violoncellos (1999), del azteca Samuel Zyman; y por esa fraterna amistad que los ata a Leo Brouwer fue, sin dudas, un instante inolvidable para quienes decidieron desafiar la caprichosa lluvia sabatina en La Habana.
En cinco movimientos, que parecieron fragmentos de segundos, el binomio Ma-Prieto logró aguzar los oídos del auditorio del Teatro Martí, de La Habana Vieja.
Mientras Carlos desgajaba con sensibilidad los acordes escritos por Zyman, un Yo-Yo imbuido por esa misma pasión hacia brotar del roce de su arco con el cello, las notas precisas, enérgicas, de una Suite expresiva, hecha para dos artistas sin par.
No en balde Ma y Prieto invitaron después al Brasil Guitar Dúo –integrado por Joao Luiz Rezende y Douglas Lora-, para cerrar con una pieza vanguardista: El arco y la lira (2013), de Brouwer. La obra era la motivación de todo el concierto, tanto que le dio título al mismo.
El primero de los tres movimientos que posee la composición, Encuentro y celebración, es un segmento precioso que inicia con un melancólico toque de cello, que después encuentra el regocijo y el goce en la unión de otro instrumento similar, y en ese hermoso acople aportado por las rítmicas guitarras.
Lírica y El pulso de la tierra son complementos esenciales de la pieza de Leo, que tuvo en la velada su premier mundial, con cuatro ejecutantes de lujo. A uno de ellos, Yo-Yo Ma, le fue conferido dos de los más altos reconocimientos otorgados en la Isla: el Premio de Honor Cubadisco y la Distinción Harold Gramatges, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), por la extensa discografía del músico norteamericano y la calidad de cada una de sus presentaciones en público.
Dos “actos” precedieron a esta condecoración. El primero fue protagonizado por el español Ricardo Gallén, quien conmovió por su impecable ejecución de Sonata del pensador No. 4 para guitarra (2012), concebida especialmente para él por Brouwer y estrenada anoche.
Para arropar el encuentro, un dueto que impactó por su manera dinámica y cohesionada de interpretar la Sonata de los viajeros para dos guitarras (2009), el Brasil Guitar. Esta vez, Joao Luiz Rezende y Douglas Lora tomaron el largo camino que trazó su autor, Leo Brouwer, y recorrieron un Primer viaje a tierras heladas, pasaron por El retablo de las maravillas.La Venus de Praxíteles –un precioso pasaje cuya esencia es el melódico acople de las guitarras-; hicieron una Visita a Bach en Leizig y desandaron Por el Mar de las Antillas con esa finura y diversidad de ritmos que han caracterizado a la región.
El arco y la lira en su visión más amplia, nos propuso navegar por las rutas infinitas de dos instrumentos, sus virtuosos ejecutantes y esa honda alegoría a un escritor que supo darle al arte un valor sumamente preciado, Octavio Paz.