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Los artistas Néstor Jiménez, Alan Daniel Pico y Yass Beltrán coinciden en la pasión y dedicación por sus carreras, así como en el amor profundo que sienten por sus hijos, la razón principal de sus vidas.
Ser padre transformó la existencia del intérprete de personajes como El Chino en la película Zafiros, locura azul (1997) y Juanito Promesas en la telenovela Sábados de Gloria (2025). “Te conviertes en alguien más centrado, adquieres una responsabilidad que no termina ni aunque tu hijo crezca y se convierta en un hombre. Uno siempre va a estar a su lado, guiándolo y escuchándolo porque a medida que crece se va formando también su criterio. Es bueno que no falte esa comunicación entre padre e hijo”.
Egresado de la Escuela Nacional de Arte (ENA) y del Instituto Superior de Arte (ISA), Néstor siente un gran compromiso con este rol, considerándolo una de las experiencias que más orgullo le genera. “Tengo un excelente vínculo y una relación estrecha con mi hijo que se ha ido fomentando con el tiempo. Tenemos una buena comunicación, estoy muy orgulloso de él, de cómo ha asumido la vida y se enfrenta a sus responsabilidades”, explica.

“Gracias, por supuesto, a la educación que le dio su madre y a todo lo que le pude y le puedo aportar, a pesar de que su mamá y yo nos separamos cuando él era muy pequeño. Siempre he intentado estar cerca para darle un consejo, un abrazo, un beso y extenderle mi mano cuando la ha necesitado. Eso ha sido primordial y es ahora mismo algo que nos alimenta y nos hace más fuertes”, enfatiza.
Lo que más disfruta de su condición de papá es poder estar en contacto con Nestico y celebrar sus éxitos. “Tenerlo cerca y poder comunicarnos constantemente es una bendición y algo que me hace muy feliz”.
El mayor reto para este versátil creador de teatro, cine y televisión es el distanciamiento familiar, producto del tiempo que demanda su trabajo, aunque, según dice, ha logrado un equilibrio entre su vida personal y profesional.
“Este trabajo nuestro es sui géneris, tenemos que ausentarnos del hogar y eso quizás pueda crear algún tipo de fricción. En mi caso no ocurrió así. Siempre he intentado, aun no estando cerca, que mi hijo sepa que puede contar conmigo y tener mi apoyo. Ese equilibrio se logra con respeto y trabajo duro todos los días, estando pendiente de las responsabilidades de cada uno”, recalca.
Néstor y su hijo han tenido diferencias, pero siempre ha prevalecido el amor y la protección mutua. “Uno no puede criar a su hijo para uno, sino para la vida. Hay que darle los mejores consejos y mostrarle el camino del respeto, la decencia, el trabajo y el compromiso con las personas que lo rodean y lo quieren”.
Al pensar en el tercer domingo de junio, Día de los Padres, Néstor evocó a las personas que cumplieron ese rol en su familia. “No pude disfrutar de mi padre en toda su plenitud, como hubiera querido y necesitado, porque él murió cuando yo era niño. No tuve la maravillosa oportunidad de tenerlo siempre a mi lado y recibir sus consejos. Mi madre asumió ese papel y lo hizo maravillosamente bien. Estoy absolutamente orgulloso de ella; fue mi madre y mi padre”.
Cuando se aprende del padre
Ese mismo agradecimiento hacia su progenitor siente Yass Beltrán, quien valora las enseñanzas que le trasmitió su padre para su crecimiento personal y artístico.
“De mi papá aprendí a escuchar y a observar antes de hablar o emitir un criterio, y que la educación y el conocimiento serían siempre las herramientas que me ayudarían a ser un ser humano de bien”.
Desde niño, viendo el ejemplo de sus padres, el artista originario de Guantánamo supo que quería experimentar ese amor infinito que lo motivara cada día. “Cuando me convertí en papá, entendí el sacrificio que hacían mis padres para educarme y criarme. Entendí el valor de un día tras otro y lo que es poner a alguien por encima de ti”, cuenta.
A través de sus reflexiones, el actor, que formó parte de los elencos de las telenovelas Asuntos pendientes (2023) y El derecho de soñar (2023), comparte detalles que revelan la comunión entre padre e hijo.
“Tengo una relación estrecha con mi hijo, que se fomenta diariamente y estoy presente en todos los aspectos de su vida, más allá del juego y la convivencia. Lo que más disfruto es cuando me dice papá. Puede sonar simple, pero es el resumen de haber hecho algo bien y planificado. Me da satisfacción que, de momento, venga un mini yo y copie muchas de mis acciones, gestos y hasta el carácter”.

El también presentador de televisión busca alinear su tiempo para seguir desarrollándose profesionalmente y, al mismo tiempo, estar presente en la vida de Cassian.
“Mi profesión me quita bastante tiempo. A veces tengo a mi hijo cerca y debo estudiar o buscar información relacionada con el trabajo. El equilibrio lo encuentro con el apoyo de su mamá y la familia. Muchas veces no tengo el tiempo que quisiera dedicarle, pero trato de aprovechar al máximo el que tengo”, concluyó.

Codificando amor
Otro padre orgulloso es el cantante Alain Daniel, quien presume de dos hijas que son su mayor tesoro.
“La paternidad cambió mi vida desde todos los puntos de vista, sobre todo porque cuando nació mi primera hija, su madre y yo éramos muy jóvenes. En ese momento yo estaba entrando a la orquesta Bamboleo y relacionándome con la popularidad. Tuve que enfrentarme a lo bueno y lo malo de la vida pública al mismo tiempo que aprendía a ser papá”.
Al referirse a cómo recibió la noticia de que iba a ser padre, Alain narra que esta nueva etapa lo tomó por sorpresa, pero con mucha emoción.
“Me dije: ahora tengo que tomarme la vida de otra manera. Al principio estaba en shock, por así decirlo. Cuando nació mi primogénita, yo trabajaba en Portugal; la conocí meses después. En aquel momento no había redes sociales ni videollamadas, fue un proceso difícil. Unos años después, ya más adaptado a mi vida artística, nació la segunda niña, que también fue una bendición”.
Para el exintegrante de Bamboleo, sus hijas lo son todo y no desaprovecha oportunidad para profesarles su amor.
“Tengo una estrecha relación con ellas. La mayor es muy apegada a mí en cuanto a criterios; nos comunicamos mucho y tratamos desde temas ligeros hasta los más serios. La pequeña, que vivió conmigo desde que nació hasta que cumplió 17 años, ya empieza a hacer su camino y a ser más independiente”.
El vínculo afectivo es tan fuerte que han establecido una relación basada en la confianza y admiración mutuas, en la que cada uno ve en el otro un ejemplo a seguir.
“Les doy su espacio, pero me encargo de decirles todos los días cuánto las amo porque son importantes para mí. Son muy diferentes, pero ambas son especiales. Nos sentimos muy felices cuando las vemos juntas. Mientras más las miro, menos lo creo porque cada vez las veo más grandes e independientes. Supongo que a todos los padres les pasa igual”.

En muchos momentos, ser padre y mantener el ritmo intenso de su trabajo resultó complicado para Alain Daniel. “Fue muy complejo. Creo que nunca encontré del todo el equilibrio, pero sí puedo asegurar que estoy muy feliz con mis hijas. Me da igual lo que sean; lo que quiero es que se realicen en lo que elijan y se sientan apoyadas sin cuestionamientos”.
El inmenso amor que siente por ellas es el mayor regalo de su vida. Alain también tuvo la dicha de heredar importantes lecciones de su padre. “Siempre he tenido un interés desmedido por la superación cultural e intelectual. Eso he tratado de inculcarles: que estudien y profundicen. En estos tiempos no basta con ser bueno en algo, tienes que volverte de los mejores si es posible. Esa es una de las enseñanzas de mi padre que aplico y transmito a mis hijas”.
La paternidad, más que un rol, es para Néstor Jiménez, Yass Beltrán y Alain Daniel un motor de crecimiento personal y profesional. Entre los retos de sus demandas laborales y la necesidad de estar presentes, han aprendido que el amor, la comunicación y el apoyo mutuo son la base para formar vínculos sólidos y duraderos. Ser padres los ha llevado a reencontrarse con sus propias historias y a construir un legado que trasciende las luces de los escenarios, reafirmando que, en la vida, el verdadero éxito se mide en el amor que se cultiva día a día.