Isabel Bustos fundó Danza Teatro Retazos en enero de 1987 en La Habana. Desde entonces orienta su coreografía hacia una singular proyección escénica, mostrando en cada puesta una contundente crónica de la espiritualidad latinoamericana mediante una danza reflexiva y vital.
Hoy, luego de 31 años, estas siguen siendo las directrices de la compañía. La maestra mantiene un estilo, un sello: una danza teatro que sorprenda, motive y haga pensar.
La Bustos llega ahora con dos estrenos, uno creado por ella, y el otro por su hijo Miguel Azcue, director de la compañía sueca Memory Wax. Durante este fin de semana, su habitual sala de Las Carolinas, acogerá un Retazos que no se detiene, y evoluciona.
Mensajeros, obra de la Premio Nacional de Danza 2012, hablará de fragilidades, fortalezas, y desconciertos. Mostrará a unos “silenciosos mensajeros de estos tiempos”. Bustos asegura que hizo esta obra porque “el mundo aparentemente es muy frívolo, pero al mismo tiempo es profundo en el sentido que alerta a la gente de que estamos en una época de cambio y la sociedad no sabe a dónde va, no sabe a dónde va a parar.
“Mensajeros es un poco esa angustia, esa falta de oxígeno, esa falta de unas relaciones definidas, definitivas hacia y en todos esos tránsitos. Quería mostrar también la debilidad de las personas, la soledad. Y por eso va un poco de alertar a la gente del mundo en el que estamos viviendo”, agrega.
Consciente del riesgo al que se someten ante un público cada vez más exigente y “moderno”, la maestra apuesta por la emoción, sin apartar la vista de la contemporaneidad. Y propone el discurso ambicioso de llegar a la gente desde la danza teatro.
“Yo quiero que el público sienta y vea esto porque a mí me angustia mucho lo que estamos viviendo, no solo en Cuba, sino en el mundo –asegura. Creo que en el mundo se perdió el equilibrio, y al perderse el equilibrio del mundo, también se pierde el individual. Y entonces navegamos como islas que flotan, que van y vienen y que no sabemos qué pasará después”.
Por otra parte está Formas, una creación que explora, como indica su nombre, las formas y sus esencias como la manifestación del ser y del momento, como posibilidad de crear conexiones y encuentros únicos e irrepetibles. Siete bailarines de Retazos llevarán a escena esta coreografía de Azcue.
Esta es una obra que, según Isabel Bustos, “está hablando de estructuras sociales, personales, de sociedades donde aparentemente todos estamos definidos personalmente en cada situación, pero definitivamente todos estamos dentro de una estructura específica que te atrapa y te manipula. No importa en qué sociedad estés. Miguel habla aquí de que eres una persona que está afuera e intenta entrar y no lo logra, y si entra su personalidad deja de establecerse como tal. Esa es la contradicción de Formas”.
Hablar con la Bustos confirma la idea de un Retazos que, sin contarse entre las compañías más mediáticas, continuará convocando público a sus asientos para mostrarles esa necesidad expresiva que no muere. Ahora se unen estos dos creadores, enlazados por algo más que la sangre: la danza. “Lo mío es más emocional siempre, y lo de él es más social quizás”, comenta Isabel.
“Estoy muy expectante respecto al público, vamos a ver cómo lo miran, cómo lo sienten –dijo. Yo creo que a la gente le va a interesar porque son dos piezas diferentes. Queremos que esto vaya a otro teatro más grande que puede ser el Martí, el Alicia Alonso; para eso nos estamos preparando, para sacar fuera de nuestro espacio estas piezas. Pero por el momento vamos a hacer esta pequeña muestra, una pequeña prueba muy interior, muy personal”.