|
Getting your Trinity Audio player ready...
|
El martes pasado, el teatro Karl Marx de La Habana abrió su taquilla para iniciar la venta de las entradas del concierto que este domingo ofrecerán allí Formell y Los Van Van. En apenas seis horas se agotaron los boletos disponibles, suficientes para colmar las 5 mil localidades del mayor teatro de Cuba, al que la agrupación no se presentaba desde hace más de 15 años.
Ver esta publicación en Instagram
Este solo hecho confirma que la orquesta sigue siendo el tren de la música cubana y que, a más de 55 años de su fundación, mantiene un público fiel y en crecimiento. Su fuerza e impacto trascienden lo generacional: su música no responde a modas ni tendencias pasajeras, es de las que no saben de caducidad.
“Muy feliz y muy contento de poder realizar nuevamente un concierto en este teatro, algo que había quedado pendiente desde el 50 aniversario de Van Van, debido a la pandemia. Ese público lo estaba esperando. Este concierto es para las nuevas generaciones, para quienes nos siguen, para dejar plasmada esa buena música que mi padre inició en los años 70 y que hoy tenemos la oportunidad —no por mí, sino por todos los músicos y colaboradores que me acompañan— de mantener viva”, afirma Samuel Formell, director de Los Van Van e hijo de Juan Formell, creador de la orquesta.
El también baterista adelantó que la presentación será un recorrido lo más abarcador posible por la historia de la agrupación. Para ello contará con la participación de dos de sus cantantes emblemáticos, Pedrito Calvo y Mayito Rivera. Al mismo tiempo, el concierto apostará por lo más reciente de su propuesta musical, con la presencia del artista urbano Wampi, con quien la orquesta colaboró en el disco El rey de La Habana.
El concierto de este domingo concentra múltiples motivos de celebración. Servirá como cierre del Bis Music Fest, evento que este año estrena la disquera cubana Bis Music, y coincidirá además con varios aniversarios significativos: los 56 años de Los Van Van, cumplidos el pasado 4 de diciembre; el 32 aniversario de la propia disquera, que se celebra el 22 de diciembre; y los 50 años del Teatro Karl Marx, que cumple el mismo día del concierto. Sin embargo, el motivo central de la noche será la presentación del nuevo disco de la agrupación.
Un nuevo “virus” en Cuba
Fieles a su condición de grandes cronistas de la música cubana, Los Van Van han titulado Virus a su más reciente álbum. El nombre dialoga, de manera inevitable, con el complejo contexto epidemiológico que atraviesa Cuba, aunque remite directamente al tema “Eso que anda”, donde se diagnostica “esa fiebre por bailar con Los Van Van” y la orquesta se define a sí misma como “portadora del virus de la alegría”.
“Yo creo que solo a partir del nombre va a haber una atención, pero cuando lo escuchen se van a quedar —como digo yo— enganchados”, afirma Samuel Formell. “Necesitábamos hacer un disco así, y creo que lo logramos”.

Este álbum tiene a Cuba como plaza inicial de lanzamiento, bajo el sello de la disquera Bis Music. Fue presentado este martes en conferencia de prensa, aunque su promoción internacional comenzará en febrero, de la mano de Ambos Media.
El disco no incluye temas inéditos: reúne ocho canciones antológicas de las más de cinco décadas de trayectoria del grupo que, sin embargo, no habían sido interpretadas hasta ahora por los cantantes actuales de la agrupación. Todas llegan, por supuesto, con nuevos arreglos.
“Vamos a tratar de complacer a los más viejos, que queden satisfechos con esas versiones, pero lo que más nos interesa es esta generación de hoy: entregarle esas canciones que fueron hits de Van Van y que ahora pueden volver a serlo, incluso con mayor alcance. Hay que recordar que en aquel momento no existían las plataformas digitales ni las redes sociales, no había la posibilidad de comprar la música como hoy; ahora esas canciones tienen una nueva oportunidad”, explica Samuel Formell sobre la decisión de no apostar esta vez por un repertorio completamente inédito.
“Mi padre siempre defendió que nuestra música tuviera como motor a los bailadores, pero, sobre todo, que se fuera revolucionando. Para él, la evolución y la incorporación de lo que estaba ocurriendo en cada época eran fundamentales, y eso le funcionó. Dejó un legado que hoy escuchas —desde lo armónico hasta los textos y la propuesta rítmica— y te das cuenta de que estaba adelantado a su tiempo. Esa visión es la que nos ha permitido redescubrir temas que entendimos que estaban hechos para hoy”, añade el segundo Formell al frente de la orquesta, sin apartar la mirada ni el corazón de la obra creada por su padre.

Virus no incluye invitados: es un encuentro pleno con la formación actual de la orquesta. De ella presume Samuel Formell, pues, aunque hoy Los Van Van ya no cuentan con ninguno de sus fundadores en escena, conservan músicos que convivieron con la era de Juan Formell y suman nuevas figuras que han aportado al sonido vanvanero. Varios de estos integrantes participan por primera vez en una grabación fonográfica de la agrupación.
Entre ellos se encuentran el trombonista Rondy Mustelier y dos instrumentistas que sostienen la base musical del grupo: el pianista Maykel “Cuchilla” García y el bajista Roberto Vázquez, “El Chino”.
“Cuando empezamos a concebir el disco, todos comenzaron a aportar. El Chino tiene una experiencia impresionante, tanto en grabación como en la música cubana; para mí, es uno de los mejores bajistas en la historia de Van Van. Y Maykel, además de ser un gran arreglista, es el único que estuvo al lado de Pupy como pianista, que conoció su intención al tocar: los contratiempos, los tumbaos, las armonizaciones. Pupy fue para él —y también para mí— un profesor en vida; es el único que tuvo esa oportunidad. Estoy muy feliz”, comenta Formell sobre la experiencia de sumar nuevas miradas y talentos a un tren en marcha desde hace más de medio siglo.
¿Qué tiene Van Van que sigue ahí?
Con sus dos producciones más recientes —Modo Van Van (2023) y ahora Virus—, la agrupación demuestra que, 56 años después de su fundación, se mueve entre la responsabilidad de sostener un legado reconocido y la necesidad de reafirmar su vitalidad creativa. Nada de eso ocurre por azar.
“La estrategia está en cómo Los Van Van se desempeñan en vivo. Puedes pegar una canción, dos, tres, pero cuando el público va a verte y te falta repertorio, eso se nota. Por eso, mientras más podamos ampliar nuestro repertorio, más oportunidades tendremos de conectar con públicos diferentes a lo largo del tiempo. El ensayo es fundamental para mí, sobre todo el de la base: bajo, piano, conga, percusión, teclado. Si eso no funciona en vivo, la orquesta se vuelve inestable, se siente vacía para el bailador.
“Vivimos mucho de la música en directo; es lo que prácticamente nos da trabajo para vivir. Por eso hemos trabajado fuerte para que la orquesta en vivo suene al ciento por ciento, con calidad y con propuestas de repertorio que dejen a todo el mundo complacido”, confiesa Samuel Formell a OnCuba.
No hay manera de no reconocer a Los Van Van cuando suenan. Ese trabajo constante y ese respeto por la esencia no solo se escuchan: se sienten. Si hay una orquesta cubana de la que puede afirmarse, con certeza, que nunca se ha traicionado artísticamente, es Van Van. Y quizá por eso, aún hoy, sigue demostrando que lo popular no tiene por qué ser sinónimo de pasajero.
Las cinco mil personas que llenarán el Karl Marx este domingo —para un concierto que todavía no ha comenzado y ya es historia— dan fe de que ser vanvanero fue, es y promete seguir siendo un sentimiento de nación.
“Sentimiento Van Van es el songo, es la formellmanía de recibir toda esa energía musical tan linda que mi padre creó, que nos entregó y que hoy podemos mantener”, resume Samuel Formell desde su batería, conduciendo el tren.











