Pocas veces un disco ha tenido tan bien puesto el nombre. Raíz, el noveno álbum del Septeto Santiaguero que presentado este martes en La Habana, viene a confirmar el inagotable arsenal de la música tradicional cubana, aún en pleno siglo XXI.
Fiel a un estilo que rejuvenece la sonoridad sonera clásica, el grupo que dirige Fernando Dewar mantiene con pie firme el curso seguido en sus veintidós años de existencia, el cual le ha reportado varias nominaciones y premios internacionales.
El Grammy Latino ganado por su disco No quiero llanto. Tributo a Los Compadres, en colaboración con el cantante dominicano José Alberto “El Canario”, situaba el listón alto. Pero el Septeto ha sabido continuar sabiamente su camino.
Lejos de apostar por fórmulas comerciales y géneros de moda, el colectivo santiaguero optó por afirmarse aún más en sus raíces, en la más pura tradición musical de la Isla. Por eso en el nuevo fonograma no faltan el son, la guaracha, el bolero, el danzón y el changüí, como mismo sucede en discos anteriores.
Catorce son los temas incluidos en Raíz, el primer álbum del Septeto producido íntegramente por una disquera cubana: la EGREM. En él se incluyen, además, dos bonus tracks que redondean una propuesta respetuosa de las esencias sin renunciar al disfrute. En el repertorio coinciden compositores de siempre como Arsenio Rodríguez, Ignacio Piñeiro, Miguel Matamoros y Ñico Saquito, con clásicos contemporáneos como Adalberto Álvarez y Juan Formell.
Precisamente a Formell está dedicado el disco por el aniversario 75 de su nacimiento, al igual que al gran Sindo Garay, para muchos el más grande de los trovadores cubanos y de cuyo nacimiento se cumplen 150 años en este 2017.
La trova protagoniza una de las sorpresas más agradables del álbum. A una pista que une dos obras antológicas de Sindo (“Retorna” / “Lo que es un beso”), se suman versiones de otros trovadores universales como Pepe Sánchez, Graciano Gómez, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Especialmente emotivo resulta escuchar la voz del ya desaparecido Reinaldo Creagh en el tema “En falso”, un bonus track que recrea la conjunción creativa de Graciano Gómez y el poeta Gustavo Sánchez Galarraga. Creagh, quien falleció en 2014 y fuera un colaborador habitual del grupo, es homenajeado así por unos músicos que siguen reconociendo en él un paradigma y un mentor.
Pero el antiguo vocalista de La Vieja Trova Santiaguera no es el único invitado de lujo en Raíz. Siguiendo una combinación exitosa aplicada en varias de sus producciones anteriores, la tropa de Fernando Dewar ha contado esta vez con músicos de altísima valía como un plus de los ya indiscutibles valores del disco, asentados en la calidad musical del Septeto.
Charlie Aponte, excantante del legendario Gran Combo de Puerto Rico, le imprime su personalísimo sello vocal a Cristinita, un clásico de Don Pepe Sánchez, el padre de la trova cubana. Mientras, el panameño Rubén Blades vuelve a poner su voz en Lágrimas negras (Miguel Matamoros) ahora junto a su alter ego Medoro Madera, un verdadero regalo para el oído.
Por si esto fuera poco, en el álbum también participan notables instrumentistas como el pianista Arturo O’Farrill y el trompetista Nicholas Payton, ambos asociados habitualmente a la escena del jazz. Otro tanto puede decirse del saxofonista cubano Carlos Miyares, quien integra una lista de colaboradores nacionales en la que también se incluyen el gran violinista Alfredo de la Fe y los maestros Alejandro Almenares y Gabino Jardines, dos nombres imprescindibles de las cuerdas trovadorescas en la Cuba actual.
También habría que ponderar las voces del coro Orfeón Santiago que participan en una de las joyas del disco por su belleza nada pretenciosa: el tema homónimo, creación de José Luis Losada y Geovannis Alcántara, que sirve de interludio instrumental –las voces son asumidas como un instrumento más– justo a la mitad del fonograma.
La mayor nota de contemporaneidad la aporta Reynier Casamayor, el Médico, una de las figuras más conocidas de la escena urbana de Santiago de Cuba. Él le brinda su frescura a “La fiesta no es para feos”, guaracha de Walfrido Guevara que cuenta con dos versiones en el álbum.
Con un diseño de Amels Rodríguez y Naskicet Domínguez que privilegia los tonos del sepia como diálogo con el pasado, Raíz cuenta con una acertada producción musical de Fernando Dewar, Geovannis Alcántara y Alden González, este último también a cargo de la dirección creativa.
El disco fue grabado mayormente en los Estudios Siboney de la EGREM en Santiago de Cuba, con grabaciones adicionales en La Habana, Puerto Rico, Colombia y los Estados Unidos. Fue mezclado en los Estudios Siboney y en Madrid, y masterizado en Miami.
Su presentación oficial en Cuba este 7 de febrero celebra el aniversario 22 del Septeto Santiaguero, aunque sus temas han integrado ya el repertorio del grupo en presentaciones internacionales, como las realizadas en el mes de enero en varias ciudades estadounidenses.
Enraizado en la tradición pero con proyección hacia el futuro, el disco inicia ahora su travesía artística y comercial. Y aunque el tiempo dirá la última palabra, su esmerado viaje a la raíz debería depararle muchas satisfacciones. Al Septeto Santiaguero y a la música cubana en general.