Getting your Trinity Audio player ready...
|
Osvaldo Rojas debe gran parte de su reconocimiento y popularidad a la televisión, aunque se siente cómodo en todos los formatos donde pueda plasmar personajes vibrantes y conectar con el público.
El intérprete que da vida a Manolo en la telenovela Sábados de Gloria vive un momento de plenitud profesional con este rol, en el que ha podido mostrar todo su potencial como actor.
Desde la honestidad que ha caracterizado su trabajo, galardonado con el Premio Pequeña Pantalla (2022), nunca se ha puesto límites en la profesión que considera uno de los mejores regalos que le ha dado la vida.
Oriundo de la provincia de Villa Clara, Osvaldo es un actor camaleónico, con una sensibilidad a flor de piel y una humanidad impresionante, que ha reflejado durante su trayectoria por este oficio, que abarca el teatro, el cine y la televisión. En este último género ha formado parte de las aventuras Hermanos (1988) y Los tres Villalobos (2009), y de las telenovelas Pasión y prejuicio (1992), El eco de las piedras (1998), Vuelve a mirar (2021), Los hijos de Pandora (2022) y Sábados de Gloria (2025), entre otras.
En una primera etapa de su carrera trabajó en varias producciones televisivas, pero posteriormente dejamos de verlo en la pantalla. ¿A qué se debió ese distanciamiento de los medios de comunicación?
Estuve enfocado en el personaje del “negrito” del teatro bufo cubano. Es un rol que amé mucho, por la cantidad de posibilidades que me dio como actor y también en el ámbito económico. Me daba satisfacciones en ambos sentidos. Por eso no hacía televisión; me dediqué a representarlo por varios países. Estuve trabajando en Colombia, Estados Unidos, Argentina y Chile.

Usted pasó de ser un actor desconocido para las nuevas generaciones a ser muy popular con el personaje de Paniagua. ¿Cómo vivió esa transición?
Regresé a la pequeña pantalla en 2021 con la telenovela Vuelve a mirar. Cuando el director Ernesto Fiallo me ve en la esquina de mi casa, me comenta que está preparando una telenovela y que le gustaría que formara parte del elenco con el personaje de Paniagua. Así es como entro a formar parte de este proyecto, en el que tuve la oportunidad de reencontrarme con el público y con varios de mis colegas.
¿Cómo recuerda ese personaje y qué aprendizajes rescata de aquella etapa?
Paniagua me marcó. Al público le gustó y a mí también, porque tiene que ver conmigo. No me costó hacerlo, porque se parece a mí. Lo hice con mucho amor. Tengo gratos recuerdos de él. Todavía ando por la calle y hay gente que me habla de Machete.
¿Es difícil salir adelante en este oficio? ¿De qué factores depende?
Hoy en día hay muchos jóvenes a los que las cosas les resultan fáciles. Para alcanzar mis logros pasé mucho trabajo. Lo mismo en el teatro, en la radio, la televisión…en el cine más todavía, porque había una gran competencia entre actores. Tenías que estar sentado en un banco para esperar a que te llamaran. Era complicado llegar a tener una oportunidad. Creo que hoy en día es más fácil.

¿A los actores de su generación les tocó recorrer un camino más largo?
No quiero discriminar a los actores de ahora, pero a los de mi generación les tocó ir por el camino más largo. Antes había un poco más de disciplina. En la actualidad ves muchos actores que hacen una cosa, les sale bien, y su actitud profesional y personal cambia. Esa humildad que debe tener el actor la van perdiendo. También tengo que decir que hay muchos actores jóvenes buenos.
¿Cómo conectó con el personaje de Máximo en la telenovela Los hijos de Pandora?
Máximo es un señor que se fue para los Estados Unidos y, después de más de veinte años, regresa con la intención de recuperar a su familia. Fue interesante porque ya yo estoy pasadito de edad y tuvieron que hacerme un trabajo de maquillaje para estar acorde con el personaje.
Cierta vez mencionó que las oportunidades llegan cuando las creamos. ¿Cómo aplica esa filosofía en su día a día?
Soy un actor que no tiene problemas de ningún tipo. He hecho bastante en esta profesión y estoy tranquilo. Si vienen más cosas y tengo fuerzas, las asumiré, pero tampoco estoy apurado porque no tengo necesidades económicas. Es por eso que cuando me hacen una propuesta laboral, la analizo con detenimiento.
Si considero que vale la pena y me mueve el proyecto, lo hago. A veces ni pregunto cuánto me van a pagar, lo cual es un error, porque uno tiene que cobrar lo que vale. Soy artista y me gusta lo que hago. Soy un enamorado de mi trabajo.

Usted es un actor ambicioso. ¿Esa actitud le ha abierto puertas o le ha generado frustración?
He aprovechado las oportunidades que se me han presentado en esta profesión, tanto en Cuba como en otros países. Una de esas puertas que se me abrió durante mi estancia en Colombia fue la serie La reina del sur. Uno de los productores de ese dramatizado me vio trabajando en un centro nocturno con el personaje del “negrito”. Después de terminada mi presentación, me comenta sobre el proyecto que se estaba gestando y me propone el personaje de Francisco. Tuvo alrededor de 12 escenas, pero fueron importantes dentro de la trama.
¿La actuación lo ha ayudado a entender mejor algunas cosas de su vida personal?
Sí, claro. La actuación me lo ha dado todo. Vamos a partir de que yo no sé hacer más nada que esto. Lo único que me apasiona es actuar. Desde los 16 años me dedico a esta profesión.
Me ha llevado a valorar más a la familia, porque yo, cuando joven, era un poco loco. He aprendido a amar a mis hijos, a mi esposa, y a ser un poco menos egoísta. Me gusta ayudar a las personas; todo eso me lo ha enseñado la actuación.
¿En algún momento de su carrera ha rechazado proyectos de trabajo porque no le parecían atractivos?
Las cosas que no me gustan, no las hago. Aquí vinieron del espacio Tras la huella y les dije que no, porque ese proyecto no me gusta. Eso de que el policía atrape al bandolero está tan manido que no me interesa. Esas no son las historias que me interesa contar, no porque sea malo el programa, es que a mí no me gusta.
¿Qué personaje es, de algún modo, una síntesis de su vida?
El negrito. Es un personaje que me acompañó por 40 años y quedó bien hecho. Otro que me dio una gran satisfacción interpretar fue el Guzmán de las aventuras Hermanos, al igual que mi participación en la telenovela Pasión y prejuicio.
El personaje que más se parece a Osvaldo Rojas es Paniagua, de la telenovela Vuelve a mirar, porque tiene muchos puntos de contacto conmigo. No me costó trabajo interpretarlo y me regocija que haya tenido un gran impacto en el público.

¿Dónde situaría su participación en la telenovela Sábados de Gloria en la escala de retos interpretativos de su carrera?
Manolo es tremendo personaje, que me obligó a estudiar bastante, a asesorarme con médicos del Hospital Hermanos Amejeiras y a documentarme sobre la pedofilia y quienes padecen esta patología. Descubrí en ese proceso que una de sus características principales es la simpatía, así logran acercarse, sobre todo a los niños.
¿Le quitó muchas horas de sueño?
Sí, demandó mucho tiempo de estudio para aprenderme los textos y darle los matices que llevaba cada secuencia donde intervenía. Eso requería tiempo y lo hacía, por lo general, en el horario de la madrugada. A las cinco de la mañana me recogían para comenzar la jornada de grabación.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con la actriz Zenia Bell? ¿Por qué funcionó tan bien esa dupla?
Zenia Bell y yo hicimos un buen equipo. Ella es muy buena actriz y amiga. Yo la quiero como si fuera mi hija; es una persona excelente. Hemos hecho una mezcla tremenda de amistad y cariño. Nosotros nos divertimos trabajando. Eso ha permitido que nuestros personajes conecten con la gente.
¿Qué otro personaje de este dramatizado le hubiese gustado interpretar?
Arturo, que interpreta Roque Moreno; es tremendo personaje y él lo defiende magistralmente. Si algún éxito tiene esta novela, es que tiene un alto nivel de actuación.
¿Es difícil encontrar en la televisión la buena vibra de trabajo que hubo dentro del colectivo liderado por Tamara Castellanos?
Yo he trabajado en varios dramatizados dentro de la televisión y te puedo afirmar que sí, es difícil. La telenovela estuvo impactada por un tema de producción, pero primó la camaradería y la solidaridad entre todos los que conformaron el elenco y el equipo técnico.
Con Tamara Castellanos se trabaja muy bien. Ella es actriz y sabe cómo guiar.
¿Considera que la industria del arte ha cambiado con la llegada de las redes sociales?
Las redes sociales han cambiado todo en esta vida. Es increíble pensar en todas las cosas que se pueden hacer en la actualidad con un teléfono celular. Han revolucionado la forma de producir contenido. Pienso que, si algún día mejoran el audio de los teléfonos inteligentes, no van a hacer falta las cámaras de video. Esos dispositivos tienen tanta o más calidad que cualquier cámara.
¿Qué cosas de las que nos ha quitado la modernidad extraña?
El ser humano es un animal de costumbre, y hay cosas que uno extraña en la televisión también. Hoy en día todo es muy rápido. Recuerdo que en las aventuras Hermanos hacíamos las escenas de acción nosotros mismos; ahora, generalmente, se buscan dobles o se hacen juegos de cámara. Esas cosas se extrañan.
¿Cuántos guiones tiene encima de la mesa?
En los próximos días voy a estar inmerso en varios proyectos de televisión y de cine. Voy a protagonizar una serie de corte humorístico junto a mi colega Mario Rodríguez Tarife, dirigida por Ernesto Fiallo. Participo con este mismo director en su próxima telenovela, que tiene como título de producción Mujeres de café. Además, voy a formar parte del primer largometraje como director de Amílcar Salatti.