El anuncio de un grupo de 28 peloteros que realizarán un entrenamiento de altura en tierras mexicanas ha colmado de esperanzas a la fiel afición cubana. Muchos peloteros jóvenes forman parte del grupo. Sin embargo, su inclusión en la nómina a México no necesariamente significa que estarán en el equipo Cuba para los Panamericanos de Lima.
¿Se tratará realmente de un cambio de mentalidad a la hora de confeccionar la selección nacional, de una estrategia para foguear a prometedoras figuras o, incluso, de una cortina de humo?
Analicemos las diferentes posiciones.
Es cierto que Alfredo Fadraga y Yunior Ibarra son dos receptores con un gran futuro, pero la inclusión del Frank Camilo Morejón deja claro que será uno de los hombres asegurados para Lima.
Si no existen sorpresas, el capitalino acompañará a Yosvani Alarcón, quien ganó el derby de jonrones en el juego de estrellas del béisbol panameño. Por si fuera poco, queda en la recámara el talentoso Ariel Martínez, que puede llegar desde Japón. Entonces, todo parece indicar que Fadraga e Ibarra solo irán a México a conocer los efectos de la altura.
Queda abierta la interrogante si serán dos o tres los receptores escogidos para el Cuba definitivo.
A diferencia de la receptoría, en el infield abundan los experimentados. Figuras como Yordanis Samón, Alexander Ayala, Carlos Benítez y Raúl González garantizan una base de experiencia y calidad. Si le sumamos a Yordan Manduley, quien repetirá este año en la Liga Can Am, y a Yurisbel Gracial, que recalará desde tierras niponas, no hay allí mucho espacio para los jóvenes.
No obstante, a pesar de las pocas opciones en el cuadro, Andrés Hernández y César Prieto están entre los bisoños con más posibilidades de colarse en el equipo grande.
Rey Vicente Anglada le ofreció toda la confianza al antesalista capitalino en la pasada Serie Nacional y su paso por República Dominicana lo dotó de herramientas importantes. Su estampa de big leaguer encaja perfectamente en el grupo.
Por su parte, César Prieto fue la sensación del campeonato pasado. El talentoso jugador cienfueguero es un pelotero de equipo: rápido, versátil, con habilidades en el home plate, y una regadera, como le que gusta al mánager azul. Con estas credenciales, no asombraría si vistiese el uniforme de las cuatro letras.
Entre los jardineros estarán en la altura peloteros con mucho talento, pero para los Juegos Panamericanos deben sumarse Roel Santos y Frederich Cepeda, quienes antes jugarán en tierras mexicanas con los Olmecas de Tabasco si se resuelven, finalmente, los problemas de visado que le han impedido incorporarse al circuito azteca.
La ausencia de Alfredo Despaigne en Lima –no tiene autorización de los Halcones de Softbank– le abrirá un hueco a otro menos experimentado. La dualidad como inicialista y patrullero del santiaguero Sergio Barthelemy pudiera asegurarle un puesto, aunque tiene un rival considerable en el villaclareño Yurién Vizcaíno, envuelto en una campaña fabulosa.
Por su integralidad, Yuniesky Larduet parece un paso por delante de Yoelquis Guibert, Geyser Cepeda y Yoelkis Céspedes, quien no mereció estar en el grupo. De cumplirse estos vaticinios, el tunero sería un excente recambio para Roel en la pradera central.
En la lomita
Entre los selccionados para la altura abundan los lanzadores jóvenes, pero en la nómina de los Panamericanos debe haber ya varios nombres asegurados. Lázaro Blanco, Fredy Asiel Álvarez, Raidel Martínez y Liván Moinelo estarán de seguro en Lima, y si sumamos otros habituales como Vladimir García (probable recambio de Blanco en los Capitales de Quebec) y Yoanni Yera, las posibilidades restantes se reducen a cuatro o cinco serpentineros.
Yariel Rodríguez, a pesar de su juventud, tiene las credenciales suficientes para sumarse a otro evento internacional de importancia, aunque en la Serie del Caribe no aprovechó su gran oportunidad. El gallero de San Serapio tendrá que picar duro para ganarse la confianza de los técnicos.
El también camagüeyano Dariel Góngora pudiera ser el otro zurdo del bullpen para redondear un trío de siniestros con diferentes funciones, junto a Moinelo y Yera.
Caso interesante el que sigue. De casta le viene al galgo. Nadie se asombre si Norge Carlos Vera, el más jovencito de los 63 preseleccionados, se monta en el carro después de mostrar excelentes credenciales.
La recta supersónica que posee y su frescura pudieran aportarle mucha dinamita al staff. Con Anglada nada parece seguro pero generalmente no abundan las sorpresas entre los serpentineros.
A la altura mexicana irá un nutrido grupo de peloteros noveles, pero no pueden lanzarse campanas al vuelo a casi cuatro meses de los Juegos Panamericanos.
El listado rumbo a la Liga Can Am y el tope bilateral contra Estados Unidos dará un mejor acercamiento al grupo que definitivamente conformará el Rey azul.
Por lo pronto, los jóvenes tendrán su primera prueba de fuego. Se ha pensado en el futuro, y eso constituye un paso de avance dentro del marcado championismo que nos carcome.