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El viernes 7 de enero, poco antes de las 7 de la noche, el país tenía más de 1 700 megawatts de déficit eléctrico. Para un evento bajo el auspicio de la Federación Cubana de Béisbol y la Comisión Nacional, en esa franja de máxima demanda las luces del estadio Latinoamericano se encendieron durante más de 2 horas.
El Coloso del Cerro, sin embargo, no se alumbró para un partido de pelota; sino para un show de selección de refuerzos a puertas cerradas que, lejos de captar la atención del aficionado por una buena factura, solo profundizó un poco más el agujero en el que se sumerge sin pausa el pasatiempo nacional.
Pésima representación visual, ninguna imagen de béisbol reproducida pese a las varias pantallas instaladas en el estadio y una puesta en escena lamentable de algunos protagonistas fueron el saldo del espectáculo, que sirvió como punto de partida de la tercera edición de la Liga Élite del béisbol cubano, prevista para comenzar el 15 de marzo.
La lista de inelegibles
Antes de comenzar la selección de refuerzos para el torneo —en teoría— de más nivel en el deporte de las bolas y los strikes en Cuba, la polémica estaba servida. La Comisión Nacional difundió un listado de 28 jugadores que no podrían ser elegidos por las seis novenas contendientes, sin argumentar los motivos del veto.
En el grupo aparecían peloteros que habían manifestado su deseo de no participar en la lid por cuestiones personales, como Dayán García y Yasniel González, dos de los mejores bateadores que permanecen en la isla. Yasniel, incluso, explicó en redes sociales que su negativa estaba relacionada con la situación económica.
“Es difícil dejar a mi familia sabiendo que pueden faltar alimentos o medios para cocinar. Primero mi familia, luego todo lo demás. Espero entiendan mi decisión, mis disculpas”, escribió el poderoso inicialista, quien había recibido el llamado de varias novenas interesadas en contar con sus servicios.
Cada vez demanda más esfuerzo ser pelotero a tiempo completo en la isla. Las largas temporadas fuera de casa a cambio de salarios bajos deja en una posición muy vulnerable a los jugadores, al punto de que algunos se ven forzados a renunciar a su pasión para sustentar a sus familias.
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Fueron incluidas en el listado de inelegibles otras figuras con experiencia en equipos nacionales, como Alexander Ayala, Yordanis Samón, Ariel Sánchez, Aníbal Medina y Eduardo Blanco, todos con nivel suficiente para fortalecer a Las Tunas, Santiago de Cuba, Granma, Ciego de Ávila, Industriales o Pinar del Río, las escuadras que buscarán la corona del certamen.
De estos nombres, Samón causó revuelo. Como el resto de los atletas, no tenía conocimiento del listado y, en su caso, en ningún momento dijo que no participaría en la Liga Élite. “Yo informé que solo jugaría con Las Tunas porque me queda cerca y tengo problemas con mi familia. Mi papá está enfermo y con Granma no puedo jugar porque ya tienen primera base y bateador designado”, reclamó el veterano inicialista.
No se concibe que uno de los mejores bateadores de los últimos 15 años en Cuba no sea elegible para un campeonato. En caso de que existan “argumentos” para bloquear la participación de este o cualquier otro pelotero, es responsabilidad de las autoridades beisboleras hacerlos públicos, por respeto a los propios jugadores y a los aficionados.
La selección
Un total de 60 jugadores fueron escogidos por los mentores Abeysi Pantoja, Alexander Urquiola, Ángel Ortega, Guillermo Carmona, Eddy Cajigal y Danny Miranda durante la elección de refuerzos del viernes en el Latino. El ejercicio duró más de 2 horas, pero la transmisión televisiva no mostró imagen alguna de los peloteros en ese lapso.
Si bien un grupo de los seleccionados son jugadores mayormente desconocidos, con poco o ningún archivo de video disponible, otros llevan tiempo en los circuitos cubanos e internacionales y bien podrían haberse rescatado sus mejores momentos de temporadas anteriores. La televisión, encargada del montaje y la producción, volvió a quedar en deuda, a pesar de que se realizaron entrevistas a jóvenes promesas y glorias retiradas del pasatiempo nacional.
En el proceso, además, algunos de los directores de equipo dejaron mucho que desear con su proyección, pues escogieron a jugadores que habían sido pedidos y en determinados momentos ni siquiera lograron pronunciar de forma correcta el nombre de los peloteros. Pueden parecer asuntos menores, pero deslucen un show que ya tenía otras grietas.
Cambiar o morir
Como punto inicial, lo sucedido podría considerarse un lunar para la Liga Élite, torneo que ha estado en la picota pública desde su creación hace algunos años. Los polémicos nombres de los elencos participantes en la primera edición (recordemos los Portuarios, Cafetaleros o Centrales, con los que nadie se identificaba) y el hecho de no encontrar un espacio fijo en el calendario han sido algunos de los problemas más serios del evento, que todavía no termina de convencer a especialistas y fanáticos.
Por otra parte, las políticas de pago (sin incentivos, sin escalas y con salarios muy bajos), la pobre presencia de patrocinadores privados o empresas mixtas y la negativa a apostar decisivamente por un formato de franquicias o clubes son detalles de peso que obstaculizan el camino rumbo a la cada vez más necesaria profesionalización de nuestros circuitos.
Mientras esto no cambie, las autoridades permanezcan encalladas en metodologías arcaicas y sin asumir el relieve que tiene el modelo de negocio en el deporte moderno, será difícil que el béisbol en Cuba pueda resurgir. Por lo pronto, con lo que hay y con el modo en que siguen haciéndose las cosas, lo único de élite que tendremos en los diamantes de la isla será el nombre de la liga.