Tras una exitosa experiencia como profesional, Yuniesky “Riquimbili” Betancourt está de regreso en Cuba. El infielder debutó en la final de la pelota provincial en Villa Clara, donde alineó como designado y tercer bate del equipo de la capital villaclareña en el primer enfrentamiento ante Sagua la Grande.
El ex de los Marineros de Seatle, entre otros equipos de la MLB, bateó de 2-0 con un boleto en un juego donde los sagüeros propinaron un no hit no run a dos manos a Santa Clara, por intermedio de Víctor Castro y Lázaro Lorenzo. Sin embargo, su aparición fue la gran noticia del partido, incluso más que la hazaña conseguida por los lanzadores rivales.
Según contaron varios testigos a OnCuba, la afición del estadio “26 de julio” de Santa Clara le dedicó una cerrada ovación a un pelotero que no veían jugar en Cuba hace 16 años.
Cuando Riquimbili se marchó de la Isla en noviembre de 2003 junto al lanzador zurdo Zaidel Beltrán, ocupaba el tercer turno del Villa Clara, y formaba una dupla espectacular alrededor del segundo cojín con el torpedero Eduardo Paret, actual manager de los Naranjas.
El estelar jugador de cuadro se destacó en las categorías menores e integró el equipo Cuba al mundial juvenil de Canadá en el 2000, comandado por el también villaclareño Víctor Mesa y que finalizó con la medalla de bronce.
Betancourt compartió escuadra en ese torneo con otros destacados peloteros como Kendry Morales, Donald Duarte –que terminó jugando como receptor ante el abandono del villaclareño William Plaza y la expulsión de Yoany Delgado–, Yunel Escobar, Alexander Rodríguez, Ifreidi Coss y Pedro José Rodríguez Jr.
Víctor Mesa, ahora como manager de Villa Clara, le dio mucha confianza y lo situó como regular en segunda base, pues en el campo corto estaba el ilustre Paret. Incluso, lo obligó a batear a la zurda en un play off de cuartos de final ante Camagüey en la temporada del debut de ambos, como director uno y jugador el otro, respectivamente
Paret y Riquimbili, a pesar de la diferencia de edad, se entendieron a la perfección e hicieron una combinación fenomenal que hizo recordar a aquella de la década del noventa entre el propio Paret y Jorge “La Araña” Díaz.
El entonces joven jugador militó con Villa Clara durante cuatro Series Nacionales con línea ofensiva de 281/319/436. Disparó 60 dobles, 23 triples y 26 jonrones, con 148 carreras impulsadas.
En Cuba mostró gran velocidad en bases con 43 bases robadas en 77 intentos. La disciplina en el home fue su asignatura pendiente, ya que se tomó 123 ponches con solo 63 boletos, pero en el momento de su partida era uno de los mejores bateadores de su equipo.
El salto a las Grandes Ligas
Después de un paso pequeño en 2004 por los Tomateros de Culiacán, Betancourt llegó a las Grandes Ligas con los Marineros de Seattle, equipo en el que militó entre 2005 y 2009.
Después recaló en los Reales de Kansas City durante dos campañas. En 2011 fue para los Cerveceros de Milwaukee, para regresar al Kansas en 2012 y finalizar su andadura por la Gran Carpa con los propios Cerveceros en 2013.
El villaclareño fue pelotero de todos los días durante nueve años en el mejor béisbol del mundo. Estampó una aceptable línea ofensiva de 261/285/388 con 80 jonrones y 457 carreras impulsadas para un promedio de 11 y 74 por temporada respectivamente.
Conectó más de mil indiscutibles (1057) con un buen promedio de 142 por campaña, lo que avala su calidad al máximo nivel. No obstante, como en la Isla, le faltó disciplina en el home ya que acumuló 435 ponches y 143 boletos (61 y 20 por temporada).
No militó en equipos contendientes por la Serie Mundial y solo tuvo una postemporada con los Cerveceros en 2011, y en once partidos promedió 310/326/500 con un jonrón y seis remolcadas.
A la defensa mostró gran versatilidad al jugar todas las posiciones del cuadro e, incluso, en el jardín izquierdo, con un buen average defensivo de 971. También sumó 672 participaciones en doble plays en 9,601 entradas en el campo.
Tras casi una década en las Grandes Ligas, Riquimbili recaló en el béisbol mexicano con buenas prestaciones y tuvo una breve estancia en los Búfalos de Orix de la liga japonesa.
El villaclareño se tituló como refuerzo de los Venados de Mazatlán en la Serie del Caribe de 2016 después de una buena temporada con las Águilas de Mexicali. El año pasado fue el segundo de los bateadores en el torneo mexicano con promedio de 406.
Su paso por el béisbol azteca fue exitoso, pero a sus 37 años Riquimbili quiere terminar su carrera en Cuba, en su Santa Clara, donde todavía lo recuerdan esos fanáticos que repletaron el estadio 26 de julio para tributarle un cerrado aplauso.
Ahora tendrá como timonel al torpedero con el que hizo dupla en sus años mozos. Llega, además, a un Villa Clara sin una referencia en el campo corto desde la partida de Aledmis Díaz, quien jugará la próxima campaña con los Astros de Houston.
Por su experiencia y calidad, Betancourt podría aportar mucho a la causa naranja y se pinta solo como bateador designado o un emergente de lujo. Pero, si está en buena forma, Paret pudiera cederle la inmensa responsabilidad de cubrir la llave del cuadro. El tiempo dirá.
De momento, ya el experimentado jugador está en casa y su regreso añorado –por los fanáticos y por él mismo– es una realidad.