Muchos cubanos —ya sean periodistas, aficionados o los propios peloteros— tienen cierta devoción por la historia del béisbol antillano de los años 70, 80 y 90. Si alguien hiciera un Todos Estrellas de las Series Nacionales, una buena parte de la novena saldría de esos períodos, lo cual es comprensible, porque fueron tiempos gloriosos, de una profundidad y calidad insospechadas e inalcanzables en la actualidad.
Aquella avalancha de talento garantizó un espectáculo fabuloso en los diamantes de la Isla y propició el dominio casi inexpugnable en la arena internacional amateur. De esas historias victoriosas con el traje de las cuatro letras, y de la tremenda rivalidad local, emergieron leyendas, mitos vivientes, jugadores que quedaron para siempre grabados en el imaginario popular como una especie de superhéroes.
Tan arraigados están esos nombres sagrados que es casi un pecado proponer a un pelotero de la actualidad entre estelares indiscutibles de la historia del béisbol nacional. El caso más llamativo, para mí, es el de Frederich Cepeda Cruz, a quien —pese a su brutal rendimiento en los últimos 20 años— todavía muchos no lo consideran el mejor jardinero izquierdo de nuestros clásicos domésticos.
Lourdes Gurriel, Fernando Sánchez o Armando Capiró, tres estelarísimos del pasado, pueden aparecer indistintamente por delante de Cepeda en selecciones históricas, lo cual no es del todo justo. Sin embargo, al margen de preferencias, ya es hora de considerar un poco más al espirituano, el más recio bateador ambidiestro de las Series Nacionales y dueño de marcas que quizás perduren para siempre.
Por ejemplo, este miércoles 16 de diciembre pegó una línea al izquierdo contra los envíos de Josimar Cousín que se convirtió en el doble 400 de su carrera. Al superar esa barrera, automáticamente se quedó solo en el exclusivo club de peloteros antillanos con 400 dobles y 300 jonrones. Nadie ni siquiera se ha acercado a esas dos cifras combinadas.
Solo ese detalle debería bastar para entender que las estadísticas de Cepeda no son buenas, son espectaculares, impresionantes y muy difíciles de igualar. Aquello de que sus récords van a durar toda la vida no es un formalismo grandilocuente, para nada.
¿Cuál será el próximo jugador de Series Nacionales con un paquete de 400 dobles, 300 jonrones y 2000 jits? ¿Cuál será el próximo jugador de Series Nacionales que se embasará más de 4000 veces? ¿Cuál será el próximo jugador de Series Nacionales con 800 extrabases? Quizás el hombre que combine todos esos resultados en una misma vida no ha nacido todavía.
Cepeda es consciente de sus marcas, le gusta llevarlas y saber el terreno que está pisando. “Sigo mis números desde que comencé en el béisbol. Lo hago internamente, no lo ando publicando ni nada, eso está ahí, pero siempre me fijo en lo que hago. Incluso, subserie por subserie estudio mi rendimiento, me da la medida de cuando estoy bien o mal”, confesó el líder de los Gallos, poco después de llegar a los 400 tubeyes.
Sin embargo, el estudio de su carrera no es algo que lo obsesione, y mucho menos los récords. “Es muy difícil salir a jugar y pensar en tantos récords al mismo tiempo. Ahora estoy contento por lograr una cifra cerrada de dobles pero, por ejemplo, no puedo ponerme a pensar en perseguir la marca de Michel Enríquez (líder histórico con 437), me faltan demasiados todavía.
“Me preocupo por mis números y con el paso del tiempo he ido anotando totales específicos de mi carrera, pero no me enfoco solo en eso, pienso más en el día a día. Te reitero, no puedo mirar al récord de Michel y otras marcas como los 400 jonrones, lo cual es todavía más difícil porque me faltan más de 70”, nos dijo en diálogo exclusivo con OnCuba.
Esa visión quizás le ayudó a sobrellevar el penoso incidente de la pasada semana, cuando un error en el cómputo estadístico hizo creer a todos que había arribado a los 400 dobles, y en realidad le faltaba uno.
“Son cosas que suceden. Desde el inicio de la Serie tenía claro que necesitaba 13 tubeyes para llegar a 400 y, esa fecha, sabía en mi mente que sumaba 11, es decir, me faltaban dos. Pero el periodista Randy Vasconcelos, quien estaba pendiente porque quería guardar el momento en video, me llamó y me dijo que en la página de la Serie Nacional aparecía con 12. Imagínate, si las estadísticas oficiales dicen que son 12, cómo voy a cuestionar yo eso.
“Entonces, sucedió lo que sucedió. Conecté un doble, vino la celebración y después, a echarlo todo para atrás porque habían sumado dos veces un mismo juego a las estadísticas. Lo asumí con tranquilidad, seguí enfocado y preparándome hacerlo otra vez, sabía que en algún momento iba a conseguirlo. Al final llegué dos veces a 400 dobles y tuve dos celebraciones, algo muy atípico”, nos cuenta con un toque de humor.
Después de esto y de convertirse en el primer pelotero de Series Nacionales que se ha embasado en 4000 oportunidades (récord que le sorprendió), uno pensaría que no le queda otra meta inmediata en el horizonte, pero Cepeda ha divisado un nuevo objetivo: los 800 extrabases.
En la historia de los clásicos domésticos solo Orestes Kindelán (853) ha superado esa barrera y el próximo en conseguirlo podría ser el espirituano. Ahora mismo, Cepeda suma 781 extrabases y está a cuatro de Omar Linares (785), segundo lugar histórico.
“No me considero un gran jonronero, pero he logrado dar una cantidad considerable y conjugar eso con una buena producción de dobles, lo cual no es muy común. Eso me ha ayudado a tener una cifra de extrabases alta, y quisiera aumentarla.
“Estoy más cerca, puedo lograrlo a corto plazo porque hablamos de dobles, triples y cuadrangulares. Incluso, contando con que merme mi producción en los próximos años, si me mantengo en el entorno de diez tubeyes y diez jonrones, así que es posible. Quiero y voy a llegar a 800 extrabases”, apuntó el estelar exponente de los Gallos, quien se resiste a colgar los spikes.
“Lo más importante es sentirse saludable y mantenerse en el terreno. Ahora mismo yo estoy bien, contento, en buena forma y mientras siga así puedo seguir jugando y aportando a Sancti Spíritus y al béisbol cubano”, sentenció Cepeda, cuya máxima se cumple al pie de la letra, pues en la presente campaña los Gallos de Eriel Sánchez marchan en posiciones de avanzada.
“Cuando el colectivo funciona, cuando las cosas salen, todos tenemos oportunidad de mejorar nuestros números individuales. Aquí en Sancti Spíritus varios peloteros están rindiendo a un buen nivel, por eso estamos donde estamos, y por eso he logrado yo tener buenos resultados. Si hay más compañeros en base puedo impulsar más carreras, si entro yo en circulación sé que cualquier otro de los que viene me puede traer para el home”, afirmó el ya mítico dorsal 24 de los Gallos.
Siguiendo con esa dinámica, el elenco central debe asegurar un cupo en postemporada, lo cual le daría a Frederich Cepeda una nueva oportunidad de conquistar el primer título nacional de su carrera.