El poblado pinareño de La Coloma ha visto nacer y crecer a gente de béisbol que, aún sin llegar a las Series Nacionales, han dejado una huella imborrable. Algunos han formado a jóvenes promesas, y otros a jugadores que han mostrado su calidad a nivel regional y provincial.
Lázaro Leal, radicado hoy en México, es uno de esos afanosos jóvenes oriundo del pueblito pesquero que, tras crecer admirando las habilidades de Yohandry Urgellés, se ha convertido en uno de los talentos con aspiraciones de escalar en la organización de las Medias Blancas de Chicago, con la cual firmó un contrato de Ligas Menores en diciembre del 2018.
Poco a poco, con su constante empeño, ve como sus sueños se van materializando y no cede terreno en sus aspiraciones de aumentar el rendimiento. En sus manos está la posibilidad de cumplir el sueño de probarse en el más alto nivel del béisbol, aunque para lograr ese objetivo Leal siempre tiene presente sus raíces.
“Desde chiquito mi papá me llevó a diferentes instalaciones deportivas después que terminaba las clases, pero ninguna me gustó. Cuando me enseñó un campo de béisbol que había en el pueblo, entonces sentí la conexión con ese maravilloso juego al que decidí dedicarle mi vida”, rememora Leal en diálogo con OnCuba.
La figura de su padre, su primer entrenador, es esencial en todo el viaje que este chico ha emprendido dentro de los diamantes, “él fue quien me enseñó a amar y a respetar el béisbol y gracias a él he alcanzado mis logros”, asegura el prospecto.
Ahora Lázaro es uno de los tantos prospectos que pelean por ascender en las Medias Blancas, pero antes de llegar a una organización de Grandes Ligas, el pinareño “quemó la liga” en torneos regionales y provinciales, y después en los nacionales de categorías menores, los cuales serían el trampolín para las emociones que ahora vive.
“Tuve muy buenos números en esos campeonatos. Mi mejor certamen fue el de 2010, pues obtuve ocho liderazgos de bateo, entre ellos los de jonrones, impulsadas y dobles”, recuerda el vueltabajero, quien no olvida a entrenadores como Jesús Prens y otros que lo acompañaron desde temprana edad.
Ellos comenzaron a moldear el talento innato de este muchacho de 1.88 metros de estatura y más de 200 libras de peso, cuya referencia en los terrenos cubanos fue el patrullero capitalino Yohandry Urgellés.
“Al principio me gustaron muchos jugadores, pero el que más llamó mi atención fue «El Tácata». Me gustaba mucho verlo por su gran contacto y la fácil manera que tenía de batear para la banda contraria”, precisa Leal, quien no se arrepiente cuando hace el balance de las circunstancias que lo impulsaron a salir de Cuba en busca de probarse en el profesionalismo.
En un momento determinado de su vida, Lázaro tuvo miedo de que el tiempo pasara sin poder desarrollar su talento en su posición favorita, la primera base, al ver que en los Vegueros pinareños había hombres “sembrados” en la misma. Por eso, tomó una decisión difícil: irse de Cuba.
“La razón que me hizo salir de Cuba fue el deseo de desarrollar mi talento mucho más, ya que mi posición, la primera base, la defendía uno de los jugadores más talentosos que ha dado Pinar del Río y que admiro y respeto mucho: William Saavedra. Además, el deseo que tenía de ser firmado por una organización de Grandes Ligas; ése para mí era un gran sueño”, afirma Leal, quien va por ese camino.
“He sido firmado por la organización de las Medias Blancas de Chicago, donde en estos momentos estoy jugando y preparándome para seguir avanzando de nivel”, dice el pinareño, consciente de que el trabajo es la única fórmula para triunfar; nada cae del cielo.
“A lo largo de estos años me he mantenido completamente en el béisbol jugando en diferentes ligas, sobre todo en México, dónde actualmente resido. En la Liga Norte (con los Algodoneros de San Luis) he tenido buenos resultados. También he participado en campeonatos semi profesionales en el estado de Yucatán”, devela Leal.
Llegado a este punto, sus metas son claras: “Lo primero es llegar a jugar Grandes Ligas representando a mi país y a mi pueblo de La Coloma, que tanto me ha apoyado a lo largo de mi carrera. Y segunda es llegar a integrar un equipo de liga mexicana o liga del Pacífico en el alto nivel del béisbol azteca”.
Detrás de todos los éxitos, del sacrificio, del esfuerzo, está su familia, sin la cual Lázaro Leal no sería nada. “No tengo como agradecer el apoyo que me dan, a mi mujer, mi gran compañera de la vida, siempre ha estado para mí en todo momento, a todas horas.
“Qué decir de mi madre querida, para ella todo mi amor incondicional. Ha sido mi apoyo, mi sostén, mi alegría, mi todo. A mi padre le agradezco todos sus consejos y cada uno lo llevo presente. Sin su ayuda y dedicación nada de esto hubiera pasado”, expresa Leal emocionado, sin obviar tampoco el sustento de sus amistades.
“A mis amigos, los de verdad, les mando un abrazo y gracias por disponer siempre de su lealtad incondicional y por estar ahí en los momentos buenos y malos. A todo mi pueblo de La Coloma, le digo que siga confiando, que daré todo lo mejor para representarlos en cada paso que dé.”