En la tarde del ponche 1.000 de Yoanni Yera en los clásicos del béisbol cubano, los Cocodrilos de Matanzas certificaron la eliminación de los Leñadores de las Tunas, quienes no podrán defender el título que ganaron en la pasada 58 Serie Nacional.
Los yumurinos hicieron valer su condición de locales y pasaron por encima de los sueños de coronación de los tuneros, quienes no encontraron la fórmula para contener la ofensiva occidental, plagada de bates poderosos y muy calientes.
César Prieto, Raico Santos, Yurisbel Gracial, Ariel Martínez, Yasiel Santoya y Jefferson Delgado fueron un completo enigma para el staff de los Leñadores, muy inferior al que cantó el alirón en la pasada campaña.
En parte, esas flaquezas en el pitcheo y ciertas lagunas ofensivas y defensivas lastraron a los Leñadores, quienes se quedaron por debajo en la producción y prevención de carreras. No obstante, válido señalar que el conjunto oriental conservará una base importante de sus principales jugadores y volverá en la Serie 60 como uno de los grandes favoritos al cetro.
A diferencia de Las Tunas, los matanceros se ven ahora mismo como una novena bien sólida, con todos los puestos cubiertos y notable profundidad para sacar la cara en caso de que los titulares caigan en un bache. Eso es mérito de la dirección del plantel, que sin mucho ruido reforzó todas sus posiciones más flojas y logró mantener involucrados (y a buen nivel) a todos los integrantes de la nave.
“Nuestra clave ha sido el trabajo y la cohesión. Somos un equipo unido, donde todos trabajan en el mismo sentido. Los refuerzos se han integrado a la perfección, parece que están con nosotros de toda la vida, y eso es vital para el funcionamiento del plantel”, apuntó en exclusiva para OnCuba el timonel Armando Ferrer.
El experimentado estratega ha sido el ancla que ha unido a un grupo de peloteros que se desarticuló por completo el pasado año, al punto de caer hasta el sótano. Ahora, con varios retoques y una mayor seriedad en el trabajo de todo el colectivo, han salido a flote hasta alcanzar la final del campeonato, instancia en la que muchos especialistas no los visualizaron cuando comenzó el torneo en el verano del 2019.
Ferrer ha impuesto respeto y ha mostrado mano dura, pero también ha mantenido el buen ambiente en el conjunto. Ese balance ha dado confianza a peloteros, que se ven jugando más sueltos, alegres, sin presión y con una sonrisa en el rostro, algo que habitualmente no se veía en las novenas yumurinas.
De cara a los partidos decisivos del curso, estos detalles pueden influir a favor de los Cocodrilos, quienes, además, cuentan con varios jugadores que ya han probado el sabor de la postemporada y las finales en años anteriores.
Esta es la tercera final para los Cocodrilos en los últimos diez años, luego de discutir la corona en las Series 52 y 53 frente a Villa Clara y Pinar del Río, respectivamente. Aquella fue la época de Víctor Mesa al frente de la novena yumurina, que subió al podio durante siete campañas consecutivas, pero nunca logró un campeonato.
La misión ahora, con Armando Ferrer en el puente de dirección, es dar un vuelco a la historia reciente de la provincia, que lleva ya casi tres décadas esperando para subir a lo más alto del podio.