Casi 1.200 peloteros cubanos han ganado al menos una vez la Serie Nacional de Béisbol, próxima a descorrer las cortinas de su 60 edición. En los anteriores 59 clásicos de las bolas y los strikes, más de 400 jugadores se convirtieron en multicampeones y más de 180 conquistaron tres veces la corona.
Pero si profundizamos un poco, veremos que la lista de chicos con al menos cuatro campeonatos se reduce a 66, mientras con cinco o más trofeos hay 31 hombres, club exclusivísimo, reservado generalmente para grandes estrellas y algunos actores de reparto que contribuyeron desde segunda línea.
Por ejemplo, no hay dudas del tremendo peso que tuvo Juan Castro como receptor de Vegueros durante su incontestable dominio en la década del 80 del siglo pasado, pero nadie podrá negarle al también máscara Jorge L. Cornelio los cinco títulos que ganó a las sombras del mítico 13 pinareño, considerado por muchos como el mejor máscara cubano de todos los tiempos.
Algo similar sucede con el infielder santiaguero Alexander Jorge, miembro de las dos versiones de la “Aplanadora”, quien estuvo siempre por detrás de Manuel Benavides y Luis Miguel Nava en el cuadro indómito, pero desde su papel secundario logró colarse entre los 15 hombres que han ganado seis o más campeonatos en la historia de las Series Nacionales.
Tanto Cornelio como Jorge fueron actores de reparto, al igual que Jesús Juffré, mayormente suplente de Ricardo Lazo en la racha triunfal de Industriales durante los años 60, o Eddy Cajigal, el escudero de Antonio Pacheco en la intermedia. Ellos tuvieron una dosis de fortuna, pues no necesitaron muchos turnos ni una gran carga de innings en el campo para alcanzar la gloria en múltiples ocasiones.
La otra cara de la moneda son, por ejemplo, Norge Luis Vera y Ormari Romero, los brazos de hierro de los equipos santiagueros, o Rogelio García, as indiscutible de los Vegueros. En la misma cuerda, Pedro Chávez y Urbano González fueron los grandes protagonistas de las primeras Series, mientras Víctor Mesa, Rolando Arrojo, Amado Zamora y compañía lideraron a las novenas villaclareñas.
Pero ellos no son los únicos. OnCuba les propone un repaso por los jugadores más ganadores en la historia de las Series Nacionales.
Las dinastías
Los Industriales de los años 60 y principios de este siglo, los Azucareros de los 70, los Vegueros de los 80, la “Naranja Mecánica” de los 90, las dos versiones de la “Aplanadora” santiaguera y más recientemente los Tigres avileños, son las dinastías más relevantes de nuestras Series Nacionales.
Justamente a esos equipos que lograron establecer un largo dominio en torneos domésticos están vinculados la mayoría de los jugadores que han ganado múltiples campeonatos en Cuba, por ello profundizamos en algunas de ellas.
Industriales
Los Azules fueron la primera gran dinastía del béisbol cubano, de hecho, lo que lograron en los años sesenta ninguna otra novena lo ha podido emular. ¡Cuatro campeonatos consecutivos! Entre 1963 y 1966 liquidaron a todos sus rivales camino a lo más alto del podio, dirigidos por el mítico Ramón Carneado.
La columna vertebral de aquellos conjuntos la formaban Ricardo Lazo, Urbano González, Pedro Chávez, Antonio Jiménez, Tony González, Germán Águila, Lázaro Pérez y el as Manuel Hurtado. Un segundo grupo de hombres imprescindibles del conjunto capitalino lo forman Jorge Trigoura, Franklin Aspillaga, Antonio y Orlando Rubio, Ihosvany Gallego, Raúl “La Guagua” López y Maximiliano Reyes, quienes no estuvieron en todos los campeonatos, pero se hicieron sentir.
Otros que ganaron con Industriales en esos primeros años y después mejoraron su palmarés con Agricultores en 1975 son Santiago “Changa Mederos, Walfrido Ruiz, Eulogio Osorio y el receptor suplente Lázaro Martínez.
Industriales tuvo otra época dorada a principios de este siglo con Rey Vicente Anglada a la cabeza. Los Leones ganaron tres trofeos del 2003 al 2006. Yasser Gómez, Carlos Tabares, Enrique Díaz, Antonio Scull, Yadel Martí, Deinys Suárez y Arley Sánchez fueron piezas claves de aquellos elencos, al igual que Rudy Reyes, Frank Montieth y Alexander Malleta, quienes también triunfaron en el 2010. Ese es el último trofeo de Industriales, que lleva una década de sequía.
Otros ilustres del béisbol habanero se llevaron la nada despreciable cifra de tres campeonatos, pero lo hicieron en distintos períodos de tiempo. Lázaro Vargas y Juan Padilla, mientras Javier Méndez conquistó cuatro, con la particularidad de que ganó en tres décadas diferentes.
El primer cetro del 17 azul fue en 1986, después triunfó en 1992 y 1996, y cerró con broche de oro en el 2003, cuando fue nombrado MVP de la Serie por segunda ocasión en su carrera.
Vegueros
Quizás cuando se hable de la década del 80 en el béisbol cubano todo el mundo viaje en el tiempo hasta aquel jonrón de Agustín Marquetti que decidió el campeonato en 1986 favorable a Industriales. Sin embargo, la realidad es que esa fue la época dorada de los Vegueros, amos y señores del clásico de las bolas y los strikes.
Cinco campeonatos lograron los vueltabajeros entre 1981 y 1988, de la mano de José Manuel Pineda y Jorge Fuentes, dos mentores históricos y con resultados imponentes en torneos domésticos. Ellos moldearon a una generación brillante, con una fuerza descomunal en el pitcheo y bateadores de calibre de Salón de la Fama.
Rogelio García, Juan Castro, Alfonso Urquiola, Luis Giraldo Casanova, Fernando Hernández y Giraldo González fueron puntos fijos y baluartes de esos éxitos, y se sumaron también Omar Linares, Omar Ajete, Lázaro Madera, Reynaldo Costa, Jesús Guerra o Maximiliano Gutiérrez.
En el caso de Linares, Ajete y Madera llegaron también hasta la fase triunfal de Pinar del Río en la segunda mitad de los años 90, cuando los vueltabajeros reunieron un temible cuerpo de pitcheo con Pedro Luis Lazo, José Ariel Contreras y Faustino Corrales como piezas fundamentales, más Yobal Dueñas y Daniel Lazo como bates de poder.
Santiago de Cuba
Los equipos orientales han sido tradicionalmente fuertes en los clásicos beisboleros cubanos, pero a los indómitos les costó establecer un dominio desde que irrumpieron con ese nombre en las Series Nacionales en 1977. Desde esa fecha hasta 1999 los santiagueros solo ganaron en par de ocasiones, pero apareció la “Aplanadora”.
La tanda del terror que formaba Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Gabriel Pierre, Fausto Álvarez, Rey Isaac, Rolando Meriño, Reutilio Hurtado, Manuel Benavides, Pedro Poll y compañía masacró a todos los lanzadores que salieron al paso, respaldados por los ases Norge Luis Vera y Ormari Romero, además de los laboriosos Osmel Cintra y Rubén Rodríguez.
Ese equipo se desintegró después de ganar el tricampeonato en 2001, en gran medida por el retiro masivo que involucró a Kindelán, Pacheco y Pierre. Sin embargo, el propio “Capitán de Capitanes” asumió el mando del plantel años más tarde y reestableció la hegemonía indómita con varios efectivos ya consagrados y una nueva hornada de talentos.
Poll, Meriño, Reutilio, Luis Miguel Nava y Alexander Jorge ganaron tres campeonatos más con la nueva versión de la “Aplanadora”, mientras Danny Betancourt, Alberto Bicet, José Julio Ruiz, y Ronnier Mustelier redondearon un plantel que alzó tres veces el trofeo de monarca entre 2005 y 2008.
Villa Clara
La “Naranja Mecánica” de Pedro Jova ejerció un dominio incontestable de 1993 a 1995, período en el que se llevaron tres coronas consecutivas. Pero, aunque cueste creerlo, un alto por ciento de esos triunfos se sustentaron en una generación que ya había ganado el campeonato a inicios de los años 80, una década antes.
Hablamos de José Ramón Riscart, Víctor Mesa, Amado Zamora y Rafael Orlando Acebey, más Rolando Arrojo, quien no estuvo en el cetro de 1983, pero ya desde esa época era reconocido por su calidad en el montículo. Jova, campeón también en 1983 como jugador, supo sacar lo mejor de esos experimentados junto a varios chicos que venían pidiendo pista.
Jorge Luis Toca, Eduardo Paret, Eddy Rojas, Oscar Machado, Ariel Pestano, Ángel López, Jorge Díaz Olano, Eliécer Montes de Oca, Yoide Castillo y Michel Perdomo dieron un aire fresco al conjunto, que, además de ganar tres títulos en línea, discutió cinco finales al hilo, las dos últimas perdidas contra Industriales y Pinar del Río, respectivamente.
Ese fue el segundo período plenamente exitoso de los equipos centrales, que habían tenido otra dinastía en los Azucareros de finales de los 60 e inicios de los 70. Ellos fueron los pioneros de la tradición ganadora en esa región del país, de la mano de Lázaro Pérez (el mismo que ya había triunfado con Industriales), Owen Blandino, Silvio Montejo y el “Gigante del Escambray”, Antonio Muñoz.
Además, contaban con un pitcheo estelar donde sobresalían, entre otros, José Antonio Huelga, Rolando Macías, Aniceto Montes de Oca, Aquino Abreu (el hombre de los dos no hitter consecutivos), Román Águila y Gaspar Legón.
El rey de las siete coronas
Y ustedes habrán avanzado todo este texto preguntándose quién es el jugador que más campeonatos ha ganado en la historia de Series Nacionales, título que corresponde en solitario a Lázaro Pérez Agramonte, el chico que comenzó a jugar béisbol en los años 40 por su natal Caibarién y terminó triunfando en el máximo nivel con Occidentales, Industriales y Azucareros.
Pérez fue fundador de las Series Nacionales, donde debutó con Occidentales en 1962. Ese curso, el de su primera corona, bateó .347, no cometió errores en más de 100 innings de trabajo y fue el cuarto empujador (10) del equipo por detrás de Tomás Soto, Pedro Carvajal y Urbano González.
Al año siguiente pasó a Industriales, con quienes ganó tres cetros consecutivos entre 1963 y 1965, para llegar a cuatro galardones. Con los Azules su desempeño no fue relevante, al punto que apenas produjo con el madero (24 jits en 124 turnos, con promedio de .194).
A pesar de que ayudaba notablemente al campo, pues jugaba en los tres jardines y en la receptoría, Lázaro Pérez no tenía demasiadas opciones de titularidad y recaló en los Azucareros, cerca de su tierra natal.
El movimiento le vino como anillo al dedo, porque ya en la séptima edición del campeonato beisbolero logró el tercer lugar con la nave central, preludio de los éxitos que venían. Al siguiente curso (1968-69) ganó el campeonato con Servio Borges en el puente de mando, y repitió luego en 1971 y 1972 para llegar a ¡siete coronas!
Pérez nunca se destacó por ser un gran bateador (promedió .213 en 18 Series, con 44 jonrones), pero su defensa y versatilidad le abrieron las puertas a la selección nacional en varias ocasiones.
Sus siete títulos se mantienen como la marca absoluta para nuestras Series Nacionales, y de momento no corre ningún peligro. Hace poco más de diez años los santiagueros Norge Luis Vera, Ormari Romero, Osmel Cintra, Rolando Meriño, Pedro Poll, Luis Miguel Nava, Alexander Jorge y Reutilio Hurtado pudieron igualarla, pero se quedaron a un suspiro, lo mismo que ya le había sucedido en el pasado a Juan Castro, Germán Águila, Alfonso Urquiola, Fernando Hernández y Luis Giraldo Casanova, quienes archivaron seis coronas en sus carreras.
La racha
Hemos mencionado nombres ilustres, jugadores de enorme talento que, empujados por su ambición y calidad, contribuyeron a fomentar las más temibles dinastías de nuestro béisbol. Sin embargo, solo uno de ellos ha logrado levantar la corona en cinco campeonatos consecutivos: Urbano González.
El “Guajiro de Catalina” jugó con los monarcas de Occidentales en la primera edición de clásico de las bolas y los strikes, y después estuvo con los Industriales en su imponente seguidilla de cuatro coronas en los años 60.
En ese periplo ganó el título de bateo en 1965 (56 jits en 156 turnos, para .359), fue tres veces líder en inatrapables (40 en 1962/56 en 1965/76 en 1966) y una en anotadas (19 en 1962). Por si fuera poco, en esas primeras cinco Series se tomó solo 20 ponches en 775 turnos oficiales.
Aunque no ganó ningún otro campeonato, Urbano continuó siendo un enigma para los lanzadores contrarios, que nunca pudieron encontrar la clave para retirarlo por la vía de los strikes. Quizás la muestra más clara llegó en la octava Serie, cuando solo lo poncharon tres veces en 380 turnos oficiales, para promedio de un ponche cada ¡126! veces al bate. ¡De otra galaxia!
La prensa de la época lo elogiaba constantemente: “Encarna la consistencia y perdurabilidad en el béisbol nacional. A través de más de una década el popular y querido “Guajiro de Catalina” se ha granjeado el cariño de la afición, ya que su rendimiento en todos los órdenes ha sido excepcional”, decía un diario nacional, quien terminó su carrera con 56 ponches en 3.203 comparecencias, uno cada 57,2 apariciones al home.
Bien cerca de igualar las cinco coronas consecutivas de Urbano quedaron Pedro Chávez, Manuel Hurtado, Jesús Juffré y Antonio Jiménez, quienes ganaron cuatro campeonatos en línea durante esos primeros años de la Serie Nacional. Hurtado y Juffré no estuvieron con Occidentales en el torneo de apertura, y después sucumbieron a manos de Manuel Alarcón y los Orientales en 1967, cuando estaban a las puertas de su quinto título en fila.
Por su parte, Chávez se perdió un campeonato de Industriales al jugar con Occidentales en 1964, mientras Jiménez no estuvo con los Azules en 1965, cuando también pasó a integrar las filas de Occidentales. Más recientemente, y por la ruleta de los refuerzos, el granmense Guillermo Avilés también conquistó cuatro coronas seguidas (una con los Tigres de Ciego de Ávila, dos con sus Alazanes y una con los Leñadores de Las Tunas), pero su cadena se rompió en la pasada temporada, la cual no pudo jugar por una lesión.
Ramón Quijano nunca jugó con Azucareros, fue el center field regular de Industriales antes que Ñico Jiménez. Usaba el #4 y era un excelente fildeador que salía en busca del batazo solo por el sonido de la bola al hacer contacto con el bate.
Toda la razón. Fue una equivocación. Quijano jugaba con Industriales y ganó tres campeonatos con ellos: 1964, 65 y 66. Corregido. Gracias por el señalamiento.
Creo que en la foto del encabezado aparecen Felix Smith, Raxach, Osvaldo Hernández. ¿ Y los 2 restantes, alguien los recuerda?
Gracias