Que el béisbol cubano se encuentra desde hace años en horas bajas no resulta un secreto para nadie. Ni en Cuba ni tampoco en el mundo. Una prolongada sequía títulos internacionales, cuestionable calidad de sus torneos domésticos, pérdida constante de sus mejores talentos, debilitamiento de su pirámide deportiva y anclaje en concepciones anacrónicas, son algunos ingredientes de una crisis que no parece tener fin y que ha mellado el orgullo de un deporte recién reconocido como patrimonio nacional.
Y aunque para intentar salir del bache ―o, al menos, frenar la caída― las autoridades de la Isla han diseñado diversos planes y estrategias, más o menos acertados en opinión de fanáticos y especialistas, lo cierto es que su éxito necesita más que buena voluntad y tiempo para materializarse. Por eso, la presencia por estos días en el país de Riccardo Fraccari, presidente de la Confederación Mundial de Béisbol-Softbol (WBSC), ha generado lógicas expectativas, teniendo en cuenta lo que el respaldo y la mediación del ente beisbolero planetario pudiera significar para la alicaída pelota de Cuba.
Algo parece claro para Fraccari. “El béisbol cubano ―afirmó el directivo este lunes ante la prensa al resumir su visita de cinco días― merece regresar a lo más alto del panorama mundial, por su historia, por su calidad, por el potencial que tiene”. La pregunta es, entonces, cómo la WBSC puede, desde sus intereses y mecanismos, contribuir a esta añorada recuperación, la cual beneficiaría no solo a esta disciplina en la Isla, a su competitividad y desarrollo, sino también a nivel regional e internacional.
“Yo estoy aquí para abrir puertas y no para cerrarlas”, apuntó al respecto el federativo, quien dijo marcharse de Cuba con “bastante optimismo” sobre el futuro de su deporte en la mayor de las Antillas. Fraccari consideró que este es el “momento oportuno” para llevar adelante cambios que revivan el espíritu de la pelota cubana y propicien un nuevo despegue, aunque reconoció que estos cambios “deben construirse poco a poco”.
Durante su visita, finalizada este martes y realizada en el contexto de las celebraciones por los 60 años de las Series Nacionales cubanas, el presidente de la WBSC desarrolló un amplio programa de actividades que, a decir de Juan Reinaldo Pérez, comisionado nacional de la disciplina, “se cumplió muy satisfactoriamente”. Como parte del mismo, celebró reuniones con las autoridades deportivas del país “para analizar de conjunto un plan de cooperación entre la Confederación Mundial y la Federación Cubana”, según detalló el propio Fraccari, quien calificó los intercambios de “provechosos”.
“Durante estos encuentros, me presentaron un plan de desarrollo del béisbol cubano, muy detallado, con puntos precisos sobre las medidas y acciones que se van a hacer para dar brillantez nuevamente al béisbol cubano, que creo que lo necesita en este momento”, explicó el directivo, en cuya opinión en la Isla existen hoy las condiciones necesarias para hacer realidad este plan, con el apoyo de su organización.
“Claro que las cosas no se hacen en un día, pero veo las condiciones, la voluntad y los presupuestos para ejecutar este plan de desarrollo”, señaló Fraccari, quien, no obstante, acotó que “ahora lo que se necesita es poner en práctica lo hablado, y continuar el intercambio” entre Cuba y la Confederación con vistas a próximos pasos. Entre estos pasos, ambas partes se refirieron a acuerdos que podrían tomarse para materializar la cooperación y la ayuda de la WBSC en aspectos como la contratación de peloteros en ligas foráneas, el desarrollo de la industria deportiva, el trabajo en la base y en academias beisboleras, y la organización de eventos internacionales.
Puertas abiertas a los contratos internacionales
Aunque desde hace varios años los peloteros cubanos pueden insertarse en ligas internacionales por intermedio de la Federación de la Isla, el tema de las contrataciones en el exterior sigue siendo problemático. La cancelación del histórico acuerdo entre la Isla y la MLB estadounidense cerró de golpe una puerta que hubiera podido aliviar la constante sangría de talentos que padece el béisbol del país caribeño y que el pasado año vivió uno de sus episodios más traumáticos con el abandono masivo sufrido por el elenco antillano que participaba en el Campeonato Mundial Sub-23, en México.
“Esta fue una de las razones de mi visita ahora a Cuba ―reconoció Fraccari interrogado al respecto―. Abordamos ese problema en las reuniones con las autoridades cubanas, un problema bastante difícil, como el ocurrido con el equipo del Sub-23, pero cuando digo que regreso a Suiza con optimismo es porque conversamos para que se le pueda dar la posibilidad a los peloteros cubanos de cumplir con su participación en los campeonatos cubanos y jugar en ligas extranjeras. Hay muchas ligas profesionales, en América, en Asia, en la que pueden insertarse más jugadores cubanos y ahora en esta hemos estado pensando en un plan, que necesita finalizar bien, para que los jugadores puedan salir y ser protegidos. Creo que eso es algo que podemos alcanzar si trabajamos en conjunto, y yo estoy aquí para abrir puertas y no para cerrarlas.”
“La idea ―detalló― es concretar un plan que permita esto, con una base legal para la protección de los atletas. Estos son cosas que no se logran en un día, pero ahora está la posibilidad sobre la mesa y estoy seguro que puede ser algo muy importante para los jugadores. Las ligas están dispuestas a discutir sobre esto y la Confederación Mundial puede ayudar como enlace entre ellas y Cuba, a buscar una manera legal y propicia que favorezca a todas las partes. Todavía estamos estudiando los detalles para esta base legal, que es algo no se hace solamente de una parte, debe ser fruto de un consenso, de un análisis conjunto entre todos los actores para que se puedan establecer las normas que garanticen esa base legal. Pero existe la disposición.”
En cuanto al trabajo en la base, fundamental para el desarrollo beisbolero a todos los niveles, Fraccari también se mostró satisfecho con lo visto y dialogado en la Isla.
“Ahora estuve en Cienfuegos, donde vi una gran cantidad de niños jugando, niños que entrenan con una figura tan importante para el béisbol cubano como Antonio Muñoz, y creo que el plan que me enseñaron las autoridades beisboleras cubanas, el análisis que hicieron después de un recorrido por todo el país, debe permitir desarrollar no solamente el primer nivel sino también la base, y debe tener de seguro resultados positivos. El plan en este sentido es muy amplio y ambicioso, y si se ejecuta bien Cuba puede tener otra vez una base más sólida, porque la cantera del deporte son los jóvenes, y con ellos es que con los hay que trabajar para que la calidad del béisbol cubano se mantenga”, comentó a una pregunta de OnCuba.
Fraccari dijo haber sugerido a las autoridades cubanas organizar eventos internacionales en el país como “una manera de estimular a los niños y jóvenes a ganar más interés por el béisbol”, al tiempo que confirmó la disposición de su entidad para apoyar el establecimiento de una academia internacional en La Habana, a partir de la existente en el estadio Santiago “Changa” Mederos de la Ciudad Deportiva.
“La Academia que pude visitar en La Habana tiene un potencial enorme, un espacio increíble, y creo que con los ajustes que discutimos con las autoridades cubanas y la posibilidad de encontrar más recursos, puede llegar a ser mucho mejor. Vamos a empezar a tocar puertas en busca de inversores, porque con la pluma se pueden hacer proyectos magníficos, pero al final se necesita dinero para ejecutarlos, que permitan tener una academia internacional, con los estándares necesarios, en la que se puedan invitar agentes de ligas profesionales a ver los jugadores. Estamos manejando esta posibilidad como parte del plan de desarrollo del béisbol cubano”, explicó.
La industria deportiva y la globalización del béisbol
Tal como pudo verse en el partido entre Industriales y Granma, que coronó las celebraciones por las seis décadas de las Series Nacionales, los equipos participantes en la versión 61 de los clásicos domésticos vestirán uniformes de la marca TeamMate, llegada a la Isla de la mano de la WBSC. Y justo a través de ella, el ente beisbolero mundial ofrece a Cuba un camino para dar un giro a su industria deportiva. Esta, según el criterio de Fraccari, necesita una renovación que contrarreste su obsolescencia tecnológica, recupere su aporte a la imagen y el desarrollo beisbolero cubano y la haga incluso competitiva a nivel regional.
“En la Confederación ya identificamos aspectos en los que en poco tiempo podemos concretar beneficios para la industria deportiva cubana, con el apoyo de la compañía TeamMate”, explicó a la prensa reunida en el Salón Adolfo Luque del Estadio Latinoamericano de La Habana.
“Con esta asesoría, la marca Batos puede llegar a representar una base importante no solo para el béisbol nacional, sino también para el mercado latino, en productos como los uniformes de los equipos, y también pelotas de calidad, con la ayuda de los especialistas que TeamMate pueda aportar ―consideró el federativo―. Después, en un segundo momento, se puede pensar en otros productos como guantes y bates, que tienen otros requerimientos y complejidades, por la tecnología y la materia prima necesaria, pero en lo anterior se puede trabajar a corto plazo.”
Pero la ayuda de la WBSC a la pelota cubana también puede hacerse efectiva más allá de la Isla, en aspectos como la participación en certámenes internacionales. En esta dirección, Fraccari citó como ejemplo el papel desempeñado por su organización para la presencia de la Isla en el Preolímpico de las Américas, celebrado en Florida, y la tramitación del visado para EE.UU. en La Habana, un tema peliagudo debido a las restricciones impuestas a los cubanos por el gobierno estadounidense, si bien el directivo recalcó que la política de su ente es que los organizadores de los eventos deben garantizar las visas de los conjuntos participantes.
Además, adelantó la presencia de un equipo cubano ―no una selección nacional, sino el ganador del torneo doméstico― en una próxima competencia internacional de clubes que la WBSC planea realizar a partir de 2023. La cita, que pretende reunir a los elencos campeones de distintas ligas beisboleras siguiendo una práctica ya existente en otros deportes como el fútbol y el voleibol, tendría versiones regionales y luego una final mundial, con la intención de que “el béisbol se globalice, no solamente a nivel de equipos nacionales sino también a nivel de clubes”, de acuerdo con Fraccari.
Este sería uno de los pasos proyectados por la Confederación Mundial con vistas a aumentar la popularidad del béisbol en el escenario global, hacerlo más atractivo a todos los públicos y los medios de comunicación, y lograr su retorno con regularidad a los Juegos Olímpicos, tras su fugaz regreso en Tokio 2020. Para ello, el directivo no descarta implementar modificaciones en el deporte, como la reducción de los partidos a siete innings y la inclusión de menos jugadores por equipos, algo que ya ha venido probándose en algunos certámenes, junto a otras medidas para reducir el tiempo de juego, y que, sostiene, “no va a cambiar la esencia del béisbol, sino modernizarlo”.
A este empeño de sumar adeptos en todo el planeta también tributan las proyecciones con el béisbol 5, una disciplina que por su dinámica y características puede ser asimilado con más facilidad que la pelota tradicional y en cuya expansión la WBSC ha venido trabajando en los últimos años, incluso en un continente tan poco beisbolero como África. Para este año se prevé ya la realización de un campeonato mundial en México y las perspectivas resultan prometedoras, a decir de Fraccari, quien confía en que Cuba, donde ya se practica esta versión acortada, puede ser también un actor importante en el panorama competitivo, de forma paralela a la deseada recuperación del deporte nacional, tanto a nivel interno como a escala planetaria.