La VI Serie Nacional Sub-23 de béisbol cubano tuvo ya sus primeros compases y el mayor protagonismo de este arranque estuvo fuera de los terrenos de juego. Más allá de los excesivos errores y la inmensa cantidad de boletos, resultan inconcebibles hechos que conspiran contra el buen desarrollo del torneo.
Semejante comienzo promete un futuro poco halagüeño para el certamen. Comencemos con lo peor que sucedió en las cuatro primeras jornadas.
Lo peor
Santiago de Cuba y Holguín no pudieron efectuar su enfrentamiento particular por problemas de alojamiento en el territorio santiaguero. Parece inconcebible, pero sucedió. ¿Quién tenía que garantizar el hospedaje de los holguineros? Lo cierto es que no se efectuó el tope, y ya de inicio ambos conjuntos arrastran cuatro partidos pendientes.
También en la región oriental, en Las Tunas, no apareció el transporte que llevara a los peloteros locales del hotel al estadio Julio Antonio Mella, y los jóvenes leñadores enrumbaron caminando hacia el escenario de competencia. Increíble.
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Los Arabos, campeón provincial por primera vez en Matanzas, esperaba con ansias el partido en su estadio entre el equipo matancero y Villa Clara. Pero, los árbitros llegaron tarde al terreno por problemas de transportación y decidieron suspender el juego, lo que, de momento, deja a este municipio sin el ansiado regalo por su excelente campaña en la serie provincial.
¿Será posible que apenas comenzando ocurran tantos problemas organizativos en un torneo que amerita la mayor seriedad?
Ya en el plano deportivo, el descontrol de los lanzadores resultó excesivo, al punto de que se regalaron 242 boletos en 28 partidos para un promedio de 4,55 por equipo en cada desafío. Además, se han propinado 66 pelotazos. Huelgan los comentarios.
De la defensa ni hablar. En las primeras subseries se cometieron 107 marfiladas y se promedia para un paupérrimo 951. Solo Sancti Spíritus lo hace para más de 980 (981). Incluso el pitcheo villaclareño, tradicionalmente fuerte, ha permitido 38 carreras, y de ellas 16 son sucias.
Villa Clara puso otra nota negativa con cuatro derrotas consecutivas, incluidas dos por marcador de nocaut. Este hecho resulta asombroso para un bullpen que cuenta con lanzadores importantes como Javier Mirabal, Daniel Conde, Eddy Howard Díaz y Eduardo Rodríguez. ¿Repetirá Ariel Pestano como director su desastrosa actuación del campeonato anterior?
Otros equipos de fuerza tampoco comenzaron bien. La Isla de la Juventud no mostró su casta como campeón vigente ante La Habana, mientras los subcampeones nacionales de Las Tunas lucieron mal como anfitriones ante Ciego de Ávila.
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Lo mejor
Cuba necesita hombres de poder y parece que esta serie podría ser el gran salto del yumurino Ronny Muñiz. Hasta el momento, el fornido pelotero de Matanzas ya ha despachado tres cuadrangulares.
Excelente va siendo también la aparición en el béisbol del primer nivel del espirituano Roberto Hernández, quien parece destinado a ser una de las grandes figuras del pitcheo en la Isla. El derecho de Yaguajay cumplió con una sólida salida ante Camagüey.
Desde la lomita, Armando Dueñas propinó diez ponches y debe ser el caballo de batalla de los matanceros. Otro yumurino, Elier Carrillo propinó nueve estrucados y lanzó el juego completo.
Matanzas propinó la única escoba en este comienzo de campeonato. El pitcheo yumurino lanza colectivamente para 1,59 con un excelente WHIP de 1,12. Además, los serpentineros de esta provincia presentan un K/9 de 10,32, o lo que es lo mismo: más de un ponche por entrada de actuación. Un oasis dentro de tantos problemas vistos en el comienzo.
Varios hombres que estaban en el listado de los 34 prospectos que dio a conocer la Federación Cubana de Béisbol se han destacado como son los casos de Félix Rodríguez, Daniel Pérez, y Yeudis Reyes.
Mientras, la dupla guantanamera Leovanis Brook y Biorgelvis Roque se ha robado todos los reflectores a la ofensiva. Suman entre ambos de 29-16 al bate, con ocho carreras anotadas y diez impulsadas de las 21 de su equipo.
La VS Serie Nacional Sub-23 apenas comienza, pero el botón de muestra de estos primeros juegos enciende las alarmas. Lo que mal comienza, la mayoría de las veces –para no ser absoluto– suele terminar mal.
El baseball revolucionario debe recuperar su esencia y abandonar posiciones corporativistas.El beneficio de unos pocos conduce a la desintegracion de nuestro sistema deportivo.Basta de vender peloteros como si fueran mercancias.