Me pregunto si alguien puede explicarme por qué en una liga donde se batea 281 colectivamente y se anotan más de diez carreras como promedio por encuentro, los managers siguen recurriendo de modo enfermizo al toque de sacrificio.
Difícilmente aparezca una respuesta convincente. Se pueden ensayar argumentos como la falta de actualización de los conceptos tácticos, el conservadurismo o la testarudez (esa variante dura de la crisis de neuronas), pero ninguno alcanzará a justificar la necesidad de continuar echando mano, a diestra y a siniestra, de un recurso obsoleto en el béisbol moderno.
Frente al toque, como mismo sucede con el transporte urbano o el surtido de las tiendas, allá afuera hay un mundo y acá adentro otro muy diferente. Allá está en vías de dinosáurica extinción; acá florece en permanente primavera.
No se entiende que en Cuba, donde existe bateador designado y un pitcheo más allá de lo paupérrimo, se consumaran 218 sacrificios en los primeros 180 juegos de la Serie 2017 (eso, sin contabilizar los siempre numerosos intentos fallidos). El ejemplo paradigmático es el de Industriales, que pese a promediar 318 con corredores en las almohadillas, acumula más de un toque por partido.
La tendencia es totalmente distinta en el mejor béisbol del planeta. Durante la temporada pasada hubo 1025 toques de sacrificio en la MLB, número muy inferior a los 1667 de solo cinco años antes. El average global establecido entonces, 0.21 por choque, constituye un record histórico según Baseball Reference.
Es decir, se tocó aproximadamente una vez cada cuatro desafíos. ¿Y por qué? Básicamente porque el análisis estadístico (en este caso, el Run Expectation) ha probado que existen más posibilidades de anotar con un hombre en primera sin outs, que con un corredor en segunda y un out.
La vieja escuela de avanzar a los corredores con el toque ha quedado en desuso progresivo en virtud de que muchos mentores consideran que se trata de un out desperdiciado. Tanto es así, que los propios lanzadores de la Liga Nacional –antes sacrificados a destajo- lo están abandonando en la cuneta.
Es el resultado de la cruzada contra el toque desatada por Bill James y la sabermetría. Quedó claro que la vieja jugada, tan simbólica del período romántico del béisbol, retrasaba en lugar de adelantar, como lo corrobora el acontecer de cada campeonato.
¿Da resultado tocar? Es decir, ¿incide directamente en la consecución de más triunfos? Boston y Houston, líderes de las divisiones Este y Oeste en el llamado ‘joven circuito’, son las escuadras que menos han tocado en la campaña. En cambio, tres de las que más lo han hecho (Atlanta, San Diego y Cincinnati) ya quedaron sin opciones de postemporada, y la otra (Miami) tampoco tiene un horizonte despejado que digamos. E igual ha funcionado de este lado del mar, pues Pinar -que detesta apelar al sacrificio- manda cómodamente en la clasificación.
Ojalá no se me malinterprete. Esto no es una diatriba contra el toque, sino contra su uso indiscriminado. Hay momentos –eso sí, muy contados momentos- en que las circunstancias indican que es viable ejecutarlo. Pero no hay que exagerar. A fin de cuentas, los outs son demasiado valiosos como para regalarlos.
Estamos viviendo un beisbol marcado por el síndrome de lo inmediato. Se ha impuesto una escuela pragmática en la que lo que importa es anotar una carrera o ganar un partido. O ganar una serie. No importa lo que se esté sacrificando a mediano y largo plazo. Sí, algunos directores están sacrificando nuestra pelota por un instante de gloria. Una gloria efímera y dolorosa.
en el béisbol no se puede ser esquemático, cada equipo debe jugar de acuerdo a su potencial, a sus poaibilidades, es evidente que un equipo que esta bateando como INDUSTRIALES no puede tocar tanto la bola y encima mal, pero es victor mesa y ese señor solo debe recibir orientaciones de los castros, hace poco decían en bola viva y también en no recuerdo que periódico cubano por llamarlo de alguna manera, que gracias a mesa podían entrenar por primera vez en su historia en el latino, además no le faltaban los suministros al equipo y había mejorado el transporte y no se les caia la cara de vergüenza por decir esto, es mas decía lazaro de la torre que confiesa que lleva años viviendo en el stadium de plaza porque no tiene donde vivir que mesa lo puede conseguir todo porque es muy bueno y que el es comunista y por eso no fue a Miami con INDUSTRIALES, que se… quede viviendo en el stadium, pero regresando al tema del toque yo recuerdo los equipos japoneses que jugaban en la década del 70 y 90 cuando iban a cuba que tocaban mucho y era lógico porque no bateaban y tocaban muy bien hoy cosas que me gustan del béisbol moderno y otras no, yo nunca quitaría a un pitcher si esta bien, a mi tiene que sacármelo el equipo contrario, recuerdo en los 70 un manager de INDUSTRIALES que por poco es linchado en el latino porque se invento el 5, 2, 2, que podía según el cambiarse,2, 5, 2 o 2, 2, 5 es decir lanzar 2, 5 y 2 inning cambiando los pitcher, se llama o se llamaba Humberto arrieta, todavía lo odio, creo también que el bate de aluminio por suerte desaparecido, la bola mas viva y el bateador designado le han hecho mucho daño al béisbol, alargaron mucho los juegos y sus tácticas habituales tuvieron que cambiar