Sin trucos, aunque con una mínima dosis de suerte, Cuba escaló posiciones en los Juegos Panamericanos de Lima luego de una noche contundente del boxeo, que se fajó, pegó y consiguió cuatro medallas de oro en las cinco finales que disputó.
En el primer cartel de discusión de preseas, que era una especie de mini sparring entre cubanos y dominicanos, la armada de Rolando Acebal iba por el pleno dorado, pero uno de sus pesos “pesados” pecó de confianza y vio como se le escapaba la corona continental por tercera ocasión al hilo.
Yosbany Veitía, subcampeón de los Panamericanos de Guadalajara 2011 y Toronto 2015, no pudo cambiar el color de su medalla y otra vez quedó a un paso de la cima, tras caer frente al quisqueyano Rodrigo Marte, escurridizo y astuto fajador.
El oponente caribeño, sin palmarés rimbombante, escaló al cuadrilátero con pleno conocimiento de las cualidades del cubano, a quien trabajó con velocidad de piernas e intercambios fugaces, en los cuales sacó la mejor parte por su gran movilidad.
Marte empujó lentamente a Veitía hacia el abismo y el antillano, quien ni siquiera se percató del peligro que le acechaba, tentó a la suerte, jugó con fuego y se quemó. No se puede decir que haya entregado las armas, pero se vio superado por los bríos del dominicano, justo campeón.
Esa derrota abriendo la noche hacía presagiar lo peor para la armada antillana, pero Lázaro Álvarez, Roniel Iglesias, Julio César la Cruz y Dainier Peró se encargaron de corregir el rumbo y devolver el aliento a la directiva de la delegación cubana, presente en el coliseo Miguel Grau.
Lázaro, triple campeón mundial y doble medallista olímpico, tenía una cuenta pendiente con el dominicano Leonel de los Santos, quien lo había derrotado en la lid continental del deporte en Managua, hace solo unos meses.
Ahora la historia fue bien diferente, con un paseo del “Príncipe” pinareño, quien tomó revancha y sumó su tercera corona consecutiva en Juegos Panamericanos. También por amplio margen ganó Julio César, cuyo estilo poco ortodoxo sigue sin calar del todo, aunque nadie puede negar su efectividad.
Como una auténtica sombra se movió el semicompleto agramontino, inalcanzable para el juvenil brasileño Keno Marley Machado, campeón olímpico de la juventud que va dando sus primeros pasos en el nivel superior.
Más trabajado fue el triunfo de Roniel sobre el dominicano Emiliano Polanco, un desgastante pleito de toma y dame. El vueltabajero aceptó la propuesta del quisqueyano e intercambió hasta la saciedad, a riesgo de quedarse sin gasolina y sufrir un golpe mortal.
Pero, afortunadamente, Iglesias aguantó el tipo, se sostuvo, tiró a la par del contrario y conservó una mínima ventaja a la vista de los jueces, quienes premiaron la precisión del cubano por encima del volumen de golpe del dominicano. No obstante, válido destacar que en este combate cualquiera de los dos puso alzar el puño en señal de victoria.
La última pelea de la noche entre los hombres encumbró al súper completo Dainier Peró, verdugo del colombiano Ciristian Salcedo, quien buscó un golpe fulminante y terminó siempre fuera de distancia.
Peró, el más joven de la nómina antillana, no tuvo que esforzarse en exceso y ganó el duelo más aburrido de la noche, en el que mostró más capacidad para moverse que para pegar, algo poco común en los pesos pesados.
Lo cierto es que, al margen de estilos y gustos, Cuba se colgó cuatro preseas doradas de la mano del boxeo, que tiene oportunidad de sumar otras cuatro coronas este viernes con Osvel Caballero, Andy Cruz, Arlen López y Erislandy Savón.
Si el primer cartel fue un dual meet con República Dominicana, la segunda noche reserva un escenario similar, pero con Estados Unidos como oponente, pues tienen tres emparejamientos con los cubanos.
De triunfar en todas las peleas pendientes, Cuba superaría por dos su cantidad de cetros respecto a la pasada edición de los Juegos Panamericanos en Toronto –se ganaron seis–, y sobrecumpliría el pronóstico de especialistas y fanáticos, quienes vaticinaron entre seis y siete trofeos en Lima.
Además, sería la segunda ocasión que alcancen los ocho cetros en Juegos Panamericanos durante el presente siglo, algo que ya se logró en Guadalajara 2011.
Hola mis amigos. Muy contento por las victorias del boxeo cubano. Gracias