Tras perder con República Dominicana este jueves (66-75) durante la discusión de la medalla de bronce, Cuba terminó en el cuarto puesto del Centrobasket 2014, alejada del podio y sin poder clasificarse para los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.
Esta fue la séptima ocasión consecutivas en la que los jugadores cubanos se van sin preseas en estas lides, una racha adversa que se extiende desde 2001; luego de que la selección nacional dominara las ediciones de 1995, 1997 y 1999.
Con la derrota ente los dominicanos concluyeron su actuación los discípulos de Daniel Scott, quienes acumularon en tierras aztecas tres victorias e igual cantidad de descalabros, dos de ellos ante los dominicanos; un cuarto lugar que, visto con detenimiento, merece más elogios que crítica, aunque las críticas serán imprescindibles para el crecimiento de un equipo que demostró potencial para soñar.
Antes de cualquier valoración es válido recordar algunas particularidades. Primero, hablamos de un conjunto cuyos integrantes han tenido —desde siempre— su techo competitivo en la maltrecha Liga Superior de Baloncesto cubana, un certamen que deslumbró por su calidad en la última década del pasado siglo, y que hoy es apenas el recuerdo de partidos multitudinarios y jugadas brillantes.
Además, el conjunto no consigue recuperarse de las constantes deserciones —en México perdieron otros dos—, algo que obligó en la pasada edición del Centrobasket a jugar la mayor parte de sus partidos con apenas dos hombres en la banca y los llevó a caer hasta el octavo escalón.
Súmele a ello que, a pesar de las políticas aprobadas por el INDER en septiembre de 2013, ningún basquetbolista cubano ha conseguido acogerse a tales beneficios, a pesar de que algunos de sus compañeros (de manera independiente), incursionan hoy en ligas sudamericanas con resultados prominentes.
Dicho esto, poco podemos exigirles a estos hombres, resultado directo de sus condiciones concretas y limitados más por su inexperiencia que por la falta misma de calidad. En todo caso, podemos exigir seriedad y actitud sobre la cancha, pero pedirles que ganen es más complejo.
Por otra parte, la incursión mexicana no fue un desastre, pues los cubanos obtuvieron su boleto “express” a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, y el que los llevará al clasificatorio Pre-Olímpico de Rio de Janeiro 2015.
Algo de cifras…
En el caso de la actuación colectiva vale la pena analizar las estadísticas acumuladas por los discípulos del veterano Daniel Scott en los seis partidos disputados en la ciudad de Tepic, capital de Nayarit.
Con un promedio de edad de 26 años, los cubanos eran una de las nóminas más jóvenes del certamen regional.
En la ofensiva, Cuba no tuvo un desempeño alto, pues sus hombres apenas encestaron el 46.5% de los tiros desde la media y corta distancia; aunque desde fuera del área mejoraron la puntería con un 33% de efectividad. Ello los llevó a promediar 70.16 cartones por encuentro; pero su defensa permitió 70.6. Puesto en limpio, Cuba marcó en seis partidos 421 puntos, y permitió 424.
Desde la línea de libres, los cubanos estuvieron por debajo de la media del evento (63.6%) y por ende no consiguieron sacar provecho en situaciones claves de los juegos definitorios.
Bajo las tablas los nuestros demostraron poderío al ser los máximos reboteadores, quedándose con 217 balones por 210 los campeones mexicanos. Robaron 39 pelotas y recetaron 16 tapones, nueve de ellos a la cuenta del santiaguero Javier Justiz, un joven de 21 años y 2.10 metros de estatura.
Mas no fueron precisamente los hombres altos quienes se robaron el protagonismo, sino el base organizador Osmel Oliva (27años, 1.78 metros), quien resultó el más completo por los cubanos al incluirse en el top ten de varios departamentos estadísticos y encabezar la ofensiva cubana con 83 puntos.
En tanto, Yoan Luis Haití volvía a ser el máximo reboteador del equipo con 44 recuperaciones, seguido por el propio Oliva con 31. Mientras, desde la larga distancia, William Granda encestaba nueve bombazos, secundado por Haití (7) y Oliva (6).
Lo que deja Nayarit
Más allá de la sensación de inconformidad, este Centrobasket 2014 evidenció las carencias y también el potencial de una selección cubana repleta de figuras jóvenes que precisan pulirse con juegos de mayor nivel, algo que será imposible mientras tengan como techo los certámenes locales.
Pero, por otra parte fueron visibles deficiencias que en nada dependen del roce internacional. Entre muchas otras, fueron patentes la pésima conducción del balón, desorientación en el juego sin pelota, falta de comunicación sobre la cancha, transiciones lentas, pasividad en la ofensiva y la defensa, horrible promedio de tiros libres… todo lo cual es posible suplir con dos palabras claves en cualquier deporte: disciplina y entrenamiento.
Amén de ello, es necesario aclarar que el resultado obtenido es bueno. Cuba ganó los partidos que estuvieron a su alcance y perdió con equipos clasificados ya para el próximo Mundial de Baloncesto; jugó a buen nivel —a pesar de los errores— y sorprendió a muchos al avanzar hasta las semifinales.
¿Falta mucho por hacer? Sin duda, pues para convertir a estos jugadores en algo parecido a los equipos cubanos que dominaron el área centroamericana en los años 90, se precisa mucho más que torneos regionales y los tres meses de la Liga Superior. Eso sí, Nayarit demostró que la materia prima para reconstruir una plantilla competitiva y capaz de soñar en grande, existe.
Líderes individuales
Los cubanos mejor ubicados en los diferentes casilleros de este Centrobasket 2014 fueron:
Osmel Oliva: segundo en asistencias (26, 4.3 por encuentro), tercero de los anotadores (83 puntos, 13.8 de promedio), cuarto en robos de balón (12 cortes, 2.0 por partido), séptimo en rebotes (31, 5.2 por juego), y noveno en promedio de tiros libres anotados (76.5% de efectividad, 13 en 17).
Yoan Luis Haití: segundo en rebotes (44, 7.3 por juego), noveno en tiros libres anotados (16, 2.7 por juego).
William Granda: segundo en promedio de triples (nueve anotados en 18 intentos, 50%de efectividad) y séptimo en triples anotados (nueve, 1.5 por juego).
Javier Justiz: segundo en bloqueos (nueve tapones, 1.5 por juego).