Tras ser superados por Uzbekistán en los Olímpicos de Río 2016 y por Kazajstán en la más reciente Serie Mundial, los boxeadores cubanos enfrentan una difícil prueba en el campeonato del orbe que se inicia este viernes en Hamburgo, Alemania.
La escuadra antillana exhibe una mezcla de experiencia y juventud como principal baza de cara a una justa que luce complicada para la pretensión de mantener la corona universal conseguida hace dos años en Doha. En la capital catarí, la tropa de Rolando Acebal obtuvo cuatro medallas de oro, dos de plata y una de bronce, cosecha que le permitió reinar sobre Rusia (2-1-1) y Azerbaiyán (1-1-2).
Entonces los uzbekos no alcanzaron títulos, pero sus tres platas y tres bronces le otorgaron el segundo mayor total de preseas (6) detrás de Cuba (7), como presagio de su asalto a la cima en la Ciudad Maravillosa. En Río se colgaron al pecho siete medallas (3-2-2) por seis los cubanos (3-0-3), y varios de sus hombres repiten ahora en Hamburgo, liderados por el titular olímpico Hasanboy Dusmatov (49 kg) y el subcampeón Shakhram Giyasov (69 kg).
Kazajstán, por su parte, fue cuarta en Brasil (1-2-2) y octava en Doha (0-2-0), pero llega al Mundial a todo gas, luego de desbancar a Cuba en la Serie Mundial de Boxeo. Ya no cuenta con el monarca olímpico Daniyar Yeleusinov (69 kg) y el plateado en Río Adilbek Niyazymbetov (81 kg), pero sí con hombres del poderío de Bekdaulet Ibragimov (64 kg) y Vasili Levit (91 kg) entre sus principales aspirantes al podio.
En Hamburgo, Cuba contará también con la oposición de importantes figuras de otros equipos, como el ruso Evgeny Tishchenko (91 kg) –triunfador tanto en Catar como en Brasil–, el alemán Artem Harutyunyan (64 kg) –bronce olímpico y ahora local– y el minimosca colombiano Yuberjén Martínez, plateado en Río de Janeiro.
No obstante, faltarán algunos nombres conocidos; unos por lesión, como el venezolano Yoel Finol (52 kg) –bronceado en Río– y otros por haber pasado al profesionalismo, como el brasileño Robson Conceição (60 kg), rey bajo los cinco aros.
En total, serán más de 250 púgiles de 85 países los que saltarán al cuadrilátero en el Sporthalle con la ilusión de regresar a casa con una medalla. Lo harán en un torneo que tiene como telón de fondo las disputas internas en la cúpula de la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA), cuyo Comité Ejecutivo relevó del poder al presidente de la organización, el taiwanés Ching-Kuo Wu.
Cuba encabeza el medallero histórico de estas lides, con 71 reinados, 32 subtítulos y 25 terceros lugares. Su figura más descollante en 17 participaciones –la Isla se ausentó a la versión de Chicago 2007– es el pesado Félix Savón, quien ostenta la friolera de seis coronas. Lo escolta el pinareño Juan Hernández Sierra (67 kg) con cuatro títulos, una cifra a la que pudieran llegar ahora el semipesado Julio César La Cruz y el ligero Lázaro Álvarez.
A Hamburgo el equipo cubano llega con el pronóstico de conquistar tres medallas de oro y plantar un cuarto finalista, un objetivo peliagudo aunque no imposible que exigirá el máximo de eficiencia a sus figuras consagradas y apelar quizá a alguna sorpresa. La pretensión se complica por la –hasta hoy inexplicable– ausencia del santiaguero José Ángel Larduet, que dejó huérfana de representantes antillanos a la división superpesada.
A las posibilidades de Cuba en cada división le proponemos dedicar las próximas líneas.
49 kg: Gracias a su título en Doha y su metal bronceado en Río, Joahnys Argilagos encabeza aún el ranking mundial de la AIBA. Pero el jovencito camagüeyano no ha tenido su mejor año y no es hoy el principal favorito para levantar el cetro. El uzbeko Dusmatov, el colombiano Martínez y el ruso Ergorov se antojan como obstáculos infranqueables en su pretendida vuelta a una final. El podio, incluso, podría serle esquivo.
Comienza el domingo frente al vencedor entre el puertorriqueño Oscar Collazo y el bielorruso Yauheni Karmilchyk.
52 kg: Yosvany Veitía se debe todavía un gran resultado. Plateado hace dos años en Catar, tiene sin embargo la espina de su eliminación en Río de Janeiro. La suya es una división sumamente competitiva por lo que ser nuevamente medallista sería un excelente resultado para el de Sancti Spíritus. En su camino deberá sortear los escollos que representan púgiles como el azerí Mamishzada, el argelino Flissi, el colombiano Ávila y el kazajo Issakulov, quien no combatió en el cierre de la Serie Mundial.
Tendrá su primera pelea el lunes contra quien gane entre el botsuanés Otukile Mahomed y el filipino Dannel Maamo.
56 kg: Menuda tarea la que le ha tocado a Javier Ibáñez. El representante cubano en el peso gallo carga sobre sus hombros la responsabilidad de sustituir al doble campeón olímpico Robeisy Ramírez. Por si fuera poco, el sorteo lo hará pelear en la apertura, pues fue el único boxeador de la Isla en no quedar bye. El uzbeko Akhmadaliev, bronce en Río y líder del ranking universal, el chino Zhang y el dominicano De los Santos tienen muchas más papeletas en la rifa de los posibles medallistas.
Abre este viernes contra el estadounidense Duke Ragan.
60 kg: Tras perder con Robson Conceição en el pase por el oro olímpico y ser luego sancionado en Cuba por un polémico tinte de pelo, Lázaro Álvarez encara el reto de colgarse el cuarto título mundial consecutivo. El “Príncipe” pinareño tiene talento y experiencia para lograrlo, pero deberá hilar muy fino sobre el ring. En ausencia del brasileño sus principales rivales podrían ser el francés Oumiha, el uzbeko Abduraimov y el mongol Dorjnyambuu, aunque no estará el kazajo Safiullin, quien le encajó un costoso revés en la Serie Mundial.
Combate el lunes frente a quien gane entre el estadounidense Delante Johnson y el holandés Enrico La Cruz.
64 kg: Andy Cruz bien pudiera ser la revelación del Mundial. Sin la sombra de Yasnier Toledo, inamovible por años en la selección antillana, el matancero parece listo para empeños mayores. En la Serie Mundial no dio margen a sus contrarios y fue junto a La Cruz el más seguro de los púgiles de la Isla. Tiene un repertorio técnico admirable y, sobre todo, deseos de triunfar. El ruso Dunaitsev, el cubano-azerí Lorenzo Sotomayor y el alemán Harutyunyan serán duros escollos, pero tengo fe en sus condiciones para escalar al podio.
Deberá enfrentar este domingo al ganador entre el brasilero Joedison de Jesús y el irlandés Sean McComb.
69 kg: Como se ha hecho costumbre en los últimos años, Roniel Iglesias llega a Hamburgo bajo el signo de la duda. El pinareño es un boxeador de indiscutibles condiciones, que tras alcanzar el pináculo de su carrera con el título mundial en Milán 2009 ha sido víctima de una prolongada intermitencia. Su convincente derrota en la conclusión de la Serie Mundial lanzó más sal a la herida y mostró sus fisuras en una división en la que no faltan pugilistas probados como el uzbeko Giyasov, el azerí Baghirov y el venezolano Maestre.
Pelea el lunes contra quien gane entre el australiano Andrew Hunt y el jordano Zeyad Eashash.
75 kg: Otro territorio de incertidumbres. Doce meses atrás nadie ponía en duda el imperio de Arlen López entre los medianos, pero esa certeza se ha esfumado en 2017. El guantanamero, campeón olímpico y mundial, se ha visto fuera de forma, sin su pegada y velocidad características, y para subir al podio –no ya para coronarse de nuevo– tendrá que reencontrarse a sí mismo y dejar atrás a hombres como el azerí Shakhsuvarly, el kazajo Amankul y el camerunés Ntsengue. No obstante, voto porque pueda hacerlo.
Le corresponde abrir el domingo frente al húngaro Zoltan Harcsa o el italiano Salvatore Cavallaro.
81 kg: Para muchos –por no decir todos– la medalla más segura de Cuba. Aunque su boxeo de esquiva no es el más vistoso, Julio César La Cruz no tiene parangón hoy en el panorama del pugilismo amateur. “La Sombra” o “El Doctor” es considerado una leyenda por la AIBA, que lo empina hasta lo más alto de su ranking con amplia diferencia sobre el uzbeko Melikuziev, el irlandés Ward y el kazajo Niyazymbetov. Para refrendar ese favoritismo y lograr su cuarto cetro al hilo deberá evitar más que nada los excesos de confianza.
Su primer rival, este lunes, saldrá del vencedor entre el venezolano Albert Ramírez y el mexicano Rogelio Romero.
91 kg: Erislandy Savón es el actual subcampeón del mundo y número dos del ranking de la AIBA. En la final de Doha sucumbió a manos del estelar Evgeny Tishchenko, quien carga nuevamente con la etiqueta de favorito. Pero el ruso no será el único peligro para el gigante guantanamero en una división con dinamita en los puños. El kazajo Levit, el holandés Korving y el uzbeko Tursunov aparecen también como rivales de cuidado, al margen de la inconsistencia que acusa Savón a ratos y le ha impedido consagrarse.
Inicia su participación el domingo frente a quien gane entre el ucraniano Ramazan Muslimov y el húngaro Adam Hamori.
+91 kg: Para Cuba, la división de terror y misterio. Desde hace años no existe en ella una figura capaz de imponer respeto a nivel internacional. No lo fue Erislandy Savón, descendido a los 91 kg, ni tampoco Lenier Peró, corto de peso y ahora fuera de la escuadra antillana. La baja de este último propició el regreso de José Ángel Larduet y, en honor a la verdad, no lo venía haciendo mal. Pero de buenas a primeras se lo ha tragado la tierra. No estuvo en el cartel conclusivo de la Serie Mundial –donde su sustituto, Yoandry Toirac, fue masacrado por el kazajo Bukayev– y ahora no hizo el viaje a Hamburgo a pesar de haber ganado el boleto en el Continental de Honduras. Su exclusión es, al menos a nivel público, un verdadero enigma y deja abierta la interrogante sobre lo que hubiese podido hacer el santiaguero en los encerados alemanes. Claro que, a pesar de la ausencia del multicampeón Tony Yoka, de Francia, el cubano no la tenía fácil frente a hombres como el uzbeko Jalolov, el kazajo Kunkabayev y el francés Aboudou-Moindze, entre otros mastodontes, pero al inicio de la temporada parecía inspirado. El ring no podrá tener esta vez la última palabra.
Pronóstico final (optimista): Dos títulos –La Cruz y Álvarez o Cruz– y tres medallas más de cualquier color –Álvarez o Cruz, Arlen y Veitía o Savón–. Más sería pedir demasiado.