Por primera vez en mucho tiempo, Cuba entra a una cita multideportiva con dos objetivos en mente, aunque a las autoridades del universo atlético en la Isla les bastará con cumplir solo una de dichas metas en los Juegos Panamericanos de Lima para descorchar el champagne.
Igualar o superar los 36 títulos de Toronto (la peor actuación en 48 años) es uno de los propósitos, y el otro se basa en mejorar el cuarto escaño conseguido en la urbe canadiense, donde se perdió el histórico segundo puesto cosechado en diez de las once ediciones anteriores.
Pero, como dijimos, no es necesario que se cumplan las dos metas para considerar como éxito la aventura en Lima. No. De acuerdo a cómo se plantearon dichos objetivos, queda claro que a las autoridades cubanas les parece bien irse por encima de las 36 doradas, aunque se baje al sexto lugar, o superar el cuarto escaño de la cita canadiense, aunque ni siquiera se lleguen a 30 pergaminos.
Según múltiples especialistas, cualquiera de los propósitos será bien difícil de lograr en la capital peruana, teniendo en cuenta el contexto deportivo actual de la región, en la que muchos países han invertido notables cantidades de capital en el desarrollo de su movimiento atlético.
Además, la propia realidad del deporte cubano no invita al optimismo, incluso ahora que se han dado pasos de avance en términos de preparación y condiciones para los competidores.
A pesar de esas mejorías, prima el escepticismo en buena parte de la comunidad de fanáticos, consciente de que no se participará en un grupo importante de pruebas, y con el recuerdo fresco de los fracasos en el último lustro, incluido el batacazo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, donde se perdió el reinado regional.
Por si fuera poco, los precedentes entre los Panamericanos de Toronto y la inminente edición de Lima tampoco invitan al optimismo. En Canadá, Cuba logró 36 medallas de oro, 31 en pruebas individuales. De esos 30 ganadores (Yusmari Mengana logró dos títulos), un total de 12 (40 %) no estarán en Perú y muchos de sus sustitutos no tendrán el mismo nivel.
Además, en Toronto se ganaron cinco pruebas combinadas (tres en canotaje, una en remo y la plataforma sincronizada), en las cuales es prácticamente imposible repetir los títulos ahora.
Con un panorama tan sombrío respecto a los campeones de la anterior delegación, queda claro entonces que Cuba, si desea acercarse o superar la cantidad de títulos de Toronto, tiene que esperar triunfos de nuevas figuras, de talentos que cubran los espacios en blanco.
Afortunadamente, sí hay exponentes en ascenso que hace cuatro años nadie conocía y ahora están listos para pelear por escalar a la cima. Fernando Dayán Jorge, Juan Miguel Echevarría, Luis Manuel Lauret, Reinieri Andreus, Dainier Peró y Gabriel Rosillo son algunos de esos casos emergentes con opciones serias de títulos en Lima.
Por otra parte, consagrados como Yosbany Veitía, Roniel Iglesias, Ismael Borrero o Iván Silva, quienes quedaron a deber en Toronto, ahora tendrán una oportunidad de redimirse y sumar al casillero dorado. Lo mismo sucede con el béisbol, que tras 12 años en blanco se encuentra en una aceptable posición para rescatar la corona, teniendo en cuenta en bajo nivel de la lid de las bolas y los strikes.
Quizás con todas estas sumas, más alguna sorpresa puntual en ciclismo, kárate o balonmano, se pueda conseguir el objetivo de los 36 metales áureos, pero eso ya sería en el escenario ideal, dibujado solo por los más optimistas.
De momento, en aras de ofrecer un acercamiento un poco más realista a las opciones de la delegación cubana, repasamos las posibilidades de todos los deportes que consiguieron al menos un título en Toronto.
Sueños y realidades en el campo y pista
Tres de los campeones del atletismo cubano en los Juegos Panamericanos de Toronto volverán a Lima en pos de revalidar sus coronas. Yarisley Silva, Denia Caballero y Yorgelis Rodríguez pretenden asaltar la capital peruana y aportar a la necesitada delegación caribeña.
En cambio, no estarán el maratonista Richer Pérez, sorprendente ganador en el epílogo de la cita canadiense, y el triplista Pedro Pablo Pichardo, quien ahora compite bajo la bandera de Portugal tras separarse de la selección cubana en el 2017.
Para el fondista no hay un sustituto en Lima, por lo que Cuba no contempla repetir el cetro en la prueba de largo aliento, mientras en el triple, el joven Jordan Díaz podría dar la clarinada, aunque el escenario no es nada sencillo.
El agramontino, el mejor triplista del orbe en categorías inferiores, tendrá como principal oponente al norteño Omar Craddock, dueño de la cuarta marca (17.68 metros) de la temporada y de otros dos saltos por encima de 17.42, aval suficiente para meter presión al joven cubano, quien ha tenido muy poco roce competitivo en los últimos meses debido a lesiones.
Virtualmente, el atletismo tendría entonces dos títulos menos comparado con Toronto, pero en realidad podrían ser tres, teniendo en cuenta que la pertiguista Yarisley Silva no está envuelta en su mejor campaña.
La pinareña no ha saltado más de 4.70 este año y, además, ha sido muy inconsistente en pruebas de máximo nivel. Por si fuera poco, hasta tres rivales (Katie Nageotte, Alysha Newman y Olivia Gruver) ostentan mejores registros en la actual campaña, y la venezolana Robeilys Peinado le pisa los talones.
Yarisley no tiene pronóstico de oro, lo cual está a tono con su realidad, aunque siempre debemos recordar que en el 2015 tampoco salía como favorita y silenció a todo el mundo con un espectacular salto de 4.85 que la impulsó para lograr luego las dos marcas cimeras de su carrera (4.91 y 4.90) y el título mundial en Beijing.
Sobre Denia Caballero, en cambio, hay menos dudas. Su temporada ha sido fabulosa, con cuatro tiros de más de 67 metros y dos por encima de 69. Pero si ella fallara, Cuba tiene también a Yaimé Pérez, la mejor discóbola del orbe en el 2019.
“La Rusa” es dueña de seis de los 11 mejores disparos del año y lidera el ranking con envío de 69.39 en Sotteville, Francia, hace solamente diez días. Con semejantes récords, el oro en el disco está garantizado.
También debe escalar a lo más alto del podio Yorgelis Rodríguez en el heptatlón, especialidad en la que no parecen haber grandes rivales convocadas a los Juegos. La guantanamera no ha competido en el 2019 por lesión, pero con un rendimiento superior a los 6 200 puntos podría ganar el oro sin problemas.
Como vemos, de las cinco modalidades doradas de Toronto, el atletismo tiene solo a dos con opciones reales de repetir, aunque a esta cuenta hay que añadir a Juan Miguel Echevarría, claro favorito en el salto largo.
El camagüeyano, tras perderse los Centroamericanos de Barranquilla por una molestia justo antes de competir, tiene la espina clavada y desea sacársela con su primera corona en una cita multideportiva.
Echevarría ha llegado hasta 8.34 metros en una temporada “lenta” para la mayoría de los saltadores, pues el líder de la campaña es el estadounidense Jeff Henderson, campeón olímpico de Río 2016, quien será su principal contrincante en Lima.
Más allá de estas figuras, el atletismo cubano no cuenta con muchas más opciones de subir a lo más alto del podio. Quizás Rose Mary Almanza podría dar la sorpresa en la doble vuelta al óvalo, pero debe superar a la jamaicana Natoya Goule, quien hace una semana detuvo los cronómetros en 1:57.90 minutos (quinta mejor marca del año), registro que la antillana no logra desde el 2015.
Confirmaciones y revanchas sobre el ring
El boxeo cubano no quiere ceder un ápice y buscarán en Lima una actuación de altura, como lo exige el contexto actual de la delegación antillana, necesitada del máximo aporte de sus disciplinas insignias.
El deporte de los puños debe ser, sin dudas, un bastión para la comitiva caribeña, que espera, al menos, seis metales áureos desde el ring. A priori, parece perfectamente posible conseguir ese objetivo y hasta superarlo.
Así lo entienden los entrenadores de la Isla, quienes se han atrevido a ir un paso más allá y vaticinar una barrida en suelo peruano, algo que, honestamente, no creo que suceda. En cambio, sí es factible que el boxeo aporte siete doradas en un escenario ideal.
La consecución de tamaña cifra depende de que cinco campeones defensores (Andy Cruz, Lázaro Álvarez, Arlen López, Julio César La Cruz y Erislandy Savón) retengan la corona, de que los experimentados Yosbany Veitía y Roniel Iglesias impongan su ley tras perder en Toronto, y de que el joven Dainier Peró se confirme como grata sorpresa.
Andy, Lázaro, La Cruz y Savón parecen encaminados a lograr el objetivo sin grandes contratiempos. Son favoritos en sus respectivas divisiones y han mantenido un rendimiento estable en todas sus presentaciones internacionales, al igual que Veitía, quien no quiere perder una tercera oportunidad de reinar en el continente tras sus platas del 2011 y 2015.
Distinto es el caso de Arlen, derrotado en el clasificatorio panamericano de abril pasado, cuando perdió en Managua contra el norteño Troy Isley, a quien probablemente volverá a enfrentar ahora en Lima. Pese a su cartel de campeón olímpico, Arlen ha sido la viva muestra de la inconsistencia en los últimos tiempos y no inspira demasiada confianza.
Otro que también arrastra algunas deudas es Roniel, quien ha tenido diversas molestias y no ha podido competir en plenitud de facultades. Además, no le faltan rivales de consideración, incluido el experimentado venezolano Gabriel Maestre, su verdugo en Toronto 2015.
Revancha. Esa es la palabra que ronda en los pensamientos del pinareño, en cuyo camino también pueden aparecer el norteño Delante Johnson, el boricua Bryan Polanco o el dominicano Rohan Polanco.
Por último, al minimosca Damián Arce se le asoma un complejo recorrido en la división del estelar colombiano Yuberjen Martínez, mientras el gallo Osvel Caballero parece estar un peldaño por debajo de los contendientes de la disciplina, ante los cuales no ha tenido mucho roce previo.
La nota distintiva del grupo podría ser el súper pesado Dainier Peró, de fuerte pegada y alta intensidad de pelea, como ya demostró frente al colombiano Cristian Salcedo en el clasificatorio continental. Si no se arruga ante un escenario de gran magnitud, el oro no es quimera.
El impulso de Cuba está en la greco
A juzgar por lo acontecido en el último Panamericano de lucha, en abril pasado, el plantel cubano del estilo clásico tiene opciones de dar un fuerte golpe sobre la mesa en Lima y aupar a la delegación de la Isla hasta los entornos soñados.
Luis Orta, Ismael Borrero, Yosvany Peña y Gabriel Rosillo se coronaron en la lid continental de Buenos Aires, Argentina, donde no participaron el talentoso Daniel Gregorich ni el estelar Mijaín López, incluidos ahora en la nómina panamericana.
No hay dudas respecto a las opciones de Mijaín, cuyo mayor oponente puede ser la confianza y la falta de rodaje, porque no hay en el área rivales que emulen su extraordinario potencial sobre el colchón. Quizás el cubano Yasmani Acosta, actual representante de Chile, podría hacerle cosquillas, pero en condiciones normales la cosa no pasará de ahí.
También Ismael Borrero, el otro campeón olímpico de la lucha, puede transitar por cauces tranquilos, aunque en su caso hay cierta paridad con el norteño Ellis Coleman, derrotado por el cubano en abril pasado. Por su parte, Orta se plantea una disputa cara a cara con el mexicano Samuel Gurria, su gran rival del continente en los 60 kilogramos.
Digamos que esas tres pueden ser medallas seguras para Cuba en Lima, donde no contarán con el subcampeón olímpico y titular de Toronto, Yasmany Lugo. En su lugar estará el joven Rosillo, quien, probablemente, enfrente uno de los panoramas más competitivos de la disciplina.
El chico tendrá como posibles rivales al estadounidense G’Angelo Hancock y al venezolano Luillys Pérez, tercero y sexto del ranking mundial de la división, aunque ya los derrotó a ambos por superioridad en el Panamericano de Argentina.
Ante la ausencia de Kamal Ameer Bey en los 77 kilogramos, Yosvany Peña también podría tener el camino allanado, aunque debe cuidarse del colombiano Jair Cuero, quien buscará vengarse del “baile” que le dio el cubano hace unos meses.
Peña lanzó su candidatura al título en Lima cuando derrotó en Buenos Aires al norteño Ameer Bey, quinto del ranking mundial. Sin ese escollo por delante, es una de las serias apuestas de Cuba para aportar al medallero.
La última bala de la lucha grecorromana sería Daniel Gregorich, quien ya recuperado de una intervención quirúrgica ganó el puesto a Antonio Durán, y ahora deberá enfocarse en superar al venezolano Luis Avendaño, líder continental de la división en estos momentos.
A pesar de la juventud del plantel, el estilo grecorromano carga con dinamita rumbo al examen de Lima, donde perfectamente puede superar la actuación de la modalidad en Toronto. No conceder libertades, manejar la presión y mantener siempre la concentración será vital para lograr una actuación que haga retumbar los cimientos del Coliseo Miguel Grau.
Lucha libre, ¿en caída libre?
Al igual que el estilo grecorromano, la lucha libre lleva a Lima uno de sus dos campeones de Toronto. Reinieri Salas será el exponente antillano que defenderá su corona en la urbe peruana, pues Yowlys Bonne quedó fuera del combinado panamericano.
“El Gimnasta” vuelve a las andadas y hay mucha confianza en su experimentada figura, aunque, en honor a la verdad, el concierto continental será de máximo rigor. En los 97 kilogramos estará el líder del ranking mundial, el norteño Kyle Sneyder, campeón olímpico de Río 2016, quien pondrá las cosas muy duras a Salas.
Lo mismo sucede con el extraclase Jordan Burroughs, titular olímpico de Londres y cuatro veces monarca del orbe, quien debe dominar los 74 kilos sin grandes contratiempos. En dicha división Cuba apostó por el veterano Geandry Garzón, campeón mundial en el 2003 y rey panamericano en Río 2007, hace 12 años.
Con 35 abriles pasados por sus costillas, el santiaguero aspira a dar la clarinada, pero parece poco probable que llegue a la tierra prometida. No obstante, si es posible que logre incluirse en el podio.
Otra categoría con panorama incierto para Cuba son los 86 kilogramos, donde Yurieski Torreblanca buscará moverse más rápido que nadie en una corriente bastante pareja tras la confirmación de que no estará el norteño David Taylor, segundo del orbe.
Sin el estadounidense en el cuadro, el venezolano Pedro Ceballos y el canadiense Alex Moore ganan enteros, así como Patrick Downey, sustituto de Taylor.
Muy dura será la prueba de fuego para Oscar Pino en los pesos pesados, pues allí sí estarán los máximos exponentes de la región, quienes, además, ocupan lugares de privilegio en el ranking mundial.
Nick Gwiazdowski (Estados Unidos-cuarto a nivel global) y Korey Jarvis (Canadá-15) aparecen como las grandes cabezas de grupo en Lima, donde Pino intentará probar que sus muchas horas de trabajo en un nuevo estilo durante los últimos meses han valido la pena.
Más opciones podrían tener Reinieri Andreus y Alejandro Valdés en las divisiones inferiores, donde aparecen como los mejores ubicados de América en el ranking. En dichas modalidades, Estados Unidos no lleva a ninguna de sus principales figuras, lo cual allanaría el camino de los antillanos.
No obstante, el nivel altísimo de la lucha libre en tierras norteñas hace pensar que cualquier contrario que envíen a Lima será de extremo cuidado, y eso lo sabe “Calabaza” Valdés, quien tras ganar bronces en los dos últimos Mundiales quiere mejorar el color de su medalla en el escalón continental.
Por igual objetivo va Andreus, el luchador más joven de la Isla en Lima. El chico de 21 años es campeón mundial Sub-23, ganó los Centroamericanos el pasado curso y en la actual temporada consiguió bronce en el Panamericano de la disciplina, donde cayó frente al estadounidense Joshua Rodríguez.
Ahora Joshua no se presentará en Perú, y tampoco lo hará Thomas Patrick Gilman, el concursante de Estados Unidos mejor ubicado en el ranking. Dichas ausencias le abrieron las puertas al joven Daton Fix (21 años), quien es una incógnita.
No obstante, Andreus tendrá que observarlo de cerca, al igual que al canadiense Darthe Capellan, con quien ya topó –y lo superó– en el Panamericano de Buenos Aires.
Así está el panorama en la libre, donde creo que costará igualar el récord de dos títulos de Toronto. De lograrlo, la especialidad brindaría un sorbo fresco a la comitiva de la Isla.
Igualmente, sería un bálsamo que el equipo femenino se sume a la causa dorada, algo que perfectamente puede ocurrir con Lianna de la Caridad Montero (57 kg) y Yudaris Sánchez (68), las dos antillanas con mejor cartel de cara a la justa.
No obstante, para la lid femenina los rivales no se han guardado prácticamente nada, y en las dos divisiones de Montero y Sánchez estarán las mejores contrincantes de América, algunas incluidas también entre las líderes del orbe.
¿Repunte del judo? No tan rápido…
Si Idalis Ortiz y Magdiel Estrada repiten sus cetros de Toronto, si Iván Silva logra desquitarse su derrota hace cuatro, y si Maylin del Toro, Ónix Cortés o Kaliema Antomarchi se sacuden del férreo dominio de las rivales del área, entonces el judo cubano podrá darse con un canto en el pecho.
En caso de que todas esas variantes se combinen, de los tatamis saldrá un resultado maravilloso, vital para que la delegación de la Isla cumpla sus objetivos en Lima. Sin embargo, en el deporte moderno cuesta lograr que tantas variantes se conjuguen, máxime cuando se compite a un alto nivel.
Y justo es lo que pasará con el judo, cuya lid panamericana será de extremo rigor, con oponentes de primera categoría. Cuba no llega con las mejores credenciales, al margen de Idalis, una verdadera estrella que va por su tercer cetro en los Juegos.
De nuevo las miradas de Cuba se enfocan en Brasil, fundamentalmente, porque Canadá declinó algunos puestos que tenía garantizados y competirá en Lima con una escuadra de desarrollo, sin ninguna de sus figuras de puntería.
Los brasileños, en cambio, van con varias de sus luminarias en pos de aportar lo más posible a su comitiva, enfrascada en pelear por el segundo lugar del medallero general.
En los 78 kilogramos, por ejemplo, llevarán a la estelar Mayra Aguiar, doble medallista olímpica y doble titular mundial. La sudamericana es la pesadilla de Antomarchi, a quien ha vencido en varias oportunidades. Si la cubana logra un desquite ahora, marcaría un punto de inflexión para el colectivo del judo caribeño en Lima.
También durísimo se presume el examen de Ónix Cortés en los 70 kilogramos, división en la que confluyen la boricua María Pérez, monarca continental de este año, la experimentada colombiana Yuri Alvear y la brasileña Ellen Santana, segunda figura de su país en la categoría.
Muchas menos opciones de oro tienen Vanessa Godínez, Nahomys Acosta y Anailys Dorvigny, las chicas de las divisiones inferiores, en las que, a excepción de las canadienses, estará lo que más vale y brilla del continente.
Entre ellas se encuentran la argentina Paula Pareto, la estadounidense Angélica Delgado y las brasileñas Nathália Brígida, Larissa Pimenta y Rafaela Silva, escollos casi que insalvables para las jóvenes cubanas.
Distinta suerte puede correr Maylin del Toro, quien parece destinada a ser la segunda campeona que busca el judo femenino en Lima. Ella llenaría, de alguna manera, el hueco dorado de Dayaris Mestre en Toronto, donde las chicas cubanas de los tatamis consiguieron par de títulos.
Del Toro tiene que aprovechar la ausencia de la canadiense Catherine Beauchemin-Pinard, líder continental en los 63 kilogramos y verdugo suya en la lid panamericana de la disciplina. Sin la norteña en el cuadro, la antillana debe enfocarse, fundamentalmente, en la brasileña Alexia Castilhos y en la ecuatoriana Estefanía García, monarca de Toronto.
Para los hombres, el panorama no es muy diferente. Magdiel Estrada, único campeón de los pasados Juegos, buscará revalidar la corona y tiene posibilidades legítimas de hacerlo, pues no estarán ninguno de los dos canadienses que lo persiguen en el área, y Brasil se presentará en los 73 kilogramos con una figura emergente.
La segunda opción dorada es Iván Silva, claramente favorito en los 90 kilogramos. Allí tendrá que salvar el obstáculo de Rafael Macedo, a quien ya derrotó en el Panamericano de la disciplina en abril último.
Ya con aspiraciones más remotas aparece el súper pesado Andy Granda, aunque su camino hacia lo más alto del podio incluye una parada obligatoria contra el brasileño David Moura, doble subcampeón mundial y monarca defensor de Toronto.
Roberto Almenares (60 kg), Oniel Solís (66), Jorge Martínez (81) y Liester Cardona (100) están a su suerte, enfocados básicamente en superar pelea a pelea y conseguir, al menos, un sitio en el podio. Si en un arranque de inspiración alguno avanza a la final, sería una grata sorpresa.
Rafael Alba es el seguro del taekwondo
Yania Aguirre, Rafael Alba y José Ángel Cobas fueron los campeones del taekwondo cubano en Toronto, y los tres regresan a defender sus coronas en Lima. Sin embargo, el panorama no es tan alentador, por mucho optimismo que reine entre los directivos de esta disciplina.
“Estamos listos, en magnífica forma para enfrentar los retos que hemos previsto y ayudar a engrosar el medallero de Cuba y que el deporte pueda brillar como brilló en Barranquilla. Sabemos que será una fortísima competencia, además en la ruta crítica en la que hemos participado también han estado países del área, que ahora serán nuestros rivales y reconocemos que también están preparados”, dijo al sitio digital Jit Iván Fernández, presidente de la Federación Cubana de taekwondo.
Pero, hablando en plata, cuáles son las opciones reales de que los tres titulares de Toronto repitan en Lima, o de que algún otro peleador se le sume en lo más alto del podio. En honor a la verdad, hay más dudas que certezas, basadas, sobre todo, en el extraordinario nivel competitivo de la región, que cuenta con múltiples medallistas mundiales.
Yania Aguirre, por ejemplo, no pudo ganar los Centroamericanos de Barranquilla hace un año y en esta temporada fue eliminada en su primer combate del Mundial de Manchester. En Lima no va a tener un camino sencillo, porque allí estarán la canadiense Yvette Yong y la brasileña Talisca Reis, puestos siete y 14 del ranking del orbe.
Por su parte, Cobas, como en Toronto, va a intentar de nuevo dar la sorpresa. Sí, porque a pesar de ser el campeón defensor, no sale como favorito en la división de 80 kilogramos, en la cual habrá extrema competitividad por la presencia del estadounidense Thomas Rahimi (puesto 10 del mundo), el dominicano Moisés Hernández (11) y el brasileño Icaro Miguel Martins (18).
Hernández, que viene con sed de venganza tras perder la final panamericana hace cuatro años, parece ser el rival a derrotar en la categoría, teniendo en cuenta que esta temporada ganó bronce en el Mundial de Manchester.
La última carta de la baraja para Cuba resulta ser el as, Rafael Alba, doble monarca del orbe y una de las coronas más seguras para la delegación. El santiaguero es el favorito de los súper pesados, pero no podemos olvidar que va a enfrentar una competencia de talla mundial.
Basta con decir que sus dos contrincantes directos por la corona fueron, precisamente, sus oponentes en la semifinal y final del más reciente certamen global: el brasileño Maicon Siqueira y el mexicano Carlos Sansores.
Así están las cosas para el taekwondo, que podría apostar, quizás, por un latigazo de Yamicel Núñez, medallista del orbe hace ya seis años, o por la sorpresa de alguna de las nuevas figuras.
Pero lo cierto es que, dado el altísimo nivel de la disciplina en América, el reto inminente podría terminar bien con una actuación similar a Toronto, con una o dos medallas de oro, o con ninguna.
Lima no tiene aguas claras ni mansas
Cuba ganó tres coronas individuales en el canotaje de los Juegos Panamericanos de Toronto, dos a la cuenta de Yusmari Mengana (K-1 200 metros y K-1 500 m) y una para Jorge García (K-1 1 000 m). Por si fuera poco, ellos lideraron las embarcaciones doradas del K-2 y K-4 a 1 000 m entre los hombres, y el K-2 a 500 m de las mujeres, para totalizar seis títulos en el Welland International Flatwater Centre.
La mala noticia es que ninguno de estos dos kayacistas estarán en Lima, pues Mengana disfruta de la maternidad y García ya se retiró. Sus sustitutos serán Yurieni Guerra y Fidel Vargas, quienes ya tienen experiencia en Panamericanos, pero no han alcanzado todavía un nivel tan alto para pelear por coronas en una lid muy nivelada.
A Cuba le queda entonces la carta de sus canoístas, que se fueron en blanco en Toronto y ahora buscan la redención con nuevos bríos. La figura de Fernando Dayán Jorge es vital en dichas aspiraciones, pues su entrada al C-2 le ha dado un notable empuje al veterano Serguey Torres.
La dupla ha triunfado en eventos de categoría mundial y se han estabilizado en la élite, por lo que no sería descabellado pensar en la real opción de que acaparen los títulos de la canoa en Lima, o al menos logren un par de coronas.
El camino no será de rosas, porque sobresalen como oponentes el brasileño Isaquias Queiroz, pentacampeón del mundo y triple medallista olímpico, además de la siempre competitiva armada canadiense.
De cualquier manera, igualar los seis cetros de Toronto es misión imposible para el canotaje cubano, incluso si Dayán y Serguey se enfundan los trajes de súper héroes. En esta oportunidad, los piragüistas de conjunto no podrán aportar tanto a una delegación necesitada de sacar títulos, de ser preciso, de abajo del agua, en pos de cumplir con su ambiciosa meta.
Su pronóstico es de dos preseas doradas, lo cual parece poco luego de que, por siete ediciones consecutivas, se hayan conquistado al menos tres coronas.
¿Cuánta luz trae Ángel Fournier?
El remo cubano tiene nombre propio: Ángel Fournier. El gigante guantanamero es la principal carta de la Isla en la Albufera de Medio Mundo, donde se escenificarán las competencias de esta disciplina.
Fournier dobló en Toronto y ganó el single sculls y el doble sculls, pero conseguir el mismo botín en Lima se antoja muy complicado, teniendo en cuenta que el gigante antillano ha competido muy poco en los últimos tiempos a causa de una misteriosa dolencia de la cual no han trascendido muchos detalles.
La misma, no solo le impidió competir, también lo alejó durante un tiempo de la preparación, y está por ver si esa deuda no le pasa factura. De momento, no hay razones para pensar en eso, porque Fournier ganó bronce en una fase de la Copa del Mundo hace un mes y después entrenó en Italia con el resto del equipo caribeño.
Su principal reto en Lima estará en el single, donde no tendrá que medirse a un oponente de tanto nivel como el canadiense Rob Gibson, subcampeón olímpico de Londres, a quien derrotó en la final de Toronto.
Los oponentes más duros de la capital peruana serán el argentino Brian Rosso, el canadiense Matthew Finley y el mexicano Juan Carlos Cabrera, este último subtitular de los Centroamericanos de Barranquilla por detrás de Fournier.
En el caso de Rosso, es el oponente que llega con más rodaje, pues ha participado en las dos últimas fases de la Copa del Mundo en Poznan y Rotterdam. En la cita polaca quedó cuarto en el heat eliminatorio ganado por la estrella cubana.
Fournier está inscrito también en el doble sculls, donde debe alinear con Adrián Oquendo, pero ahí las opciones no son las mismas. Las potencias del área –dígase Canadá, Argentina y Brasil– llevan tripulaciones exclusivas para esa modalidad, mientras Cuba tendrá a un remero con cierto desgaste por participar en una lid individual.
Después de todo lo que ha pasado, y tras tanto tiempo sin competir regularmente, un metal dorado para Fournier y el remo cubano sería una excelente noticia.
Gimnasia artística: espíritu colectivo y resultados individuales
Con Manrique Larduet fuera del cuadro panamericano por una intervención quirúrgica, la gimnasia cubana apuesta más que nunca al rendimiento parejo y colectivo como única vía para asaltar el podio continental.
Manrique es el mejor gimnasta cubano de la actualidad y será prácticamente imposible igualar su nivel, sobre todo en el concurso de máximos acumuladores, en el salto, las paralelas, las anillas y los ejercicios en el suelo.
El santiaguero ganó un oro en el caballo hace cuatro años, cuando también quedó a las puertas del cetro en el all around y en paralelas, superado por el norteño Sam Mikulak y el colombiano Jossimar Calvo, respectivamente.
Ninguno de ellos tres estará ahora en Lima, por lo que se presume que el brasileño Arthur Zanetti asuma el rol de estrella, con opciones de llevarse múltiples coronas. Por Cuba, el principal retador será Randy Lerú, aunque sus mejores opciones de título están en la barra fija.
En la rama femenina, la comitiva antillana recupera a Yesenia Ferrera, ausente por lesión en los pasados Centroamericanos de Barranquilla. Su adición fortalece notablemente al equipo, pero será muy difícil plantar cara a Estados Unidos, que lleva a Lima a la estelar Morgan Hurd, campeona mundial de Montreal 2017 en el concurso de máximas acumuladoras.
La joven de 18 años es la gran favorita en el all around y en manos libres, esta última una de las modalidades de mayores posibilidades para Cuba por la calidad de Marcia Videaux y la propia Yesenia.
Las posibilidades de Cuba entre las mujeres se ubican justamente en finales individuales, sobre todo en el salto, donde Marcia aspira a revalidar su corona de Toronto.
Contrario a otros años y eventos, en esta oportunidad los equipos cubanos realizaron extensas bases de entrenamiento en Costa Rica y México, las cuales les permitieron prepararse en mejores condiciones que en La Habana.
Dicho detalle, a nivel motivacional, puede incidir en el desempeño de los conjuntos, empeñados en demostrar que tiene uno de los materiales humanos más talentosos en la historia de la gimnasia artística cubana.
Tiro deportivo: retornos y récords
A Eglys de la Cruz le quedan balas. Leuris Pupo busca el desquite. Jorge Félix Álvarez quiere despuntar. Ese es el escenario del tiro deportivo cubano de cara a los Panamericanos de Lima, donde será extremadamente complejo repetir o superar las dos coronas de Toronto 2015, máxime ahora que no está en el equipo Reinier Estupiñán, rey del rifle hace cuatro años.
Las miradas están enfocadas en los pistoleros, quienes han cumplido una etapa preparatoria de excelencia, según las palabras del propio Pupo, quien lleva 12 años de sequía en el concierto multideportivo continental, aunque ese lapso se coronó campeón olímpico en Londres.
Su meta ahora es poner de nuevo a la pistola en la casilla dorada para Cuba en unos Juegos Panamericanos, mismo objetivo que persigue Jorge Félix, tirador mucho más joven, pero con hambre de éxito y muy buenos precedentes en torneos de nivel mundial.
Por su parte, Eglys tiene varios retos personales por delante, pues está a las puertas de convertirse en la mujer con más medallas en la historia del tiro deportivo panamericano. Solo necesita una presea para llegar a nueve y romper el empate con la canadiense Christina Schulze-Ashcroft, ya retirada.
Además, con una corona igualaría a la reina de los títulos en estas lides, la norteña Connie Petracek, quien ostenta cinco preseas áureas. Su mirada vuelve a estar enfocada en el rifle de tres posiciones y el rifle de aire, las modalidades en las que ha escrito una historia maravillosa en cuatro citas continentales.
Del resto de la comitiva, los veteranos del skeet, Juan Miguel Rodríguez y Guillermo Alfredo Torres, están listos para dar una sorpresa, al igual que el temperamental Jorge Grau (pistola de aire), máximo ganador cubano en los pasados Centrocaribe de Barranquilla.
Sin embargo, sus posibilidades disminuyen en las competencias de América por la irrupción de equipos poderosos como Brasil, Canadá y Estados Unidos.
Como mismo sucede con otros deportes, el tiro es una de esas disciplinas que puede sorprender gratamente e irse por encima de sus posibilidades, de la actuación previa, o puede caer en un slump y quedarse sin medallas de oro.
Para mi gusto, igualar la cosecha de Toronto o al menos ganar un título, sería una actuación loable.
Fuerzas renovadas en la palanqueta
Entre las versiones panamericanas de Indianápolis 1987 y Mar del Plata 1995, Cuba ganó un gran total de 75 coronas en el levantamiento de pesas, el deporte que más medallas aportó en dicho lapso a las comitivas de la Isla.
Por aquellos tiempos se premiaban los ejercicios de arranque y envión, además del total, lo cual ampliaba muchísimo el margen de posibilidades de subir a lo más alto del podio. Cuba aprovechó aquellas circunstancias y con atletas de gran nivel impuso su ley en América.
Durante los últimos años la cuenta ha bajado, y no tiene solo que ver con el hecho de que se premie solo al halterista de mayor acumulado. Al margen de ese detalle, las pesas cubanas no tienen el mismo nivel cualitativo de antaño.
Sin embargo, el deporte se las ha ingeniado para mantenerse durante 13 Juegos Panamericanos consecutivos ganando al menos una medalla de oro. Los últimos en coronarse, hace cuatro años, fueron Adriel La O (77 kg) y Yoelmis Hernández (85), quienes no estarán ahora en Lima.
A pesar de su ausencia, no puede decirse que la disciplina vaya a la capital peruana sin opciones de medallas. El gran responsable de mantener la seguidilla dorada de la Isla debe ser el súper pesado Luis Manuel Lauret, campeón panamericano de arranque en abril pasado.
El capitalino no tendrá que enfrentar en Lima al norteño Caine Wilkes, su verdugo en la lid continental de Guatemala y mejor exponente de la región en el ranking mundial (+109 kilogramos), quien finalmente no entró en la selección de Estados Unidos.
Wilkes es el máximo rival de Lauret en América, sin obviar el poderío del dominicano Luis Alberto Coca y el mexicano Raúl Manríquez, aunque estos dos últimos tendrían que superarse muchísimo si quieren alcanzar el nivel del cubano, particularmente en la modalidad de arranque.
Otro con opciones de podio es el holguinero Juan Columbié (109 kg), pero afrontará una difícil misión contra el estadounidense Wes Kitts, puesto 11 del ranking del mundo con un biatlón cimero de 399 kilogramos, muy por encima del 382 del venezolano Jesús González y los 380 del antillano.
En la rama femenina, las miradas pueden concentrarse en Marina Rodríguez, primera mujer cubana con una medalla en Juegos Panamericanos. La habanera buscará reeditar su plata en Toronto, pero tiene por delante a la colombiana Nahalia Llamosa, la estadounidense Mattie Sasser y la canadiense Maude Charron, todas incluidas en el Top-12 del mundo.
Clavados o salto al vacío
Una de las más sorprendentes coronas de Cuba en Toronto fue la que lograron José Antonio Guerra y Jeinkler Aguirre en plataforma combinada, algo que no se va a repetir en Lima.
Guerra ya se alejó de los saltos, aunque continúa trabajando como entrenador, y Jeinkler se mantiene en el equipo nacional, pero sus aspiraciones actuales distan mucho de lo que perseguía en el pasado.
En sentido general, los saltos ornamentales no pasan por su mejor momento en Cuba, y difícilmente saquen algo del tanque de la VIDENA.
La joven Anisley García (17 años), campeona centroamericana de Barranquilla en la plataforma, es la mayor promesa de la disciplina, pero tendrá que apostar nuevamente a rendir por encima de sus posibilidades y esperar por un error de las rivales, en particular de mexicanas y canadienses, aspirantes a todas las coronas en Lima.
Repetir una medalla en la urbe peruana es casi una utopía para el clavados cubano, aunque dicen que la esperanza es lo último que se pierde. A ese mismo pensamiento se aferra toda una delegación que busca subir una cresta demasiado empinada.