Cuando el sol todavía no calienta, ya José Carrasco está en pie. Llegó a la capital cubana hace solo unos días y desde entonces duerme poco, enfocado en los múltiples detalles organizativos del Triatlón de La Habana, evento que dirige desde su génesis, hace ya cinco años.
Carrasco es el rostro del Tri capitalino, que vivirá un nuevo examen el próximo sábado 23 de febrero. Pero Carrasco es también el hombre que trabaja en las sombras para que no existan imprecisiones en un evento gigante, que recorre y paraliza durante una jornada todo el noroeste de la ciudad.
A unas horas antes de darse la largada del certamen en la Marina Hemingway, escenario de las pruebas de natación, Carrasco encontró unos minutos al amanecer para conversar con OnCuba sobre algunas interioridades del Triatlón de La Habana, sus fortalezas, deudas y retos.
– Cinco años no es poco tiempo. ¿En qué ha cambiado el evento desde que surgió en el 2015?
– Después de todo este tiempo, tenemos a nuestro favor que el evento se conoce internacionalmente y que hay una gran variedad de países participando. En esta oportunidad competirán alrededor de 525 personas de 35 naciones. Esas son fortalezas indudables.
A nivel organizativo, hemos logrado solvencia y consistencia, pero siempre pensamos en mejorar, en crecer, en dar pasos de calidad en cuanto a atención a los triatletas. Tenemos todavía un margen importante de crecimiento de cara a las próximas ediciones, y ese será el reto.
Justamente, el hecho de llevar ya todo este tiempo organizando el Triatlón de La Habana nos da un aval para celebrar eventos más importantes en el futuro, como una Copa del Mundo, aunque eso lleva un esfuerzo económico superior. Necesitaríamos un presupuesto, una fuente de ingresos que nos permita cubrir premios y cuestiones organizativas de mayor envergadura, pero estamos bautizados por la Unión Internacional (ITU) y es una posibilidad de cara al 2020 o 2021.
– Cuando surgió, se hablaba del Triatlón de La Habana como un hobby para muchos competidores por estar al inicio de la temporada. Sin embargo, el evento ha ganado prestigio y ya varios atletas prestan atención a venir acá.
– Exacto, y la más clara muestra del respaldo de los profesionales es que hemos subido bastante los números de participantes en la categoría elite. Incide que el Triatlón es una Copa Continental puntuable para los rankings de los Juegos Olímpicos y Campeonato del Mundo.
No obstante, también hay que resaltar la alta inscripción de la categoría popular, que es lo que nos lleva hasta los 525 concursantes en total, provenientes de 35 países. Este año se ha dado un fenómeno interesante con Japón, tercer país más representado por delante de España o Canadá, habituales punteros en este apartado. Los asiáticos solo han quedado por detrás de México y Estados Unidos.
– El Triatlón de La Habana es la vitrina ideal para los cubanos…
– Diría que es fundamental, porque muchos tienen la oportunidad de probarse y competir contra rivales internacionales por primera vez en su vida. Desde que surgió el Triatlón, se nota el crecimiento, no solo en números, sino en calidad competitiva. Los tiempos han mejorado respecto al primer año y, además, se han superado en cuanto a condiciones. Con mucho esfuerzo algunos han sustituido las bicicletas chinas con que se lanzaron en la primera y ahora compiten con equipos más modernos. Ya para el cubano, febrero es igual a Triatlón de La Habana.
– La apertura y el diálogo con el gobierno de Barack Obama propició hace dos años que La Habana se desbordara con más de 500 estadounidenses inscritos, pero esa cifra ha bajado drásticamente a menos de 100 en los dos últimos años. ¿Cuáles son los principales obstáculos que encuentran los triatletas de Estados Unidos para venir a Cuba?
– La etapa de conversaciones con Obama y las medidas que se aplicaron en aquel momento favorecieron a esa avalancha de competidores de Estados Unidos, pero se ha dado un paso atrás con Donald Trump. Ahora mismo, el participante americano tiene cierto temor por venir a Cuba, y no existe ni un mínimo respaldo de las autoridades de Estados Unidos para que puedan competir acá en un evento internacional y puntuable, totalmente oficial.
Hemos tenido el apoyo absoluto de la ITU para explicarle a los participantes que sus registros están en la página oficial de la organización y los mismos se mantendrán ahí durante cinco años, por si en algún momento necesitan mostrar constancia de que su visita a Cuba para el Triatlón no viola ninguna ley.
Al margen de esto, debemos recalcar que es muy positiva la retroalimentación desde Estados Unidos, de quienes han venido en otras ocasiones. Ellos han podido constatar la organización del evento, el cual han vivido con suma tranquilidad. Que se multiplique ese criterio de la boca de los propios americanos es la mejor vía para recuperar a los cientos de exponentes de ese país que vinieron hace dos años.
– ¿Cómo se encuentra en este momento el apoyo de los patrocinadores?
– Para nadie es un secreto que el crecimiento de cualquier evento depende, en gran medida, de los sponsors. En Cuba, esa tesis cobra mayor importancia porque es un país limitado económicamente, que tiene otras prioridades, las cuales entendemos por completo.
Por eso, hemos apostado por un evento autofinanciable con protagonismo para los patrocinadores, aunque, en realidad, nos queda mucho camino por recorrer en ese sentido. Me toca a mí la responsabilidad de trabajar el año entero para lograr acuerdos, y he ampliado el grupo de trabajo que me apoya en esta cuestión.
Sin embargo, debido a medidas y reajustes de la marca se dio este año la salida de Samsung, que estuvo como sponsor principal del evento en el 2018. Esperamos y trabajaremos para recuperarlo en el 2020.
En cambio, incorporamos con una invitación al Banco Sabadell y, además, Inversiones Pucara y Air Europa serán colaboradores, no sponsors, porque esa categoría conlleva otros compromisos mucho más fuertes para ayudarnos a conseguir todos los recursos.
Válido aclarar aquí que el gobierno de Cuba nunca nos ha puesto trabas para dejar entrar el patrocinio del Triatlón, pero sí hemos visto los múltiples obstáculos que tienen las empresas para patrocinar en la Isla. Cualquier entidad bancaria, cualquier entidad de material deportivo –zapatillas, bicicletas–, cualquier marca de automóviles, si tienen intereses en Estados Unidos, se lo piensan antes de actuar en Cuba.
Son cautelosos, saben que una sanción de Estados Unidos los golpearía económicamente y cuando ponen el costo-beneficio en una balanza prefieren no arriesgarse. Es una muestra de la incidencia del bloqueo, y eso nos limita.
Por otra parte, no quiero dejar pasar un detalle. Nuestro gran patrocinador en el 2019 será La Habana en su 500 aniversario, no porque nos aporte recursos, sino porque mutuamente no estamos dando imágenes.
– ¿Cuánto han ganado las autoridades cubanas en cuanto a cultura organizativa de un evento tan complejo?
– Lo más importante es que la Aduana, las autoridades de Tránsito y el gobierno de la ciudad van comprendiendo, justamente, lo que implica organizar un evento que requiere un despliegue considerable por muchos puntos diferentes.
En el Triatlón, no se puede concentrar la atención en un solo escenario. Hay que estar pendientes de la carrera en el Malecón, de los canales de la Marina Hemingway por la natación, y de muchas calles de la ciudad por el ciclismo, que va incluso hasta la autopista Habana-Pinar del Río.
Creo que hay un crecimiento progresivo de la visión de Cuba respecto a la organización, aunque hay que seguir trabajando y superándose, para lo cual sería muy útil conocer cómo funcionan los mecanismos en otros sitios y puedan comparar. A este detalle hay que prestarle atención, porque los eventos deportivos y culturales son los que levantan y promueven la imagen de un país.
– Al Triatlón de La Habana lo distinguen sus peculiares premios: obras de arte de renombrados dibujantes, grabadores, ceramistas, pintores y diseñadores cubanos. ¿Cómo mantener esta variante durante cinco años?
– Realmente, yo mismo pensé que después de cinco años, quizás los artistas se podían agotar y alejarse de la entrega de sus obras como premios, pero ha ocurrido todo lo contrario. Muchos han mostrado interés en seguir y darle un toque especial al Triatlón.
Hombres de la categoría de Eduardo Roca «Choco», Fuster, Víctor Mora, Gólgota (Agustín Calviño), Enrique Ávila, o Alex Castro prestigian con sus obras la entrega de premios, algo que fascina a los participantes y que nos permite enmarcar el evento, cada vez más, en un ambiente cultural.
No podemos perder esa línea, sería muy descafeinado. Marisol Casado, presidenta de la ITU que de nuevo está en La Habana para apoyar el Triatlón, siempre me ha dicho que organizar un evento deportivo aquí, en una ciudad Patrimonio de la Humanidad, debía tener una vinculación con la cultura para darle un toque auténtico.
Eso lo hemos cumplido, y este año, además de la participación de estos artistas en los premios, tendremos un concurso de pintura rápida en los jardines del Hotel Nacional, el mismo sábado de la competencia. Mientras estén llegando los triatletas a la meta, jóvenes estudiantes de la plástica buscarán reflejar la figura de Martí, el deporte, el entorno donde están pintando, el aniversario 500 de La Habana.