Elisbet Gámez ha sido la mejor nadadora de Cuba en los últimos años, pero sus resultados han llevado una gran cuota de sacrificio. La ondina de Baracoa nacida el 17 de enero de 1997 ha permanecido en la élite de este deporte en el país contra viento y marea.
La vida la premió con un reinado en juegos múltiples que ni ella esperaba. Después de ese inmenso resultado, no alcanzó el reconocimiento que merecía, pero la guerrera de Guantánamo sigue en la piscina. ¿Llegará el final de su carrera después de París 2024? Desde Francia, donde se encuentra en una beca de la World Aquatics, se confiesa en OnCuba, esta vez fuera del agua.
¿Cómo comenzaste en la natación?
Comencé la natación a los 8 años. Creo que estaba en cuarto grado. Había visto a Luis Manuel Pérez Abad, mi primer entrenador, trabajando en el río y me gustó. Fue a las escuelas de primaria haciendo captaciones, y así me apunté en la natación.
¿Había piscinas en Baracoa o el inicio de tu carrera se forjó en el río Miel?
En Baracoa solamente hay piscinas en los hoteles. Piscinas de entrenamiento no hay. Los atletas de natación que han salido de allá lo han hecho gracias al río, y definitivamente ahí fue donde aprendí a nadar. Desde pequeña mi hermana y mi mamá me enseñaron. También fue en el río donde practiqué durante años hasta subir a la Escuela Nacional.
¿Por qué regresar siempre al entorno natural del río, a Baracoa, a tu gente?
Pues ya lo has dicho, Baracoa y sus ríos: esa es mi casa, mi lugar, ahí está mi familia, mi todo, y siempre voy a regresar. Amo mi casa. Amo ese lugar. Y me siento orgullosa de ser de ahí.
Un niño cualquiera que se interese por practicar natación en Cuba, ¿qué retos principales enfrenta? ¿Cómo fue el proceso en tu caso?
La natación no es un deporte fácil, y menos en Cuba. Tenemos escasas condiciones y mucha exigencia de alimentación y suplementos, principalmente. Y está el tema de las piscinas, que en las provincias, cuando no está vacía, no tiene cloro, y eso es un problema. En la Escuela Nacional [Complejo Baraguá], cuando no hay cloro, el agua está congelada.
En ese sentido, la del Marcelo Salado era una piscina agraciada, diferente, por lo menos nada más dando el sol ya se calentaba un poco. En el Complejo Baraguá se sabe que no hay forma de que entre el sol al ser un recinto techado, y por eso se mantiene tanto tiempo fría.
Yo entré en la Marcelo Salado hasta que nos pasaron para el Baraguá. En la Marcelo fue donde crecí, donde empecé a convertirme en la primera figura femenina de Cuba. En el Baraguá, en cambio, empezaron los problemas por enfermedades, decepciones y cosas así, y la desmotivación por el agua fría. Todo el tiempo ha sido un problema. No es fácil estar nadando 4 horas al día, y aguantando un agua de 21-22 grados [no debería estar por debajo de 26]. Estás nadando y te dan ganas de llorar.
¿Cómo llegas al equipo nacional?
En la Marcelo, de 37 muchachos que practicábamos, yo era el número 36 por ser una de las más malas. Pero fui creciendo hasta que me tocó trabajar con Migmary Calderón como entrenadora. Ella fue la que me hizo explotar eso que tenía dentro, esa fuerza, y empecé a tener resultados. Empecé a ganar y ganar hasta que me subieron al equipo nacional como invitada con 14 años. Creo, no estoy segura, que participé antes en unos Juegos del Alba, y ya después me subieron definitivo al equipo nacional.
Durante ese ascenso al equipo nacional, ¿qué fue lo más complicado?
En esa etapa de la adolescencia quería comerme el mundo. Quería mejorar. Lo más complicado creo que fue adaptarme al equipo como tal, porque era fuerte.
Nos hablabas del Complejo de Piscinas Baraguá, ¿cuán difícil es la vida de un nadador allí?
Como decía, el tema de las temperaturas de las piscinas en el Baraguá no es un secreto para nadie. Se mantienen frías prácticamente el año entero y en invierno es peor, al punto que realmente nos afecta a todos, atletas y entrenadores, porque aunque ellos no son los que se meten en el agua, ven el sufrimiento de sus deportistas. No es fácil ver que no pueden cumplir el trabajo.
Las condiciones no son las ideales en muchas ocasiones. Hay goteras por las habitaciones. A veces nos quedamos sin agua, y los atletas tienen que ir a bañarse con el agua de la piscina. Para estar ahí, hay que tener ganas, porque ese lugar te puede deprimir con mucha facilidad.
¿Qué hacen para tirarse a una piscina con sensación térmica por debajo de 20 grados Celsius?
Cualquier nadador debe tener muchas ganas para estar en el Complejo de Piscinas Baraguá. Y debe tener una mente muy fuerte para aguantar las temperaturas. Porque realmente es muy difícil. En lo personal, quería salir de los entrenamientos porque no aguantaba el frío. A veces teníamos que nadar con trajes de neopreno para aguantar la temperatura un poco más.
La natación es un deporte en el que dejar de nadar tres o cuatro días es como empezar de cero, se pierde todo. Por eso nosotros teníamos que nadar constantemente, para no perder lo que habíamos hecho, porque sería una pena. Y más sí tenemos una competencia cerca. Para aguantar eso hay que tener una mente bastante fuerte.
¿Hasta dónde podrían llegar los nadadores cubanos con mejores condiciones?
He tenido la oportunidad de entrenar en varios países, con varios atletas, conocer a algunos de ellos, y te digo que los cubanos de cualquier deporte, pero en particular de la natación, serían buenísimos si tuvieran mejores condiciones. Porque así, con mala alimentación y falta de suplementos, logramos resultados. Imagínate si llegáramos a tener todas las condiciones. Podríamos tener medallistas de todo tipo en competencias, tanto juveniles como de mayores.
Sin quejarme de nada, con lo poco que tenemos, hemos sobresalido. Muchos países a nosotros nos ponen de ejemplo. A mí me han escrito para dar testimonio a los chicos que tienen todo, y andan desmotivados. Simplemente les digo que nosotros, sin condiciones, hemos sobresalido. Cuba podría ser, con condiciones, uno de los mejores países en el deporte, que ya lo es, pero sería mejor.
En muchas ocasiones has manifestado desmotivación en tu carrera. ¿Cómo sobreponerse y empezar de nuevo? ¿El trabajo en el aspecto psicológico cómo lo manejas?
Yo sí me he desmotivado muchísimas veces. Y todo viene desde la COVID-19. Ya después de esa etapa mi mente cambió totalmente y me he mantenido más en pie por otras personas. Principalmente por mi entrenadora, Luisa María Mojarrieta, que sé el esfuerzo que hace cada día por mí. Me ha tratado como una hija; cuando me he enfermado, ella es la que corre para buscarme un medicamento, para todo.
Siempre ha tratado de que no me falte nada, pero eso no quita el respeto que hay entre las dos. Eso no quita que sé que ella es mi entrenadora y ella sabe que yo soy su atleta. No somos amigas, siempre me deja eso claro. No lo somos porque el día que eso pase, obviamente, se va a perder algo de respeto. Ella eso no lo ha permitido y se lo agradezco mucho. Por eso la admiro tanto, porque realmente tiene unos valores fuertes.
He tenido bajones muy duros y he estado cerca de dejarlo todo. Ella me conoce incluso mejor que mi propia madre, pues pasamos mucho tiempo juntas. Ha sido mi psicóloga y es quien me ha sacado siempre del bache. Siempre trato de buscar otro motivo, pero ella es el mayor de todos. Por eso, hasta el día de hoy, si sigo nadando, es por Mojarrieta.
¿Cómo salir de esos malos momentos? Siempre necesitas el apoyo de las personas que quieres. Es bueno e importante tener a alguien que no te deje caer. Siempre hay que buscar algo que te motive a salir del bache donde estás, de ese hueco.
Como me dice mi entrenadora, uno no puede tomar decisiones cuando está así, porque corre el riesgo de hacer lo peor. Y yo pude haberme equivocado, y pude haber dejado el deporte hace rato. En 2022 lo quise dejar absolutamente todo, y gracias a Dios ella no me dejó. Por eso seguimos en pie.
Cuéntame sobre un día normal de entrenamiento. ¿Cuántos kilómetros nadas a diario?
Te voy a contar sobre mi día aquí en Francia. Mi vida normal en el entrenamiento es levantarme, desayunar, y caminar hacia la piscina. Tenemos 30 minutos de calentamiento en tierra. Nos tiramos al agua 2 horas y salimos a hacer gimnasio, o hacemos cardio, según el día. Regresamos a almorzar, descansamos el tiempo que se pueda y volvemos a entrenar entre 3:30 y 4. Regresamos a cenar, bañarnos y descansar.
Yo he estado nadando muchísimo. Ahora mismo estoy nadando 7 kilómetros por la mañana, y tarde, 7 y pico. Si hay una competencia cerca descendemos, pero realmente nadamos así, entre 7 o 6 kilómetros, depende del momento.
2023 fue intenso para ti, comenzaste con una beca de la World Aquatics en Tailandia. ¿Qué tal fue la adaptación a una cultura tan diferente a la nuestra? ¿Cuán difícil resultó alejarte de Cuba durante varios meses?
Estábamos buscando la forma de que yo saliera de Cuba porque la depresión me estaba afectando. Me enfermaba de nada. Mi entrenadora siempre buscó la forma de ayudarme. A pesar de que no estaba en la edad, porque es hasta los 23 años, ella habló con las personas que tenía que hablar y me aceptaron la beca.
Al principio sí fue muy difícil porque era la primera vez que pasaba tanto tiempo lejos de Cuba. No conocía absolutamente nada ni a nadie en ese país. Allá hablan inglés y tailandés, y yo no sabía ninguno de los dos. Las comidas eran raras y picantes, me ardía la boca con cualquier cosa. Me pasé como dos días sin comer casi nada.
Llegué a llorar porque decía: me voy a morir de hambre, hasta que, poco a poco, traté de adaptarme. Realmente [la comida] siempre fue un problema, pero bueno, trataba de llenarme con otras cosas. Me gustó muchísimo la experiencia; me encantó el equipo, los entrenamientos, tanto en tierra como en el agua.
Los entrenadores eran muy buenos; el mío era un ruso que fue finalista olímpico. En el balance final, a mí me encantó Tailandia. Estuve muy feliz en esos meses allá. Como siempre, tuve mis bajones, extrañaba muchísimo y cuando me pasaba eso lloraba, pero es parte de la vida de un deportista.
¿Saldos del Campeonato Abierto de Malasia que marcó el cierre de la beca en Tailandia, y el Abierto de Santo Domingo en los primeros meses de 2023?
En Malasia me sentía muy bien. Mi entrenador me preparó precisamente para esa competencia. Me fui con dos récords, y después llegué a Santo Domingo. Estaba más feliz todavía, con mi entrenadora Mojarrieta, con mi equipo, ya estaba en mi zona de confort. Hice un récord, y con el relevo también rompimos algunas marcas en 4×50 y 4×100 metros. Realmente fue muy bueno todo.
Te coronaste como la reina de los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023. ¿Cómo fue posible? ¿Cuánto incidieron tu entrenadora Luisa María Mojarrieta, la ruta crítica previa al torneo y el trabajo colectivo con las restantes integrantes del relevo?
Podía haberme quedado en Tailandia hasta cumplir un año porque realmente me di cuenta de que mejoré mis tramos de velocidad, pero no mi 200. Para llegar en buena forma a los Centroamericanos tenía que irme con mi entrenadora “Lulú”. Desde que regresé, toda la preparación fue con vistas a eso. Estuvimos en un entrenamiento de altura en México. Nos fue bien, o sea, tuvimos nuestros días malos, pero nos fue bastante bien.
Después fuimos al Mare Nostrum y estuve fatal, porque nuevamente me encontraba en una etapa psicológica negativa. Seguimos la preparación, y poco a poco fui saliendo a flote, centrándome más con el equipo y tratando de hacer las cosas lo mejor posible. Llegamos a los Juegos Centroamericanos y todo el mundo sabe la historia. Esperábamos una medalla de oro y, en lo personal, sabía que en mis tres eventos individuales podía colarme en el podio también. No precisamente con el oro, pero sí podía entrar.
Fue una locura, una verdadera sorpresa. Ese relevo 4×100 del estilo libre fue lo mejor de toda la competencia. Salimos muy contentas, principalmente por el trabajo de las chicas. Llevo ya tres ciclos olímpicos y sabía que esos iban a ser mis últimos Juegos Centroamericanos. Súper contenta con los resultados que tuvimos allá, y por el esfuerzo de las chicas, especialmente de “Lulú”, que hizo un gran trabajo con nosotras.
Sin quitarte el polvo del camino vino el Campeonato Mundial de Natación en Fukuoka, Japón, con resultados cercanos a lo ocurrido en la capital salvadoreña. Hazme una valoración de tu participación mundialista.
Después de los Juegos Centroamericanos tuvimos otra preparación para el Mundial. Fue una etapa dura, porque, obviamente, cuando nosotras bajamos cargas es como si el cuerpo se desinflara un poco. Para empezar, es bastante difícil, y cuesta volver a coger el ritmo. Llegamos con toda la actitud. Hicimos nuestro mejor papel, logré tiempo más bajo de todos los Mundiales en los que he participado. La pasamos muy bien.
¿Qué pasó con la preparación para los Juegos Panamericanos Santiago 2023? ¿Satisfecha con tu actuación allí?
Después del Mundial, nos dieron unos días de vacaciones porque no habíamos descansado ni habíamos ido a la casa. Yo no había ido a mi casa en más de un año, ni cuando regresé de Tailandia. Me incorporo nuevamente en agosto, y estuvimos haciendo la preparación hasta que me llega la beca a Francia. El entrenamiento que estaba haciendo el coach [Fred Vernougx] no era apropiado para mí, que tenía una competencia en poco tiempo. En tres semanas tenía los Panamericanos, y en varias ocasiones le dije que debía hacer otras cosas
Inicialmente, dijo que a él no le importaban los Juegos Panamericanos, o sea, obviamente aquí [en Francia] a nadie le importan los Juegos Panamericanos. Todos están en función de 2024, con el Mundial de Qatar y los Juegos Olímpicos.
Sin darse cuenta me afectó. Mentalmente no estaba bien, pues los entrenamientos no estaban bien, y todo fue un fracaso. No me sentía satisfecha con los resultados, a pesar de que hicimos un nuevo récord. Igual, en la parte individual salí muy mal. Realmente fue una pena, pero es parte de la vida del deportista. No siempre se puede ganar.
Nos hablabas de Fred Vernougx, un destacado entrenador francés. ¿Cómo ha sido tu relación con él? ¿Qué valoración haces de tus resultados a finales del año en las competencias de Lyon y Lille, respectivamente?
Mi relación con el entrenador es un poco complicada, aunque sobrellevamos las cosas. Él es francés, que de por sí son complicados, y yo soy latina. Tenemos nuestras diferencias, pero siempre tratamos de llevarnos lo mejor posible.
Antes de finales de 2023 estuvimos en Lyon. Las cosas salieron súper bien. Regresé de los Juegos Panamericanos y tenía atravesada en el pecho la espina de los malos resultados. Llegué a Francia y me empecé a comer el mundo. Decía: no va a volver pasar. En la competencia de Lyon hice un récord nacional en los 50 libres. Estuve muy cerca en el 200. Fue una buena participación, la mejor competencia que he tenido desde que estoy en Europa.
Después vino Lille y parecía que había entrado en forma antes de tiempo. Ya cuando llegó la competencia se me había pasado. Me pasó prácticamente lo mismo que para los Panamericanos. Gané el evento de los 200 metros libres de milagro.
Después de todos estos resultados en 2023, ¿cómo asumiste tu increíble omisión de la lista de los mejores atletas del año en Cuba?
Creo que tenía méritos suficientes para estar en el listado de los mejores del año, al menos entre las menciones, y no solo yo, sino las demás muchachas del relevo. Mi comisionado presentó la propuesta con mi nombre, pero le explicaron que ya a mí me habían reconocido en un acto en la Ciudad Deportiva como destacada de los Juegos Centroamericanos y de Caribe.
De nada valieron las cuatro medallas de oro y la de plata en San Salvador. Una amiga me vaticinó que en ese momento era la reina de San Salvador 2023, pero que en unos meses no se acordarían de mí, y parece que la profecía se cumplió.
¿París 2024?
Será difícil hacer la marca A de clasificación porque tendría que bajar de 1:58 minutos en los 200 metros, y mi récord nacional en esta distancia data de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018. No me he acercado a la marca que piden. Me quedan solo unos meses para mejorar, pero no quedará por mí. Me esforzaré al máximo por hacerla.
¿Te has planteado el adiós a la alta competencia después de París 2024?
Hasta el momento [el adiós] se mantiene en pie. He decidido terminar la carrera como atleta activa, participe o no, después de los Juegos Olímpicos. No doy seguridad al cien por ciento, uno nunca sabe que puede pasar en unos meses, en los que te pueden llegar nuevas oportunidades. Después de las olimpiadas, hasta ahora, sí pienso coger un descanso o retirarme de forma definitiva. Es algo que todavía está en veremos, no es seguro. Realmente estoy pensando bien qué hacer. Todavía tengo un poco de tiempo.
Felicidades a Elisbet !. Y es una lástima por décadas, no hayan podido resolver el tema de la piscina principal donde entrenan en Cuba ! (más bien, una vergüenza)