El partido del año para ambas escuadras. Convencidos de que el triunfo les aseguraría prácticamente un cupo rumbo a la Copa de Oro y al primer nivel de la Liga de Naciones de Concacaf, saldrán a la grama del estadio Pedro Marrero este sábado (3:30 p.m.) las selecciones de Cuba y República Dominicana, en un encuentro que se presume tenso y parejo durante los 90 minutos.
De antemano, los locales parten con un ligero favoritismo, aunque esto no ha sido impedimento para que hayan preparado el enfrentamiento ante los quisqueyanos durante casi cuatro semanas, con énfasis en alcanzar la forma física óptima y perfeccionar situaciones tácticas específicas que golpearon la solidez del conjunto en fechas anteriores, según declaró a Oncuba Raúl Mederos, director técnico de los cubanos.
La buena noticia para la tricolor es el regreso de Arichel Hernández, quien podrá al fin partir –probablemente– en el once inicial, tras rebasar un largo período de lesiones. “Espero estar casi a tope, ahora mismo estoy a un 85 por ciento debido a mi lesión, pero el resto de mis compañeros están mejor y lo importante es sacar adelante el encuentro”, declaró al respecto el talentoso atacante villaclareño.
Contratado en Panamá durante la pasada temporada, Arichel asegura que tanto él como sus compañeros han concientizado la importancia del encuentro: “Saldremos a dar un buen espectáculo y esperamos que el resultado nos favorezca. Sabemos que Dominicana es una selección que viene en ascenso últimamente, han logrado insertar jugadores en otras ligas y tienen un torneo nacional competitivo, sin embargo, confío en que la unión permita que nuestros jugadores muestren calidad y consigamos llevarnos el triunfo”.
La habilidad de Arichel constituirá un bálsamo para Mederos en su afán de consolidar la delantera del conjunto, una de las áreas más endebles debido a la ausencia a última hora de Onel Hernández, solicitado por el entrenador para el choque y quien, pese a tener todos los documentos en orden, debió quedarse en Inglaterra por a la negativa del Inder de dar el paso definitivo y aceptar su presencia en la selección antillana.
El caso de Onel ha sido últimamente motivo de una lluvia de comentarios por parte de los aficionados, tanto en redes sociales como en cualquier esquina del país donde el fútbol ya se codea con el béisbol en las acaloradas conversaciones típicas de peñas y grupos. De cualquier manera, la notable presión iniciada por los medios de comunicación no ha logrado surtir efecto, pues quienes detuvieron el proceso han preferido mantener sus oídos sordos. Una pena, por supuesto, teniendo en cuenta lo que podía aportar el nacido en Morón al equipo anfitrión.
Quien sí saltará al césped del Marrero será otro de los puntales del plantel, Andy Baquero, quien comentó que “este partido es el que define el pase a la Copa de Oro y nos pone con pie y medio en la Liga A de este torneo, por eso nos hemos estado preparando todo este tiempo para obtener el triunfo, desde el momento en que vencimos a Granada. Además, jugaremos en casa y estamos conscientes de que el propósito es ganar de todas, todas”.
“Mucha gente nos vendrá a apoyar y será un aliciente para salir a la cancha y dejarlo todo por conseguir un triunfo. Esta Liga de Naciones nos ha permitido crecer como selección, ya tenemos partidos durante todo el año y debemos aprovecharlo al máximo para seguir mejorando”, enfatizó el polivalente jugador capitalino, quien puede desempeñarse tanto como lateral derecho o en el centro del campo.
Por su parte, Luismel Morris declaró que desea obtener minutos en el partido: “Va a ser un encuentro interesante, de mucho rigor, tanto Dominicana como nosotros estamos en una posición favorable de la tabla y todos los que integramos el equipo queremos jugar, por tanto, es de esperarse un duelo bien entretenido, pero que tenemos que ganar porque nos estamos jugando algo importante”.
El panorama deja una noticia halagüeña: los cubanos tienen bien claro la importancia del choque ante los quisqueyanos y, al menos en el plano sicológico, lucen preparados para afrontar el reto sin confianzas. En este sentido, un factor común en el discurso del entrenador durante las charlas ha sido, según dicen los propios atletas, la idea de proponer un juego ofensivo que desestabilice la defensa rival y no “dormirse” ni un solo instante para no ser sorprendidos en contragolpes.
Habrá que ver si Luis Paradela se mantiene como el delantero centro de la escuadra, teniendo en cuenta que Maikel Reyes ya está totalmente recuperado. El matancero marcha como líder anotador de la selección criolla en el torneo y ofrece ciertas garantías de gol que, seguramente, serán aprovechadas ante Dominicana. La apuesta de Mederos por el nueve estará sustentada, además, por el entendimiento que ha mostrado Paradela últimamente con el cerebro y capitán de la escuadra, Yordan Santa Cruz.
La defensa debe salir invariable con respecto a choques anteriores, mientras en la portería Sandy Sánchez debe regresar al once inicial tras perderse por lesión la visita a Granada. Lo que no es seguro es la disposición táctica, puesto que el 4-2-3-1 que ha empleado Mederos regularmente podría sufrir modificaciones teniendo en cuenta las diferencias de República Dominicana con los rivales caribeños de las primeras jornadas.
Lo que parece seguro es que habrá una buena asistencia de aficionados al Pedro Marrero, teniendo en cuenta, sobre todo, la creciente ola de fútbol que ha invadido a los más jóvenes. Deberá aprovechar la tricolor el empuje del bien llamado “jugador doce”, aunque con la sangre fría suficiente para controlar las emociones en determinados trances del partido que así lo requieran.
La mesa está servida. Dos comensales de prestigio aguardan por el pitazo inicial y regresará al Marrero esa aura que no inunda con frecuencia al vetusto estadio habanero. De antemano, un triunfo cubano representaría un soplo de optimismo de cara a un futuro inmediato y permitiría además acariciar metas más altas, pero, sobre todo, contribuiría a forjar una hinchada fiel a su selección que, en caso de marcharse feliz este sábado de las gradas, regresaría multiplicada en próximos compromisos. Tiempo al tiempo.