Por primera vez, un cubano llega a las “grandes ligas” del fútbol uruguayo. Su nombre, Romario Torres. Tiene 18 años y juega en la selección mayor cubana. Desde abril, previo contrato con el Club Nacional, el juvenil representa una de las camisetas más gloriosas del país y lo hará durante un año.
“Romario es una de las promesas del fútbol cubano”.
“Romario es rápido, inteligente, y polifuncional”.
“Romario es un contención con características muy particulares, tipo aquellos contenciones africanos como Yaya Touré, salvando las distancias”.
El centrocampista Torres acapara la atención de la crítica y no es para menos: un jugador versátil y ágil, que en solo 15 días pudo demostrar sus cualidades para quedarse en el Bolso de Uruguay.
Sabemos que Cuba no tiene tradición futbolera. ¿Cuán difícil fue llevar adelante tu carrera en un contexto donde el deporte universal está precarizado?
Empecé a jugar fútbol a los 7 años. Desde pequeño tenía el sueño de ser futbolista porque mi papá y mis hermanos lo fueron en Cuba. Mi papá siempre fue mi entrenador.
Cuando tenía edad escolar, jugaba en una categoría mayor a la mía: o sea, cuando debía estar en la 7-8 yo jugaba en la 9-10.
Entrenaba en el patio de mi casa a veces, porque llovía y la cancha de entrenar estaba pésima. Por cierto, en mi municipio ahora no hay cancha de fútbol. Yo entrenaba con una sola pelota y unos tacos rotos porque mis padres no podían costear los nuevos.
Desde pequeño tuve que proponerme una meta, porque a pesar de mi edad siempre soñaba estar donde estoy hoy.
¿Habías jugado aquí en Uruguay en otras ocasiones? Sabemos que en mayo firmaste contrato con el Club Nacional de Fútbol. ¿Cómo llegaste a las “Grandes Ligas” del paisito?
Yo había venido a Uruguay en 2022 con la selección de Cuba sub 20, en la cual yo era el más pequeño: solo tenía 17 años. Llegamos acá a una base de entrenamiento donde fue notable el crecimiento que tuvimos. Luego regresamos a Cuba.
Tiempo después, mi actual representante fue a la isla y seleccionó a siete jugadores que fueron al sub 20 ese año. A los dos meses me comunicaron que venía para Uruguay y dije: “na´ eso es mentira, porque nunca pensé que sucedería”.
Cuando recibí la noticia quedé en shock: sabía que el Club Nacional de Fútbol es uno de los mejores cuadros en América del Sur y que Uruguay es un país con mucho desarrollo futbolístico.
Mis expectativas en este club son las de llegar a primera división y defender el escudo tan hermoso que tengo. Y, bueno, lograr mis sueños acá.
Te vimos jugar desde las gradas en el partido amistoso Cuba-Uruguay en abril.
De verdad que me siento muy feliz. Lo que veníamos entrenando nos llegó a salir esa noche tan maravillosa. La derrota la asumimos bien porque fue un orgullo perder solo 2-0 contra un país mundialista.
Para mí fue un gran orgullo porque estaba defendiendo mi bandera. Además, ver a la comunidad cubana apoyándonos en las gradas… Fue muy lindo.
Romario, estamos muy al tanto de la crítica que está siendo extraordinaria. Cuéntanos cómo ha sido tu adaptación al Nacional.
Técnicamente la forma de jugar en Uruguay es muy diferente a la de Cuba. Acá se juega más fuerte, hay que tener mucho dominio de la pelota. Hasta la fecha, he jugado contra Torke, Wander y Liverpool.
Me fue muy bien contra los dos primeros. Entré de suplente e insistí en darle más intensidad, porque solo jugaba 30 minutos. Luché para ayudar al equipo y a mis compañeros y fue bueno el resultado. Pero en Liverpool me lesioné, aunque ya todo está bien.
¿Cómo te han recibido tus colegas uruguayos? ¿Cómo se ha sentido Romario en un país con una cultura tan diferente a la nuestra?
Me recibieron muy bien. Siempre le pedí a Dios que me apoyara porque como ya saben estoy solo en este país. Pero mis colegas me han recibido de lo más corteses y respetuosos.
De mejor jugador del Torneo Clausura de Cuba, Torres devino primer futbolista cubano que llega a Uruguay para integrarse a algunos de los equipos grandes, Nacional o Peñarol. Con este hito, Romario confía en que llegar a la primera división del tricolor es solo cuestión de tiempo y mucho esfuerzo.